

Literatura
Manuscritos bajo el mar: una verdadera experiencia literaria
Karina Almada, Sabrina Mercado y Vanesa Spinelli son tres escritoras que se embarcaron en la aventura de conquistar un sueño: crear Cofres Literarios Premium que enlazan libros de autores clásicos con productos artísticos de diseños originales.
Cada mes, “Manuscritos bajo el mar” presenta un autor diferente y ofrece tres líneas de cajas literarias (Jade| Zafiro| Diamante) en una miscelánea creativa para que el lector transite una vivencia única e irrepetible. Contienen objetos realizados por ilustradores, dibujantes, artesanos, joyeros, diseñadores, artistas plásticos, uniendo creadores de diversos rubros para componer objetos de belleza única.









Desde el lanzamiento del emprendimiento -en febrero de este año- hasta la fecha, los escritores seleccionados han sido Jane Austen, Virginia Woolf, Franz Kafka y Julio Cortázar.
Los cofres



El cofre Jade fue pensado para regalarse o regalar una experiencia de lectura única, que permite el disfrute de las letras. El Zafiro, para los lectores fans que desean coleccionar objetos especiales de su autor favorito. El Diamante se distingue por la exclusividad en un concepto único e irrepetible: incluye una joya de plata 925 realizada especialmente para el emprendimiento.
En su tienda online www.manuscritosbajoelmar.com.ar están detallados los elementos que componen las diferentes cajas literarias, que se pueden adquirir desde el carrito de compras.
Siempre hay promociones disponibles para disfrutar de esta verdadera experiencia literaria.
El proyecto se puede seguir desde las redes sociales de Instagram y Facebook como “Manuscritos bajo el mar” y así enterarse de todas las novedades.

















Entrevistas
Martina Tolosa cuenta ‘Viracocha’: “No siento más que gratitud y locura por esta historia, nunca me la voy a olvidar”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Toca las tumbas. Recorre con sus dedos los restos de una vida. Y de otra. Y otra más. Toca la muerte, la sombra que vigila. Cuelga de los pájaros que anuncian, sobrevuelan la desgracia, planean sobre la sangre derramada. Después.
“Viracocha”, la primera novela de Martina Tolosa, es una historia fuerte y oscura. A lo largo de las páginas una sombra va cubriendo la vida de sus personajes, que avanzan sin avanzar, como si estuvieran en el mismo sitio y las espinas se clavaran en sus mentes enfermas.
Con escenarios que acompañan el desarrollo del argumento, los protagonistas atraviesan temáticas reales fusionadas con elementos fantásticos que, sin dudas, potencian el relato.
En diálogo con Contarte Cultura, la escritora cuenta acerca de sus comienzos y del proceso creativo de su obra.
—Vamos a comenzar esta charla con un juego de presentación. Recorriendo las distintas escenas de tu novela, ¿podrías sumergirte en una de ellas, hacerte parte de ese decorado y traernos desde allí algún objeto o imagen que nos pueda contar algo de vos?
—El cementerio de Cachi, como sujeto ambiente, tiene una gran importancia en la historia. La obsesión de Julieta por el cementerio es también mi obsesión; cada vez que tengo la suerte de conocer algún lugar nuevo, chequeo si tendrá algún cementerio que se destaque. Pienso mucho en la muerte, en las tradiciones de las diferentes culturas ante ella, en los que se van y los que se quedan. Hace poco viajé a Nueva York y, la primera noche que estuve ahí, al volver de cenar, una mujer se había tirado al vacío en el hotel vecino al mío. Estuve días enteros pensando en ella, mirando sus redes sociales, las de sus familiares, las cosas que le escribían. Me parece un tema fascinante y misterioso que quizá, pienso, se exacerbó en los últimos años por la muerte de mi viejo, pero siempre fue un asunto que me llamó mucho la atención.



