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María Rosa Lojo: “Si hay un trasmundo será un espacio construido a partir de lo que hicimos en esta vida”

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Por Carlos Aletto (*)

En “Así nos trata la muerte”, María Rosa Lojo recrea historias de personajes enterrados en el Cementerio de la Recoleta como Lucio V. Mansilla, Mariquita Sánchez de Thompson, Camila O’Gorman o Dominguito Sarmiento, a través de un registro que se permite el experimento y se abre hacia lo sobrenatural, logrando volver verosímil lo increíble.

“El más allá es una instancia de revelación, de enfrentamiento a veces muy doloroso y desagradable con la propia verdad. O una oportunidad de aprendizaje”, dice la escritora y crítica.

En los relatos publicados por Alfaguara hay muertos que resucitan más jóvenes (o no) en otro lado del mundo o en otro tiempo, fantasmas que se materializan, y un universo paralelo donde se anula y se corrige una historia de exterminio.

“Así nos trata la muerte” es un largo recorrido histórico con variados personajes convocantes: escritores como Victoria Ocampo, Lucio y Eduarda Mansilla, Mariquita Sánchez de Thompson, o hijos de literatos y periodistas, que eligieron, cada uno a su modo, tomar las armas (Dominguito Sarmiento y Vicki Walsh).

(PH: Alejandra López)

Hay también un heroico jefe de bomberos (José María Calaza); un médico y músico (Polidoro Segers) testigo de la masacre del pueblo selk’nam; un playboy arruinado (Macoco Álzaga Unzué); una mujer que sostuvo hasta las últimas consecuencias su derecho a la libertad de amar (Camila O’Gorman).

Lojo tiene un largo entrenamiento tanto en la crítica literaria como en la ficción histórica. “Historias ocultas en la Recoleta”, “La princesa federal”, “Amores insólitos de nuestra historia”, “Las libres del sur”, “Una mujer de fin de siglo” son algunos libros entre decenas de títulos. “La crítica y la ficción me han habituado al conocimiento fino y a la imitación (re)creativa de otras voces”, señala la escritora.

En la narrativa utilizó siempre como recursos fecundos cartas, diarios personales y desde luego diálogos, donde pueden construirse de manera rica y fluida hechos y personajes. “El más allá es una instancia de revelación, de enfrentamiento (a veces muy doloroso y desagradable) con la propia verdad”, explica la autora en entrevista con la agencia de noticias Télam.

—¿Cuáles fueron tus fuentes para trabajar con los distintos relatos y personajes del libro?

—Obras de ficción, epistolares, biográficas, historiográficas, antropológicas, mitológicas, de crítica literaria, siempre guiada por una curiosidad omnívora y detectivesca. Pensando también en la curiosidad de quienes me lean, elaboré una bibliografía indicativa con los textos principales utilizados en cada cuento.

—¿La muerte puede considerarse la única justicia que trata a todos por igual?

—La “muerte igualadora” es un gran tópico de la literatura medieval, expresado en los versos de Jorge Manrique que cito en uno de los epígrafes. Hasta ahora, al menos, ningún ser humano pudo evadir el destino mortal, sin importar su clase social, su autoridad o su fama. Pero no es solo eso: las consecuencias de nuestros actos y deseos, nuestros temores y asignaturas pendientes, nos siguen, a todos, siempre. Si hay un trasmundo, como imagina el libro, no será un lugar ajeno y exterior, sino un espacio construido a partir de lo que fuimos e hicimos en esta vida. Recibiremos nuestra propia medicina: en eso la muerte va a tratarnos de manera igualitaria. ¿Y qué mejor posibilidad para poner en acto esta idea que la ficción: ese ámbito donde se ejerce, precisamente, la “justicia poética”?

—¿Cómo trabaja “Así los trata la muerte” la “hermandad” entre sueño y muerte?

—Ciertos relatos podrían ser soñados: en unos cuantos casos, los personajes han muerto durmiendo, o han ido perdiendo la conciencia bajo el efecto de calmantes. Algunos cuentos parecen construidos como un sueño dentro de otro (“Tu triunfo de ayer”, sobre Macoco), o surgir en la semivigilia de un agonizante: así, “Otros recuerdos de viaje”, donde la figura fantasmal de Eduarda Mansilla sería también la muerte que viene a buscar al historiador Kirkman. En “Nuevas cartas de mamá o El Cielo estaba en París”, focalizado en la perspectiva de Florencia Thompson, tal vez nos hallamos ante el delirio de una hija que procesa trabajosamente el duelo por su madre y cree seguir recibiendo sus cartas, ahora desde París. También podemos jugar con la idea de que todas las vidas son un sueño cuyo despertar se alcanza del otro lado de la muerte. Cuento tras cuento, sus protagonistas acceden a introspecciones que antes no tenían: “No vi ni pensé estas cosas cuando estaba en el mundo”, dice Camila. “Pero ahora las veo, tan claras como si se me hubiese descorrido un velo”. El más allá es una instancia de revelación, de enfrentamiento (a veces muy doloroso y desagradable) con la propia verdad. O una oportunidad de aprendizaje: “Algunos y algunas tienen que completar su educación aquí”, le advierte Fani a Victoria Ocampo, ahora invitada en la “ínsula” que gobierna su antigua ama de llaves. A diferencia del “Cielo” o “Infierno” de los catecismos, esta otra dimensión no es estática. Permite comprender, crecer, cambiar. Incluso arrepentirse del daño que se ha inferido, iniciar una (auto) redención.

