Entrevistas
Brianna Callum: “Me cuesta desprenderme de los personajes porque convivo con ellos, son parte de mi vida…”
Por Andrea Viveca Sanz
El viento de la creatividad sopla a su alrededor y ella se entrega a sus impulsos para abrir las alas y levantar vuelo como Brianna Callum, el seudónimo que Karina Costa Ferreyra eligió para despegar como escritora.
De esta manera, se deja llevar por las corrientes de la imaginación y se abraza a las letras que atrapan historias.
Mundos reales y fantásticos se despliegan ante sus ojos y entonces la aventura de escribir se hace posible.
En diálogo con ContArte Cultura, la autora sobrevuela sus libros e invita a los lectores a navegar sus universos creados.
—Imaginemos que te encontrás en un escenario escocés y sos la protagonista de una novela autobiográfica, ¿cómo comenzaría esa historia en la que tenés que presentarte?
—Miro a mi alrededor, y me parece increíble haber llegado hasta aquí. Cuando en el año 2009 me animé a enviar el primer manuscrito a una editorial, no imaginaba que ese primer paso que estaba dando me llevaría a recorrer un camino tan enriquecedor. Un camino que, igual que este paisaje infinito que imaginé tantas veces y con el que hoy me lleno los ojos, estuvo colmado de experiencias que bien podrían representar estas montañas: algunas con laderas suaves cubiertas de hierba pincelada en varias tonalidades de verde y brezos púrpuras y blancos perfumados; otras laderas son más escarpadas y difíciles de escalar y con alguna que otra roca o desfiladero que imposibilita el paso. Porque en este camino hubo satisfacciones y logros, pero también momentos de frustración, y si bien es hermoso lo recorrido, no fue fácil. Diez años después de ese comienzo (y el inicio de esta oración, curiosamente coincide con el título de la primera novela de mi autoría que vio la luz en formato electrónico), el balance es positivo: doce novelas y varios relatos publicados, un montón de gente querida que conocí gracias a este mundo de letras e historias, sueños cumplidos y muchos más que espero concretar… Porque cuando uno ama lo que hace, abre las alas igual que el águila real y remonta vuelo con sus sueños, y enfrenta las tormentas y los vientos fuertes por ellos. Solo así se logra alcanzar las metas, solo así se logra alcanzar esos sueños.
—Elegiste un seudónimo para atravesar el camino de las letras, ¿qué significado encierran esas dos palabras que te han permitido desplegar las alas y atreverte a volar sobre las páginas en blanco?
—Esas dos palabras, esos nombres, son los que me permitieron fluir, desdoblarme en el comienzo, cuando mi autocrítica era tan implacable que todo lo que Karina escribía terminaba en la basura. Brianna se apropió de esas historias y Karina ya no tuvo autoridad sobre ellas para borrarlas o romperlas. Fue una necesidad psicológica, no para ocultar mi identidad real, que jamás lo hice, sino para animarme a plasmar en papel o en la computadora las historias que durante años habían habitado solo en mi cabeza.
—¿Recordás el momento exacto en el que decidiste plasmar en tus historias lo que te dictaban los remolinos de tu imaginación?
—Creo historias desde siempre, desde chiquita; pero la autocrítica hizo que en un momento de mi adolescencia todo lo escrito fuera a parar a la basura, y eran varios cuadernos. Durante muchos años me limité solo a seguir inventándolas para mí, ya que quedaban en mi cabeza, porque ¿cómo detener la imaginación? ¡No se puede! Yo al menos, no pude. Y me animé por fin a plasmarlas en la computadora gracias a mi sobrina Marisa, que fue quien en una conversación me alentó a escribir para ella esas historias. Ese también fue el momento exacto en el que surgió el seudónimo.
—Contanos qué no puede faltar en tu espacio de escritora.
—No pueden faltar cuadernos y blocks que utilizo para tomar apuntes, crear fichas de personajes, árboles genealógicos, y también para escribir algunas escenas cuando no puedo hacerlo directamente en la computadora. Lápices negros (mis preferidos son los Faber Castell 2 HB o alguno similar que tenga grafito suave), hojas blancas lisas para armar las líneas de tiempo, papelitos autoadhesivos de colores, resaltadores, goma de borrar y sacapuntas, libros, documentos y objetos de acuerdo a la temática, época y escenarios en los que se desarrolle la historia que tenga en producción; mi netbook, conexión a internet, crema de manos y algún perfume ambiental o vela perfumada. De todos modos, también puedo escribir algunas escenas en el río o en el patio de casa desde donde tengo una vista privilegiada de las sierras y del Cerro Uritorco y en ese caso solo tener un cuaderno y un lápiz.
—¿Cuál es el camino que recorrés para dar nacimiento a cada uno de tus personajes?
—Cuando algo, lo que sea, enciende en mí la chispa de una nueva historia, primero me tomo un tiempo para darle forma en mi cabeza. Es en este punto donde evalúo qué quiero contar, en qué lugar geográfico, en qué época, y quienes serán los protagonistas. Una vez que tengo esto considerado, comienzo el proceso de investigación y documentación para ambientar la historia de manera verosímil y también el delineado de personajes. Al crear cada personaje, principal o secundario, lo hago contemplando todos los aspectos y lo voy registrando en fichas: nombre y apellido; fecha y lugar de nacimiento y de muerte, en caso de corresponder; características físicas, psicológicas, emocionales, posibles traumas, etc.; entorno de crianza y de vida en el momento en el que transcurre la trama, nivel de estudios, profesión, lazos familiares (árbol genealógico), amistades, relaciones, etc. Estas fichas también se van completando a medida que escribo. Después confecciono una línea de tiempo en la que voy registrando un resumen de la trama, esto lo hago antes y durante el proceso de escritura. Entonces, empiezo a escribir, y los personajes cobran vida y fluyen. Cada diálogo, pensamiento, acción o decisión que ellos tomen, sin excepción, tiene que ser coherente con las características delineadas.
—¿Cuáles son las piezas fundamentales para armar el gran rompecabezas que constituye cada novela histórica o contemporánea que escribís?
—En primer lugar, una vez elegido el escenario y época en la que transcurrirá la novela, destaco la importancia de la investigación y documentación. Esto es fundamental para darle veracidad a lo que se quiere contar, no importa si es contemporánea o histórica. Los personajes y su entorno tienen que ser creíbles, la trama tiene que ser coherente… considero que esas son piezas fundamentales en cualquier obra.
—¿De qué manera lograste pincelar las costumbres y los ambientes en tu serie Highlands?
—Con muchísima investigación y documentación, de otra forma hubiese sido imposible.
—Tenés algunas novelas que tocan el tema de las vidas pasadas, ¿cómo fue tu experiencia al trabajar con esa temática?
—Fue maravillosa. Indagué sobre el tema y busqué material sobre experiencias personales para desarrollar la trama, también realicé un par de regresiones. Desde la publicación de la novela (primeros bocetos en 2009 y 2010, y finalmente la publicación con Nowevolution Editorial en 2013) fueron muchos los lectores que me escribieron o contaron que se sintieron identificados con la historia y las sensaciones de los protagonistas; eso fue extraordinario.
—¿Te resulta complicado saltar de un género a otro y desprenderte de tus personajes?
—Sí, sobre todo me cuesta desprenderme de los personajes porque durante el proceso previo y durante la etapa de producción, revisión, etc., convivo con ellos, son parte de mi vida… los pienso, los siento, los entiendo, entonces cuesta dejarlos ir.
—¿En qué lugar y en qué tiempo ubicarías la llama capaz de encender tu próximo sueño literario?
—Con mucha alegría les cuento que mi sueño literario más reciente está a punto de salir a la luz. El lugar es Capilla del Monte, Córdoba, Argentina, y el tiempo va entre los años 1896 y 1927. La novela, que se titula Donde quedaron los sueños, recoge la historia de Victoria Llorca, personaje que vimos aparecer de manera superficial en El perfume de las gardenias y en Huellas en el alma y que merecía tener su propia novela. Espero que la historia de Victoria y Martín toque sus corazones y la amen tanto como amaron las historias de Clara y Wenceslao, Ángeles y Juan.
Karina Costa Ferreyra (Brianna Callum)
Nació el 20 de marzo de 1975 en Capital Federal. Desde el año 2006 reside en Capilla del Monte, Córdoba, Argentina. Es autora de relatos y de novelas románticas: contemporáneas y de ficción histórica.
Con relatos de su autoría, resultó entre los ganadores en certámenes de Literatura tanto en Argentina como en España. Se desempeñó como jurado en diferentes concursos literarios. Participó en varias antologías.
En 2017, su novela “Huellas en el alma” ganó el Fondo incentivo a la Actividad Editorial, otorgado por la Municipalidad de Córdoba.
En marzo de 2018, en reconocimiento a sus novelas publicadas ambientadas en Escocia, la Fundación Highlands Titles Nature Reserve, le obsequia una parcela souvenir ubicada en el bosque de Glencoe, Escocia, y el Título de cortesía de Lady de Glencoe.
Actualmente cuenta con más de una decena de libros publicados tanto en papel como en formato electrónico.
Novelas publicadas
- Huellas en el alma (2017 – El Emporio Ediciones, Argentina).
- El perfume de las gardenias (2016 – El Emporio Ediciones, Argentina).
- Un instante… y para siempre (2015 – El Emporio Ediciones, Argentina).
- Juramentos de sangre (2013 – Editorial Nowevolution, España).
- Serie Highlands: I- El Guardián de mi corazón; II- Rehén de tu amor; III- Corazones enemigos (Ediciones de autor/Amazon).
- Serie Enamorados: I- Mi corazón es tuyo; II- Oculto en el corazón (Ediciones de autor/Amazon).
- Romances contemporáneos: Carrusel, la historia de un amor; Besos negados (Ediciones de autor/Amazon)
- Otros títulos: Diez años después.
Antologías
- Historias que enamoran (Autores Varios, 2016 – El Emporio Ediciones, Argentina).
- Venus, Antología Romántica (Autores Varios, 2016 – Editorial Nowevolution, España).
- En las puertas del infierno y otros relatos (Brianna Callum, 2015 – Amazon).
- 54 Corazones tras la Esperanza, Antología Solidaria (Autores Varios, 2015 – Editor: Asociación Todos con Alex, Internacional).
- Gotas de Primavera (Autores Varios, 2014 – Editorial Dunken, Argentina).
- Pasión y Amor (Autores Varios, 2014 – El Club de las Escritoras, Internacional).
- Tinta de Poetas 2.0 (Autores Varios, 2013 – El Mensú Ediciones, Argentina).
- Plumas Entretejidas (Autores Varios, 2013 – Editor: Revista Pluma Amateur).
- Pasión de Navidad (Autores Varios, 2012 – El Club de las Escritoras, internacional).
- Ese amor que nos lleva (Autores Varios, 2012 – Ediciones Rubeo, España).
- Cien mini relatos de amor y un deseo satisfecho(Autores Varios, 2012 – Éride Ediciones, España).
Web:
https://www.briannacallumescritora.com
Facebook:
https://www.facebook.com/BriannaCallum
Instagram:
https://www.instagram.com/briannacallum_escritora
Tienda online:
http://libreriaromantica.mercadoshops.com.ar
Entrevistas
Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.
—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
Entrevistas
Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
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Florencia Ghio presenta “Aguas Turbias”, una historia que lleva al lector por una variada gama de emociones
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Hay un rumor, un murmullo por encima y por debajo. La evidencia flota, va y viene. Pero el agua arrastra las palabras, se lleva las voces, esconde. No se ve lo que no se quiere ver. O lo que no se debe. La verdad se hunde, toca fondo. Es barro entre los dedos. Y mancha.
En “Aguas Turbias”, la última novela de Florencia Ghio editada por El Emporio, flotan varias verdades, como un rumor debajo de lo que se lee, van y vienen. Se convierten en imágenes, en sonidos y en aromas, mientras ella bucea para rescatarlas. Para que la verdad nunca se manche.
En diálogo con ContArte Cultura, la escritora cuenta cómo nació la obra y de qué manera descubrió a los protagonistas de esta historia.
—Vamos a comenzar esta charla haciendo foco en una palabra que flota entre las páginas de tu novela: justicia. A modo de presentación del libro y de sus protagonistas, si pudieras elegir una imagen o un objeto simbólico que represente esa justicia, ¿cuál elegirías y por qué?
—Elegiría la clásica estatua de la justicia pero con su balanza completamente inclinada hacia un lado y sus ojos vendados. Porque es un poco eso lo que se ve en esta novela, una justicia que es ciega, y también sorda, por eso el protagonista de mi libro, que dice ser el chivo expiatorio de un crimen que no cometió, tiene que venir desde un pueblo del sur y salir a clamar su inocencia por altoparlantes en un subte de Buenos Aires.
—Y a partir de esa imagen viajemos al principio. Sin dudas, siempre existe un germen que da vida a las cosas. Seguramente tu novela también es producto de ideas o situaciones que fueron semillas en la tierra de tu imaginación. ¿Recordás cómo y cuándo comenzaste a sembrar esta historia?
—Yo digo que en lo que va de mi carrera de escritora, en las dos novelas que escribí y en la que estoy escribiendo ahora, me pasó que no busqué las historias sino que las historias me buscaron a mí. Aguas Turbias está inspirado en un caso real, y surgió a partir de que viera por televisión a un joven que se había fabricado una máscara de chivo y andaba por los subtes suplicando que alguien lo escuchara. Había estado preso por el crimen de su madrastra que él juraba no haber cometido, y le aterraba la idea de que lo condenaran. Me impresionó el mecanismo, recurrir a su creatividad para escapar de ese infierno, eso me llevó a averiguar qué le había pasado y me inspiró para escribir la novela, en donde los personajes, lugares y la mayoría de los sucesos son ficticios, pero ese fue el puntapié inicial que me sumergió en esta novela.
—Aleida, tu protagonista, es una mujer que lucha por sus ideales, va en busca de justicia pero también pelea contra sus propios monstruos. ¿Cómo viviste el proceso de construir ese mundo interior con tantos matices?
—Aleida San Martín es un personaje que rescaté de mi anterior novela El Ciudadano. Es una abogada honesta e idealista, de esas que estudió derecho porque ama la justicia. Al mismo tiempo, es una guerrera; logró superar una historia familiar traumática, para convertirse en una funcionaria pública que trata de rescatar a toda persona que atraviesa un infierno, porque ella sabe lo que es estar ahí y no quiere que nadie más lo tenga que vivir. Aguas Turbias la va a encontrar en un tramo de su vida en que está en caída libre, porque ahora, aun con las secuelas de sus anteriores traumas, tiene que luchar contra el acoso laboral, se siente muy sola, y todo eso le provocó una fuerte adicción al casino, que en esos momentos encuentra como su única vía de evasión. En estas condiciones se cruza a García Robledo en el subte y, conforme a su esencia, no puede quedar indiferente a su historia. Intuye que él no miente, pero ella no puede ejercer la profesión por ser funcionaria, y además vive en Buenos Aires, así que veremos si, en su estado, logra tomar decisiones tan difíciles para ayudar al chico de la máscara. Para el proceso de construcción de este personaje me ayudó mi especialización en violencia familiar y también hablé con psicólogas expertas en ludopatía.
—También el personaje de García Robledo, el chico de la máscara, tiene sus claroscuros, ¿qué fue lo primero que percibiste de este protagonista al momento de escribirlo?
—García Robledo es un muchacho que antes de pasar por ese infierno amaba la vida, pero luego de esto se ha decepcionado completamente de ella. Descree de las instituciones de su localidad pero, al igual que Aleida, es un guerrero que, en su caso, salió de su pueblo a buscar si al menos en alguna otra parte existía esa justicia que no lograba encontrar. El lector tendrá que averiguar si con toda esa lucha la logra despojar de la venda que tiene en sus ojos y cambiar la inclinación de esa balanza que parece desvencijada.
—Como ya comentaste, hay una cierta continuidad de “Aguas turbias” con “El ciudadano”, tu anterior novela, ¿qué hilos temáticos presentes en ambas historias te gustaría seguir sosteniendo en un futuro?
—Por el momento los casos judiciales reales o ficticios han sido fuentes de inspiración, no sé si quisiera mantener algún hilo temático en particular, pero sí escribir el tipo de literatura que a mí me gusta leer, aquella que no es puro entretenimiento sino que te deja reflexionando y retrata distintos tipos de realidades, algunas veces invisibilidades o desconocidas para quien no las transita, así como en El Ciudadano abordé, además de la violencia familiar y el funcionamiento de la justicia, la política migratoria argentina. Creo que esa también puede ser una de las funciones de la literatura y de la cultura en general. Como lectora, a los libros que solo me entretienen los olvido no bien termino la última página, en cambio el otro tipo de literatura es la que me ha marcado como persona, no solo la recuerdo sino que en determinados momentos de mi vida regreso a ella para releer, aunque más no sea algún párrafo.
—Como en todo policial, en esta novela hay un crimen alrededor del cual se teje la trama. ¿Cuáles son las emociones que te atraviesan al transitar esos escenarios con la palabra y con la imaginación?
—Creo que en Aguas Turbias, que tiene componentes del policial pero también es un drama y tiene romance, el lector va a atravesar una variada gama de emociones y estados de ánimo. Se me ocurren, por ejemplo, indignación, tristeza, intriga, alegría, entre otras.
—¿Seguirá la doctora Aleida San Martín presente en próximas historias?
—En la novela que estoy escribiendo ahora la doctora San Martín no es parte, pero no descarto que en algún momento vuelva.
—Para concluir, ¿cuál sería el color que elegirías para representar el espíritu de tu novela y por qué?
—Elijo el gris topo, por todo lo que acontece.- El lector tendrá que averiguar si ese color puede llegar a cambiar en algún momento de la novela.
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