Conéctate con nosotros

Entrevistas

Vanesa Spinelli: “Me gusta escribir sobre la posibilidad de encontrar el equilibrio para amar sanamente”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz

Especializada en el arte de comunicar, Vanesa Spinelli se deja llevar por los mensajes que brotan desde su interior y los deja fluir entre letras para dar forma a las palabras oportunas que, como flechas, llevan sobre sus bordes el murmullo del amor.

Son sus propias emociones las que logran atravesar el corazón de todos aquellos que se acercan a sus historias y los envuelven en vivencias fugaces, retazos de la vida misma.

Su libro, “Alma de abril” es una invitación a descubrirnos sobre la paleta de colores con  que ella pinta los sentimientos que la habitan.

En diálogo con ContArte Cultura, la escritora cuenta sus pasos en el camino de la escritura y se atreve a seguir caminando sobre las palabras en busca de perpetuarlas.

—Para presentarte, si de pronto una poesía se convirtiera en el espejo que mejor te refleja, ¿cuál sería y por qué?
—La poesía de Alfonsina Storni me encanta y puedo elegir “Alma desnuda” para describirme, porque encuentro en ella “formas identificables” de mi personalidad. Puedo visualizar en este poema cómo el ser se va transformando, va soplando sus alegrías, sus tristezas, sus disfrutes y espinas. Se acomoda a lo frágil, llora, pero también es fuerte al vestirse de viento. Somos más alma que cuerpo y en ella se concentra nuestro verdadero sentir, el núcleo de cada emoción. Además, siempre busco transformarme en “el buque en marcha detrás de la estrella”.

Soy un alma desnuda en estos versos,
alma desnuda que angustiada y sola
va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
que puede ser un lirio, una violeta,
un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
y ruge cuando está sobre los mares
y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares
dioses que no se bajan a cegarla;
alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
con sólo un corazón que se partiera
para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
dice al invierno que demora: vuelve,
caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
en tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
a campo abierto, sin fijar distancia,
y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,
de un suspiro, de un verso en que se ruega,
sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
y negando lo bueno el bien propicia
porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
palpar las almas, despreciar la huella,
y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
como los vientos vaga, corre y gira;
alma que sangra y sin cesar delira
por ser el buque en marcha de la estrella.

—¿En qué vuelta de la vida sentiste que las palabras que brotaban de tu interior podían quedar plasmadas en un papel y trascenderlo?
—Escribo desde la adolescencia, desde aquellos sentimientos e impulsos de la edad que me empujaban a escribir agendas y cuadernos con poesías. Sin embargo, en la etapa universitaria la escritura recreativa se había vuelto el medio de distensión, por excelencia, para mis emociones y mi sentir. Con la adultez y las exigencias de la vida cotidiana, transité años sin poder escribir. Incluso creo que había pensado que no volvería al mundo de las letras. Sin embargo, desde hace cinco años volví a soñar con la escritura, con el deseo de expresar y comunicarme con otros a través de las palabras. Hice varios talleres y abrí mi página en Facebook donde comencé a compartir mis escritos.

—¿De qué manera puede gestarse un poema o un relato dentro tuyo? ¿qué cosas te inspiran para escribir?
—Mis estados de ánimo, cuando son muy profundos (tanto en la tristeza, melancolía o felicidad) son los que actúan muchas veces como estímulo para escribir, especialmente si es una poesía. Con respecto a los cuentos, puede ser una escena de una película, el fragmento de una canción, una escena que presencié, algo que me impactó en un sueño que tuve, que disparan una imagen o una conversación. Muchas veces queda en solo una imagen y en otras es necesario sentarse a escribir.

—¿Cómo debería ser el lugar ideal para dar comienzo a una historia de ficción?
—Requiero de mucha concentración para escribir. Hoy destino una habitación para esta actividad, con mi escritorio, biblioteca, cuadernos y pizarra. Me gusta escuchar música y muchas veces acompaño con sahumerios u hornitos con esencias, que me generan un clima agradable. Si pudiera elegir estar en un lugar ideal para escribir, sería una casa en el sur, que desde los ventanales pudiera observar lagos y montañas, o también, un lugar de la costa que conjugue el bosque con el mar.


“Creo que en la naturaleza encontramos los secretos del universo, la respuesta a todo, si sabemos mirar en calma y en silencio.”