—Y a partir de esa primera pincelada que nos da alguna información sobre vos, nos gustaría ir más allá, ¿recordás cuándo nació tu interés por la escritura?
—Desde siempre estuve súper interesada por la escritura y la lectura, que me parece que siempre van de la mano. Mis viejos hicieron muchísimo hincapié en la lectura desde mi infancia, y creo que la escritura vino con eso. Además de que me compraban muchos libros, siempre se generaron espacios para imaginar, para crear. Un detalle: cuando mi mamá me llevaba a la escuela a la mañana, para que no me quedara dormida en el auto, empezaba a gritar en el camino: “¡No lo puedo creer! ¡Mirá esa jirafa! ¿La ves?”. Y yo no, obviamente no la veía, porque no estaba, pero a medida que iba nombrando todos los animales que imaginaba en el camino, yo también los veía. Era nuestro juego y me encantaba. Así con todo. Mamá toda la vida alentó las cosas que tuvieran que ver con la creatividad. Y mi papá también, pero más específicamente con la lectura.
—Vayamos a “Viracocha”, tu primera novela, ¿cuál fue su punto de partida?
—La idea de partida fue una escena que aparece en uno de los primeros capítulos: una mujer que, por un motivo x, decide no volver a besar a su marido. La idea siguiente fue una pareja que tiene que viajar al interior del país por un familiar enfermo. Empecé a escribirla en plena cuarentena y pensé en esa posibilidad, que era muy terrible porque para viajar en esa época tenías que presentar todos esos permisos y papeles. El resto de la historia vino después. Como soy de Puerto Madryn, yo quería escribir algo que tuviera lugar en el interior del país. Abrí el Google Maps y encontré Cachi. No conocía el pueblo ni nada. Después tuve la suerte de poder conocer el lugar y creo que eso le hizo muy bien a la historia, le dio otras imágenes más vinculadas a los paisajes y costumbres del norte de las que yo no tenía idea.
—Sin dudas se trata de un texto incómodo, cargado de imágenes que impactan contra las emociones del lector. ¿Cómo viviste ese proceso de ir encastrando cada pieza para hacer avanzar una historia que duele desde la primera página?
—Había veces que tenía que escribir escenas que me resultaban muy difíciles y pateaba el momento, pensaba que primero mejor limpiar, comer algo, tomar un café, leer un libro. Me engañaba a mí misma asegurándome de que seguro después de eso escribiría mejor esa escena difícil. Luis Mey -escritor amigo y tutor de obra- me “cagaba a pedos” por las inseguridades y miedos. De todos modos, disfruté un montón el proceso. Cuando escribo pienso en lo que a mí me gustaría leer y no hay cosa más satisfactoria que estar en la casa, tomando un café o un vinito, dejándose llevar por la historia. Llegó un momento, en la primera escritura, en donde los personajes ya tenían ciertos rasgos, actitudes, personalidades, y yo no podía luchar contra eso. A veces escribía algo, después lo releía y pensaba: “No, Julieta jamás hubiera dicho eso”. Esas cosas de la escritura, esa vida propia que toman los personajes y las historias me fascinan.
—¿De qué manera llega el dios Viracocha y sus sombras a tu texto?
—Cuando pude conocer Salta se gestó todo el tema de Viracocha. También lo de las momias. Yo no conocía el Museo de Arqueología de Alta Montaña, por ejemplo. Cuando me enteré le dije a mi marido que teníamos que ir sí o sí, porque sabía que eso iba a ser un elemento súper valioso para la historia. Al igual que las momias, todas las cosas más espirituales llegaron cuando pude ir a conocer: el día de las almas, el cementerio, las apachetas. Yo sentí que Cachi era el escenario perfecto para mi novela, pero toda Salta tiene una cosa mística muy fuerte y muy tremenda. Serán los paisajes, la gente, la historia, no sé.
—Julieta, la protagonista, está atravesada por un deseo que la lleva más allá de lo esperable. Si pudieras elegir la escena que más te dolió escribir, ¿cuál sería y por qué?
—Todo lo de Julieta me costó mucho en general. Las escenas violentas fueron difíciles, pero lo que más me dolió fue todo lo referente a su maternidad, porque las cosas que le suceden son cosas a las que yo les tengo mucho miedo en mi fuero íntimo.
—Javier es un personaje que fuiste mostrando a través de sus acciones. ¿Qué cosas te ayudaron a darle vida y personalidad?
—Intenté hacer que Javier fuera lo más desagradable posible. Una vez que escribí algunas escenas, lo mencioné anteriormente, él fue tomando vida propia. También me interesaba esto de que no fuera un monstruo completo todo el tiempo; hay situaciones en donde muestra cierta sensibilidad o incluso ternura, y creo que eso era importante para hacerlo verosímil. Me parece que lo peor de la violencia es que, de a ratos, se puede disfrazar de ternura.
—La vida y la muerte avanzan juntas a lo largo del libro, como si una y otra fueran la misma cosa, ¿cómo trabajaste para que “La muerte” sea un personaje más en esta historia?
—Creo que, no sólo en la ficción, la vida y la muerte van siempre de la mano, ambas igual de fascinantes e indescifrables. Cuando se mueren nuestros seres queridos queremos saber todo: en qué pensaron antes, a dónde van a ir si es que van a algún lado, qué hubiera sido del resto de sus vidas si seguían vivos, todo eso. En ese sentido me parece que esta historia tenía que estar sí o sí atravesada por la muerte y todo lo que la rodea, y las obsesiones de la protagonista son las que creo cualquiera de nosotros tendría al vivir las cosas que a ella le pasan. Todo esto sumado al festejo que en Salta hacen el 2 de noviembre, Día de las Almas, a los sacrificios que realizaba el imperio Inca… todo está ultra vinculado con la muerte. Si no le daba el lugar que se merecía, estaría perdiendo una parte importantísima de la historia.



—Si algo representa perfectamente como una síntesis el espíritu de la novela, esa convergencia de la vida y la muerte, es la imagen de tapa. ¿Quién o quiénes trabajaron con vos para lograr esa fusión?
—Mi editora Francisca Mauas y el diseñador Pablo Scavino fueron los responsables. Yo había pensado en la posibilidad de que la tapa contuviera, de alguna manera, un primer plano de las espinas de los cardones, ícono del norte argentino. Francisca fue más allá y sugirió, muy acertadamente, que agregáramos una panza de embarazo. Pablo le dio forma y logró esa imagen impresionante.
—Para terminar, ¿qué palabra lograría abarcar la emoción que provocó en Martina Tolosa la escritura de esta historia?
—Excitación. Todo en esta novela significó una alegría inmensa, un trabajo que por un lado, debido al amor por el oficio, no costaba trabajo y que a la vez implicaba un laburo inmenso. Una obsesión que duró un año entero, locas ganas de retirarme de la vida para ir a meter de lleno la trompa en la historia y sus personajes, de caminar Cachí, de conocerlo todo. No siento más que gratitud y locura por esta historia, nunca me la voy a olvidar.
Literatura
Haruki Murakami ganó el premio Princesa de Asturias de las Letras

El escritor japonés Haruki Murakami ganó el premio Princesa de Asturias de las Letras, según el fallo del jurado convocado en la ciudad española de Oviedo, que reconociendo “la singularidad de su literatura, su alcance universal y su capacidad para conciliar la tradición japonesa y el legado de la cultura occidental” le concedió finalmente al autor de “Kafka en la orilla” y “Sauce ciego, mujer dormida” la distinción para la que venía sonando como favorito desde hace años, al igual que para el Nobel de Literatura.
El narrador se convirtió en referente de la literatura contemporánea tras el éxito internacional logrado en 1987 con “Tokio blues” y desde entonces ha propagado su voz literaria en más de 50 lenguas que han traducido su original corpus donde se funde lo real con lo fantástico y en el que se teje la huella de autores del siglo XIX como el ruso Fedor Dostoievsky, el inglés Charles Dickens o el estadounidense Truman Capote.
“Una narrativa ambiciosa e innovadora que ha sabido expresar algunos de los grandes temas y conflictos de nuestro tiempo: la soledad, la incertidumbre existencial, la deshumanización de las grandes ciudades, el terrorismo, pero también el cuidado del cuerpo o la propia reflexión sobre el quehacer creativo”, ponderó el jurado que le concedió el galardón.
Con el Princesa de Asturias, Murakami suma un nuevo reconocimiento literario a su vitrina, que ya cuenta con los prestigiosos Franz Kafka (2006), el Jerusalén (2009) y el Hans Christian Andersen de Literatura (2016), entre otros, pero no con el Nobel de Literatura, que le viene siendo tan esquivo como lo fue hasta ahora esta distinción para la cual figuraba como favorito recurrente año tras año.
“Me alegra de verdad que los lectores aprecien mis libros, pero cualquier forma de condecoración es para mí una carga”, había dicho Murakami en una entrevista concedida en 2016, en la que tampoco esquivó la pregunta por el otro célebre premio: “El Nobel y yo estamos muy lejos. Aunque todas las personas del mundo me aseguraran que estoy cerca, no les creería”, aseguró en aquel entonces.