—¿Por qué el territorio literario de la Recoleta?

—El primero en definir la Recoleta como patrimonio literario es Sarmiento cuando, en su meditación sobre el “Día de los muertos”, habla de las “novelas tiernas” y “tragedias pavorosas” ocultas bajo las lápidas de cada sepulcro. Esa cita es el epígrafe general de un libro mío anterior: “Historias ocultas en la Recoleta” (2000, con Roberto Elissalde en la investigación histórica). Veinte años después, tomo otra cita de ese mismo texto sarmientino, en la que se define al cementerio como “la patria con cuerpo y alma, la patria del mañana”, cuyos habitantes serán “juzgados por la Historia”. Sarmiento comprende desde el inicio la potencialidad narrativa y el carácter emblemático y simbólico de este espacio: un verdadero palimpsesto de los relatos de la nación, cifrados en los nombres inscriptos allí.

—¿Se puede considerar el humor como un contrapunto con la tragedia?

—Es un balance necesario y hay bastante humor en este libro. Muchos personajes terminan tomándose menos en serio: se ven ridículos y falibles, se desacartonan. También son cuestionados por otros con los que dialogan. Todo es parte de su proceso de reconocimiento de sí. En casos como el de Macoco, las situaciones humorísticas y grotescas son imprescindibles para su “expiación”.

María Rosa Lojo (PH: Alejandra López)

—¿Hay una reconstrucción de una “biblioteca” personal, de lecturas en estas historias?

—Desde luego: Victoria Ocampo, Lucio y Eduarda Mansilla, Sarmiento, Mariquita Sánchez, forman parte imprescindible de mis referentes literarios argentinos; los cuatro primeros fueron personajes de otras ficciones mías. Hay deudas inmediatas explícitas en el prólogo, que hacen a la propuesta del libro, como los “Diálogos de los muertos”, de Luciano de Samósata, o la obra teatral “Os vellos non deben namorarse”, del gallego Castelao. Y otras implícitas: sin duda resuena por ahí la escenografía infernal de “Adán Buenosayres”; creo que el cuento más “cacodélfico” es “El rey del fuego”. En todo el trasfondo se cruzan filosofías y poéticas: de Blake a Goethe, de Swedenborg a Calderón de la Barca. Y lecturas sobre mitos, chamanes y pueblos originarios. El más allá y sus paradojas me interesan desde siempre; por eso escribí “Historias del Cielo” (2010) incluido en la compilación de microficciones líricas “Bosque de ojos”.

—¿Qué podrías decir del diálogo entre muertos de distintas épocas y la descripción del otro mundo…? ¿Y lo contrafáctico?

—La escena del otro mundo tiene distintas modalidades. A veces se trata de ámbitos parecidos a los que estos personajes ocuparon en algún momento de su existencia terrenal (el cuarto donde Camila le escribe cartas a la monja medieval Eloísa; la casa del Tigre en “Huérfanos”); otras veces viajan a lugares que transitaron en el pasado pero modificados por un futuro que excedió el término de sus vidas (cuando Lucio V. Mansilla vuelve a Buenos Aires o Eduarda regresa a Washington); en ocasiones son sitios, para ellos desconocidos, de la geografía contemporánea (“Nuevas cartas de mamá”), o parodias de algún infierno (“El rey del fuego”). Siempre sorprenden y desconciertan a quienes llegan. En cuanto a los diálogos entre figuras de distintos tiempos, se deben a sus afinidades profundas más allá de las diferencias (la dramática apuesta por la libertad de Camila y de Eloísa; los destinos similares de los protagonistas de “Huérfanos” y su relación con sus conspicuos padres). A veces es el contraste lo que los une: Calaza, servidor público, se ha consagrado a apagar incendios y el megalómano Nerón (a quien va a interrogar al Infierno) presuntamente a provocarlos.

(*) Agencia de noticias Telam.

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En primera persona: Nair Libonatti, escritora

La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

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Sobre sí misma y su arte

Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.

En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.

Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.

Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.

Sobre su obra

He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.

Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias.El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.

Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.

Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.


Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

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Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.

“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense AguirreRodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.

Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.

—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?

—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.

—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?

—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.

—¿Cómo fueron esos comienzos?

—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.  

—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?

—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.

—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?

—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.

—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?

En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio,  mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.

—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?

—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.

—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?

—Haremos  algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.    

—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.

9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.

—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?

—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.

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Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.

Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.

“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.

ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.

—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.

  • Frustración, sabor a cebolla
  • Ansiedad, aroma a menta
  • Alegría, aroma a vainilla

—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?

—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.

—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?

—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.

—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?

  • Despierta: Integridad
  • Diamantes: Osadía
  • Rotas: Coraje
  • El juego de las emociones de Uma: Autenticidad

—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?

—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.

—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.

—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.

—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?

—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.

—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.

—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.

—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.

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