—¿Dónde y cómo te encontrás con los personajes que vas a soltar en cada historia? ¿cuál es el proceso que llevás adelante para construir sus rasgos físicos o psicológicos?
—En general mis personajes absorben rasgos de personas que conozco o que solo tengo un intercambio fortuito; también por lo que otros me cuentan de sus familias, parejas, hijos, amistades. Me gustan los personajes creíbles, bucear en su interior, que puedan expresar contradicciones, miedos y desafíos. En lo personal considero que todos tenemos un poco de todo. Hay veces que podemos sentir la seguridad implacable de seguir un sueño, otras tantas, nos sentimos derrotados, sin saber si el camino elegido era el correcto. En el amor podemos encontrar estos mismos polos. Amamos con la intensidad de los vientos, nos impregnamos de él sin darnos cuenta, pero corremos el riesgo de quedarnos desarmados, de rozar el dolor. El psicoanalista Gabriel Rolón plantea que “la pasión es esa espada de doble filo que puede llevarnos al máximo disfrute o también a la angustia más extrema”. A mí me gusta escribir sobre estos dos polos, el tránsito sobre ellos y la posibilidad de encontrar el equilibro para amar sanamente.

—”Alma de abril” es tu primera obra literaria en la que los relatos forman un entramado de historias en la que es posible descubrirse, ¿cómo nació la idea de reunirlas? ¿Cuál es el nuevo camino que tomará ese libro?
—Alma de Abril es un compilado de cuentos breves, microrrelatos y poesías publicado por primera vez en noviembre de 2016, de la mano de una incipiente editorial. Al año siguiente, decidí que era mejor autopublicar, para tener otra cercanía con los lectores y realmente poder dar a conocer mi obra de uno a uno. Le agregué un nuevo relato y poesía.  La corrección y el maquetado estuvieron a cargo de Carolina Kenigstein, a quién le agradezco su cariño, conocimiento y trato hacia el libro. La fotografía de tapa es autoría de mi hermano Leonardo y contó con el prólogo y epílogo de Andrea María Vázquez. A ellos, mi agradecimiento absoluto, como a todos los colegas y lectores que me ayudaron a ser parte del camino literario. El libro surge con la idea de comunicar mi mirada acerca del amor y el desamor, pero a través de diferentes narradores e historias. Es un libro intimista, poético, que recorre las emociones y sentimientos como si fuesen estaciones del tiempo. El camino que va a tomar es que será editado en digital por el sello romántico de Selecta, perteneciente a Penguin Random House. Habrá cambio de tapa y se sumará otro cuento, que no estaba en las ediciones anteriores. Especialmente quiero agradecer a la escritora y correctora del sello Mimi Romanz, quien recomendó el libro a la editorial.

—Por estos días estás trabajando en la escritura de una novela, ¿existió algún cuento previo que disparó la temática o tuvo su origen en otras fuentes de inspiración?
—Desde que escribí el cuento Deseo Turbulento, que abre la antología de Alma de Abril, supe que tenía una historia para continuar, que sus protagonistas merecían un espacio mayor para desenvolverse y contar cómo el amor los atravesaba. Por eso estoy escribiendo la novela que incluirá la vida contemporánea, pero también la que transcurría en Florencia (Italia) en el siglo XIV. En lo particular creo en las vidas pasadas y la reencarnación. Hace años que busco respuestas acerca de este tema, a través de bibliografía (como Brian Weiss, Deepak Chopra, Rudolf Steiner, entre otros) o la realización de talleres que me permitan considerar esta idea. La existencia o no del alma gemela, que uno se encuentra o reencuentra en esta u otras vidas, será parte del tema a trabajar, pero sin olvidar que lo más importante es el “aquí y ahora”, y que las decisiones se toman con la información que contamos en el momento.

—Contanos qué cosas fueron o son fundamentales a la hora de construir esta nueva historia de ficción.
—La documentación es una piedra fundamental para escribir esta historia, específicamente porque abordo una época histórica y eso merece respetar las normas y los estilos de vida asignados. Hace un año y medio me contacté con la Sociedad Argentina de Estudios Medievales (SAEMED), que tiene su biblioteca mayor en el Conicet (Saavedra 15-CABA) y gracias a una de sus becarias, la doctora Luciana Cordo Russo, accedí a bibliografía específica y entrevistas con especialistas de ese período histórico. Un mundo fascinante para conocer y derribar mitos.

—A manera de adelanto, ¿con qué palabra definirías la historia que estás escribiendo?
—Me es difícil sintetizar esta nueva historia con una sola palabra porque creo que los protagonistas van a transitar experiencias y sentimientos que los van a obligar a replantearse sus estructuras, sus conceptos, acerca del amor y de lo que realmente vale la pena experimentar. Pero voy a recurrir a una palabra dicha en un libro que personalmente me emocionó mucho: Comer, rezar, amar, de Elizabeth Gilbert.  La palabra es “attraversiamo”. Una historia que generó mucha influencia en mí.

—¿Qué sueño te gustaría perpetuar en otras vidas?
—El sueño que me gustaría poder perpetuar en otras vidas sería ser escritora y dedicarme exclusivamente a ello, transitar mis días entre lectura y escritura, reuniéndome con personas enamoradas de la literatura en diferentes partes del mundo.


