Además
RoMa: “Quizás algún día llegue a pintar con una paleta muy reducida, por ahora prefiero empacharme de color”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreavivieca)
Edición: Walter Omar Buffarini //
Un universo de imágenes se abre paso entre líneas sutiles, curvas sobre rectas intentando las formas, manchas que mutan atreviéndose a todo, expandiendo sus deseos para dar vida a los personajes que RoMa (Rosana Marta) logra descubrir y rescatar del mundo secreto al que pertenecen para regalarles una historia en la que el color es protagonista.
Entregada a la tarea de contar, la ilustradora toma su pincel y lo guía sobre el papel. Las cerdas hablan, se estiran, murmuran, hacen silencio y finalmente dejan su huella.
En diálogo con ContArte Cultura, la artista cuenta cómo se inició en el camino de la ilustración y lo que representó “Jirafa azul, rinoceronte verde”, un cuento de Márgara Averbach, que acaba de publicar editorial Amauta, en lo que es su primera obra como ilustradora profesional.
—Para comenzar esta entrevista y a modo de presentación vamos a entregarte cuatro líneas rectas y dos curvas, ¿cuál es la figura que te gustaría crear con ellas y qué tendría de vos esa figura?
—Para empezar les voy a contar que haría con 4 líneas rectas y dos curvas. Con esos elementos me dibujaría a mí misma volando, que es algo con lo que he soñado y que me gustaría poder hacer, pero no como un hobby, lo que quiero decir es que me gustaría poder volar como vuelan los pájaros. Les muestro un dibujo de mí volando para que me vean.
—¿Recordás en qué momento se despertó tu interés por la ilustración?
—Empecé a interesarme por la ilustración hace alrededor de cinco años, pero mi interés por el arte empezó cuando era muy chiquita, me encantaba dibujar, siempre llevaba un cuaderno o algunas hojas para dibujar lo que me llamara la atención. Durante muchos años participé en un taller de escultura, luego de pintura, y ahora estoy muy entusiasmada con la ilustración. Me fascina usar los colores, distribuirlos y mezclarlos, crear nuevos y que aparezcan personajes surgiendo desde las manchas.
—¿De qué manera nace un dibujo en tu interior y cómo lográs volcar esa primera idea sobre el papel o la pantalla?
—Las ilustraciones no siempre aparecen de la misma manera. A veces es una imagen que se insinúa en una forma que veo, y otras es una idea que va tomando forma luego de hacer varios bocetos que fueron a parar a la basura. Las musas vienen cuando a ellas les queda cómodo.
—¿Cuáles son las técnicas que utilizas y cuáles las que más disfrutas durante el proceso creativo?
—Probé varias técnicas y la mayoría tienen su propio atractivo. Me encanta el collage, y también la témpera, pero con lo que me siento más a gusto es pintando con acrílico, porque tiene mucho cuerpo, se puede hacer notar la pincelada, la marca del artista en el papel.
—Contanos cómo se insertan cada uno de tus personajes dentro de una historia.
—A mí me gusta que las ilustraciones de un libro sean variadas, que se desarrollen en distintos ambientes o, si eso no es posible, que los enfoques estén tomados desde distintos puntos, ya que siempre hay una forma de interpretar una escena desde un ángulo particular. En el libro Jirafa azul, rinoceronte verde, aunque los personajes van transitando por el bosque o la sabana, en algunas ilustraciones los saqué de allí y los ubiqué en un lugar que se parece más a una fantasía o un sueño. Por ejemplo, parados sobre la trompa de un elefante. Es más divertido, ¿no?
—Como comentás, fuiste la ilustradora del cuento “Jirafa azul, rinoceronte verde”, de Márgara Avervach, que acaba de publicar la editorial Amauta, ¿cómo viviste esa experiencia?
—Les cuento que Jirafa azul, rinoceronte verde es mi primer trabajo como ilustradora profesional, así que para mí es un logro importantísimo. Yo soy bioquímica, he trabajado y lo sigo haciendo en esa profesión, así que ilustrar de manera profesional es un sueño que se hizo real hace muy poco y me hace sentir feliz. El cuento de Márgara es hermoso, los personajes son muy tiernos y me encantó darles forma y colores. A pesar de que eran azul y verde, en mi fantasía también aparecen con muchos más colores.
—¿Existió un trabajo en conjunto con la autora para dar vida a los personajes de este libro?
—El relato de Márgara data de hace 18 años, así que cuando la gente de Amauta me propuso que lo ilustrara, lo leí con mucho placer, una y otra vez, hasta que empezaron a aparecer en mi cabeza las imágenes de estos personajes tan queribles y los lugares por donde andaban buscando lo que necesitaban… y no les digo más porque si no les voy a spoilear la historia (risas). Pero para contestar la pregunta, no, no hubo un trabajo en conjunto, yo recibí la historia terminada y trabajé a partir de ella.
—¿Qué es lo que no puede faltar en tus ilustraciones?
—No puede faltar color. Creo que ya se los dije, me encanta el color. Quizás algún día llegue a pintar con una paleta muy reducida, como les gusta decir a los que saben, pero por ahora, prefiero empacharme de color.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—En este momento estoy trabajando con un cuento de Mario Méndez, que es una versión muy loca de Caperucita Roja. Me gustan mucho los textos disparatados y este es súper disparatado y gracioso. Ya veremos cómo queda.
—Si pudieras guardar un sueño en la figura de la primera pregunta, ¿cuál sería y de qué color lo pintarías?
—Bueno, es más que obvio que el sueño que guarda esa figura es el de poder volar y creo que sería de un color coral, o rojo, o naranja, o un poco de cada uno de esos.
Además
Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro
El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.
Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.
El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).
“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.
Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.
Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.
Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.
Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.
El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.
El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.
Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.
Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.
Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.
Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.
Además
Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura
Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.
La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.
En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.
“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.
Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.
También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.
En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.
El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.
El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.
Además
Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+
La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.
Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.
Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.
La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.
Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso