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Literatura

Clarice Lispector y sus crónicas: un ejercicio exploratorio del mundo a través del lenguaje

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Por Emilia Racciatti (*)

Clarice Lispector mantuvo con la escritura periodística un vínculo sostenido en el tiempo desde el que se permitía reflexionar sobre sus conversaciones con taxistas, las lecturas recomendadas a sus empleadas o la relación con sus amigas pero también marcar su postura sobre autores latinoamericanos contemporáneos o su preocupación por el hambre en Brasil, y todos esos temas forman parte de un nuevo libro que compila la totalidad de sus crónicas y presenta 120 textos inéditos.

“Escribir es saber respirar dentro de la frase” puede leerse en uno de los materiales que integran este libro titulado “Todas las crónicas” y publicado por Fondo de Cultura Económica, en el que están sus trabajos para el Jornal do Brasil, Última Hora, la revista Senhor, inéditos y las crónicas publicadas en “El desconocimiento del mundo” y “Para no olvidar”.

Se trata de materiales escritos entre 1946 y 1977 que están divididos en tres partes: una primera con su experiencia en el Jornal do Brasil, donde trabajó entre 1967 y 1973; una segunda con colaboraciones sueltas en medios diversos; y una tercera con las crónicas que se publicaron en el libro “Para no olvidar”.

Si algo permite “Todas las crónicas”, traducido por Regina Crespo y Rodolfo Mata, es ver la amplitud de temas que movilizaban a Lispector (Ucrania, 1920 – Brasil, 1977) y en general con todos ellos lo que lograba era pasarlos por el tamiz de su vínculo exploratorio con el lenguaje. Para la autora de “La hora de la estrella”, no había etiquetas al momento de poner en funcionamiento su oficio de escritura.

Algunos hablaban de su “no estilo” como una marca que se imponía al momento de escribir novelas, cuentos, libros para niños e innumerables crónicas periodísticas. En esa diversidad, Lispector apostaba siempre, parecía entender a la escritura como un espacio de exploración en el que salir indemne no era una posibilidad.

Y es ese hábito una de las insistencias que puede encontrarse en el libro. “Escribir para los periódicos no es tan imposible: es leve, tiene que ser leve, e incluso superficial: el lector, al relacionarse con el periódico, no tiene ni la voluntad ni el tiempo de profundizar. Pero lo que se volverá después un libro exige a veces más fuerza que la que aparentemente se tiene. Sobre todo cuando se tuvo que inventar un método de trabajo propio, como me sucedió a mí y a muchos otros”, dice en uno de los textos titulados “Escribir”.

¿Cuándo ubicó ese momento? “Cuando conscientemente, a los trece años, tomé posesión del deseo de escribir -cuando era niña escribía, pero no había tomado posesión de un destino-, tomé posesión del deseo de escribir, me vi de repente en un vacío. Y en ese vacío no había quién me pudiera ayudar”, reconoce.

En el prefacio del volumen, Marina Colasanti cuenta que fue ella quien recibió por primera vez a Lispector en la redacción de Jornal do Brasil cuando llegó para trabajar en 1967 en Cuaderno B, un suplemento de los sábados de ese diario.

Colasanti cuenta que al principio de ese trabajo iba a la redacción, y después “mandaba sus textos con una empleada, en un sobre grande de papel de estraza, siempre igual, firmado con aquella letra difícil, la única letra que el incendio, que le había engullido la mano derecha, le permitía”. Ese incendio fue en 1966, cuando se fue a dormir después de consumir ansiolíticos y con un cigarrillo en la mano y se despertó en una habitación prendida fuego. De esa experiencia le quedaron cicatrices que afectaron su mano.

Lispector comenzó a publicar en ese medio en el año 1967, donde Colasanti era la responsable de recibir y editar sus textos. Ante el pedido de la cronista de que tuvieran cuidado con los artículos entregados porque no tenía copias, la redacción decidió que esas colaboraciones semanales fueran recibidas en una caja separada y exclusiva.

Pero también había sugerencias por parte de Lispector, como recuerda su editora en este libro, y una de esas recomendaciones era que no se movieran sus comas: “Mi puntuación es mi respiración”, dijo más de una vez. Esa frase es recuperada en esta introducción en la que Colasanti destaca que nunca hubo una coma retirada de lugar.

Justamente en uno de los trabajos titulado “Respiración”, Lispector confiesa que muchas veces le preguntaron cómo escribía y ella se daba cuenta, adivinaba qué estaba escribiendo esa persona y si tenía alguna dificultad. “No puedo dar lecciones sobre cómo escribir pues en mí el proceso y la elaboración se hacen inconscientemente hasta que todo madura y sale a flote”, argumentaba.

Su “preparación” consistió en “aprender a respirar, en no traicionar” su modo de escribir, “lo que algunos llaman estilo” y ella prefiere llamar “estilo natural”. También en ese texto sostiene que no puede vivir con lo que ganaba por sus libros. “El remedio es ser periodista y tener otro trabajito más: acumulando trabajitos uno junta el dinero necesario para tener una vida apenas razonable, financieramente hablando. En medio de todo ese trabajo, hay que hallar el tiempo para investigar un poco su literatura”, planteaba.

Y su literatura logró expandir los alcances de lo narrado, iluminando elementos que habían permanecido invisibilizados, ubicados en segundo plano por una forma narrativa más dedicada a los acontecimientos. Esa era su exploración: la de poner en movimiento un maquinaria narrativa que repensara la representación del mundo y lograra activar una forma nueva de habitarlo.

Algunas de las crónicas reunidas en este libro pueden leerse como el origen de poemas como “El dolor” y “El niño” o los cuentos “Hacia allá voy” y “Los desastres de Sofía”. En esa escritura inicial que ponía en marcha al elaborar los textos que debía entregar periódicamente a la prensa está muy presente el devaneo como modo de construir ideas y la potencia de lo cotidiano para incursionar en la mirada metafísica.

“Lo que nos salva de la soledad es la soledad de cada uno de los otros. A veces, cuando dos personas están juntas, a pesar de que hablan, lo que se comunican silenciosamente una a la otra es el sentimiento de soledad”, escribe en el texto titulado “La comunicación muda”, en el que grafica ese registro exploratorio desde el que describía y nombraba al mundo.

La bifurcación, el devaneo y el rodeo son elecciones que predominan en sus crónicas, alejándose de las estridencias vociferadas, Lispector se basó en esos elementos para contar el mundo que habitó y hoy, a 45 años de su muerte, sigue generando interés, curiosidad y pasión entre lectores y lectoras de todo el mundo.

(*) Agencia de noticias Telam.

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Literatura

“Gordon”, una novela sobre el oscuro mundo de la violencia política en los 70

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PH: Alejandra López

El reconocido historiador y periodista Marcelo Larraquy, autor de best sellers de investigación sobre la violencia política en Argentina, incursiona por primera vez en la ficción con “Gordon”, una novela que reconstruye la historia de Aníbal Gordon, un delincuente común que se convirtió en uno de los personajes más siniestros de las bandas parapoliciales de los años 70.

La novela, editada por Sudamericana, transcurre en los primeros años de aquella década, en un país convulsionado por la dictadura militar y la proscripción del peronismo. En ese contexto, los grupos guerrilleros protagonizan acciones armadas, mientras el aparato represivo responde con secuestros, torturas y ejecuciones clandestinas.

En este entramado de violencia, crimen y política, emerge la figura de Gordon, un ladrón que pronto deja atrás su carrera delictiva para adentrarse en los servicios de inteligencia y en los sótanos más oscuros del terror institucional.

Larraquy, historiador graduado en la Universidad de Buenos Aires, tiene una extensa trayectoria como investigador del pasado reciente del país. Fue jefe de la sección Investigaciones del diario Clarín (2011-2016) y periodista de la revista Noticias (1995-2003). Su obra ha sido distinguida con el Premio Konex en dos oportunidades y sus libros han sido publicados en España y México.

Con “Gordon”, su decimotercer libro y primera incursión en la narrativa de ficción, Larraquy adopta un enfoque novelado para contar una historia real. Su pluma ágil y documentada traslada al lector a una Argentina donde los límites entre la delincuencia común, la política y la represión estatal se desdibujan en un entramado de traiciones y alianzas impensadas.

En palabras del autor, “‘Gordon’ es una historia sobre cómo un delincuente común puede convertirse en un engranaje clave de un aparato represivo. Es el relato de una época en la que la violencia era el lenguaje predominante y donde los protagonistas se movían en una zona gris, con lealtades cambiantes y códigos propios”.

A lo largo de su carrera, Larraquy ha publicado libros fundamentales para entender la historia argentina reciente, entre ellos “Marcados a fuego”, “Los 70”, “Fuimos soldados” y “La guerra invisible. El último secreto de Malvinas”. Su nueva novela se suma a esta lista con la promesa de un relato atrapante y profundamente documentado.

(Fuente: Agencia Noticias Argentinas)

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Literatura

Del Fondo Editorial se adelanta con sus novedades para el otoño

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Con la proximidad del otoño, Del Fondo Editorial hizo públicas sus novedades literarias para disfrutar en esa estación del año.

Para los amantes de una disciplina transformadora del cuerpo y el espíritu llega “Yantra Yoga- El Yoga tibetano del movimiento” de
Norbu, Chögyal Namkhai.

“El poder de los principios” es la nueva publicación de los libros de Napoleon Hill.
Es casi una novela la historia de su contenido.
Veinte años antes de la publicación de su obra maestra «Piense y hágase rico», Napoleon Hill era profesor, filósofo y escritor en el Instituto George Washington de Chicago, donde impartía cursos de publicidad y ventas. Se creía que estas conferencias, se habían perdido en la historia. Pero Jeffrey Gitomer, trae la base misma del legado de Hill: sus notas, cartas y conferencias originales perdidas hace mucho tiempo.

Asimismo, Del Fondo anticipó que en la Feria del Libro estará Marcial Conte editor de los libros de Napoleon Hill para Latinoamérica.

Desde la editorial también anticiparon los clásicos de la literatura de este mes de marzo:

“El fantasma de Canterville y otros cuentos” de Oscar Wilde es una colección de relatos que combina humor, crítica social y elementos fantásticos, mostrando el ingenio y el estilo inconfundible del autor.

“Rimas y Leyendas” de Gustavo Adolfo Bécquer es una obra icónica del Romanticismo español que combina poesía y narrativa para explorar temas universales como el amor, el desengaño, la muerte y el misterio.
Bécquer emplea un lenguaje sencillo pero profundamente evocador, logrando transmitir la profundidad de los sentimientos humanos.

“El camino dorado” es una entrañable novela de Lucy Maud Montgomery, autora de la célebre serie “Ana la de Tejas Verdes”. Ambientada en un pintoresco pueblo de la Isla del Príncipe Eduardo. La narración, repleta de nostalgia, se centra en Beverley King y su prima Sara Stanley, conocida como “La niña de los cuentos”, una joven con un don especial para relatar historias mágicas que cautivan a quienes la escuchan.

Este libro es la continuación de “La niña de los cuentos”, y es también un viaje literario que tocará el corazón de lectores de todas las edades.

Los fans de Virginia Woolf Podrán disfrutar de “Ensayos”.
Este volumen es una invitación a sumergirse en la mente de una de las escritoras más innovadoras del siglo XX, cuya pasión por la palabra escrita sigue resonando con fuerza en el presente.

(Fuente: Andrea Vázquez – Prensa Del Fondo Editorial)

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Historias Reflejadas

“Sin fronteras”

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Sin fronteras

En la gran colmena que constituyen cada uno de los países del mundo, el encuentro aún es posible.

Un rítmico decir de tambores lejanos, clama desde el continente negro. ¿Lejano para quiénes?

Culturas que se interpelan unas a otras, caminos cruzados de penas y dolores.

África sangra ausencias, llora angustias de mujeres despojadas de su esencia, obligadas a enterrar el precioso tesoro de la libertad, se lamenta por aquellos hombres encadenados a los deseos caprichosos de algunos, que ambicionan y controlan, y mira con dolor a miles de niños abrazados por los sonidos de la selva, que se entregan abandonados a los latidos de un destino sin final feliz.

Si lográramos mirar más allá de nuestra propia celda, si por un instante pudiéramos detenernos a escuchar el llamado de los tambores lejanos y hacernos uno con sus latidos, tal vez sería posible desdibujar las fronteras que aíslan y lastiman.

En la gran colmena que constituye este planeta, es tiempo de desplegar las alas, levantar vuelo y crear una corriente de respeto, amor y paz.

Andrea Viveca Sanz

Se reflejan en esta historia: “Bajo el sol de Kenia” de Bárbara Wood, “Caballo de Fuego (Congo)” de Florencia Bonelli, “La masai blanca” de Corinne Hofmann y “Africa, tormenta de libertad” de Hernán Lanvers.

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Propietario: Contarte Cultura
Domicilio:La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA En Trámite
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