Hijo único de dos profesores de literatura japonesa, y nieto de un sacerdote budista, desde joven se interesó por la cultura occidental, especialmente por la música y la literatura estadounidenses. Además de su veta literaria, se ha dedicado a traducir al japonés obras de autores como Raymond Carver, John Irving o F. Scott Fitzgerald. Es a su vez conocido por su afición al atletismo y ha participado en varias maratones y triatlones. Incluso llegó a escribir sobre su experiencia como corredor en “De qué hablo cuando hablo de correr”.
Murakami es el narrador japonés más leído de su generación.
La novela más exitosa del escritor es “Tokio Blues”, que tiene como protagonista a Toru Watanabe, un ejecutivo al que una vieja canción de Los Beatles le hace retroceder al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Es autor también de obras como “1Q84”, “Los años de peregrinación del chico sin color”, “Underground”, “De qué hablo cuando hablo de escribir”, “La chica del cumpleaños”, “Sauce ciego, mujer dormida” y tantos otros.
El Princesa de Asturias contaba con 37 candidaturas de 17 nacionalidades y es el quinto de los ocho galardones internacionales que da anualmente la Fundación homónima. Está dotado con una escultura de Joan Miró – símbolo representativo del galardón -, un diploma acreditativo, una insignia y la cantidad en metálico de 50.000 euros.
Concursos
Hasta el 20 de julio se puede participar del concurso “Todos los tiempos el tiempo”

Autores de 20 a 40 años de todo el país pueden inscribirse para participar de la cuarta edición del premio estímulo a la escritura “Todos los tiempos el tiempo”, organizado por la Fundación Bunge y Born, Fundación Proa y el diario La Nación, por el que hay premios de hasta 600.000 pesos.
Las cinco categorías son Narrativa, Narrativa breve, Guión, Dramaturgia y Narrativa Gráfica y los interesados pueden participar de una reunión informativa que se realizará el martes 30 de mayo a las 12. La convocatoria está abierta hasta el 20 de julio inclusive, a través del sitio web todoslostiempos.org, donde se encuentran las bases y condiciones.
Quiénes ganen en las primeras cuatro categorías obtendrán un estímulo, para terminar la obra, de 600.000 pesos; mientras que los interesados en la categoría Narrativa Gráfica (novela gráfica, historieta, ilustración infantil, entre otros) contarán con un incentivo a la publicación de una obra inédita terminada de 400.000 pesos.
Además, el premio también cuenta con catorce menciones de honor, que accederán al programa de Clínicas grupales de escritura, coordinadas por la destacada autora Ariana Harwicz y el escritor y docente Daniel Link.
El jurado estará compuesto por el autor, traductor y guionista Alan Pauls; la escritora y editora Paula Pérez Alonso; la autora, actriz y directora de cine y teatro Romina Paula; y el periodista y profesor Héctor Guyot. Los resultados de este concurso se darán a conocer en noviembre de este año.