Vanesa Spinelli

Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA) y Community Manager (UTN). Docente de nivel secundario y universitarios en medios de comunicación. Especialista en comunicación institucional con más de diez años de experiencia en asesoría organizacional, se desempeña en el área de la capacitación, la gestión de contenidos en medios digitales y la planificación integral de la comunicación. Comenzó a escribir a las 13 años, principalmente poesías y microrrelatos con los que participó en concursos y formó parte de antologías. Realizó diversos talleres literarios y en los últimos años se inclinó por la escritura de cuentos y relatos.

Sigue leyendo
2 Comentarios

1 comentario

  1. Vanesa

    29/04/2019 a 16:21

    Gracias Andrea y Walter por tan linda nota que me realizaron.

  2. Natalia González Villoldo

    01/05/2019 a 00:39

    Muy buena nota. Vane escribe con el alma y eso es realmente excelente. Muchos relatos de “Alma de abril” dan para novela, ojalá los pueda leer en un futuro no tan lejano. “Felicitaciones!!!

Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso

Deja una respuesta

Entrevistas

Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.

“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense AguirreRodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.

Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.

—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?

—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.

—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?

—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.

—¿Cómo fueron esos comienzos?

—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.  

—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?

—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.

—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?

—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.

—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?

En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio,  mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.

—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?

—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.

—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?

—Haremos  algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.    

—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.

9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.

—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?

—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.

Sigue leyendo

Entrevistas

Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.

Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.

“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.

ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.

—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.

  • Frustración, sabor a cebolla
  • Ansiedad, aroma a menta
  • Alegría, aroma a vainilla

—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?

—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.

—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?

—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.

—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?

  • Despierta: Integridad
  • Diamantes: Osadía
  • Rotas: Coraje
  • El juego de las emociones de Uma: Autenticidad

—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?

—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.

—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.

—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.

—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?

—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.

—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.

—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.

—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.

Sigue leyendo

Entrevistas

Florencia Ghio presenta “Aguas Turbias”, una historia que lleva al lector por una variada gama de emociones

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Hay un rumor, un murmullo por encima y por debajo. La evidencia flota, va y viene. Pero el agua arrastra las palabras, se lleva las voces, esconde. No se ve lo que no se quiere ver. O lo que no se debe. La verdad se hunde, toca fondo. Es barro entre los dedos. Y mancha.

 En “Aguas Turbias”, la última novela de Florencia Ghio editada por El Emporio, flotan varias verdades, como un rumor debajo de lo que se lee, van y vienen. Se convierten en imágenes, en sonidos y en aromas, mientras ella bucea para rescatarlas. Para que la verdad nunca se manche.

En diálogo con ContArte Cultura, la escritora cuenta cómo nació la obra y de qué manera descubrió a los protagonistas de esta historia.

—Vamos a comenzar esta charla haciendo foco en una palabra que flota entre las páginas de tu novela: justicia. A modo de presentación del libro y de sus protagonistas, si pudieras elegir una imagen o un objeto simbólico que represente esa justicia, ¿cuál elegirías y por qué?

—Elegiría la clásica estatua de la justicia pero con su balanza completamente inclinada hacia un lado y sus ojos vendados. Porque es un poco eso lo que se ve en esta novela, una justicia que es ciega, y también sorda, por eso el protagonista de mi libro, que dice ser el chivo expiatorio de un crimen que no cometió, tiene que venir desde un pueblo del sur y salir a clamar su inocencia por altoparlantes en un subte de Buenos Aires.

—Y a partir de esa imagen viajemos al principio. Sin dudas, siempre existe un germen que da vida a las cosas. Seguramente tu novela también es producto de ideas o situaciones que fueron semillas en la tierra de tu imaginación. ¿Recordás cómo y cuándo comenzaste a sembrar esta historia?

—Yo digo que en lo que va de mi carrera de escritora, en las dos novelas que escribí y en la que estoy escribiendo ahora, me pasó que no busqué las historias sino que las historias me buscaron a mí. Aguas Turbias está inspirado en un caso real, y surgió a partir de que viera por televisión a un joven que se había fabricado una máscara de chivo y andaba por los subtes suplicando que alguien lo escuchara. Había estado preso por el crimen de su madrastra que él juraba no haber cometido, y le aterraba la idea de que lo condenaran. Me impresionó el mecanismo, recurrir a su creatividad para escapar de ese infierno, eso me llevó a averiguar qué le había pasado y me inspiró para escribir la novela, en donde los personajes, lugares y la mayoría de los sucesos son ficticios, pero ese fue el puntapié inicial que me sumergió en esta novela.

—Aleida, tu protagonista, es una mujer que lucha por sus ideales, va en busca de justicia pero también pelea contra sus propios monstruos. ¿Cómo viviste el proceso de construir ese mundo interior con tantos matices?

—Aleida San Martín es un personaje que rescaté de mi anterior novela El Ciudadano. Es una abogada honesta e idealista, de esas que estudió derecho porque ama la justicia. Al mismo tiempo, es una guerrera; logró superar una historia familiar traumática, para convertirse en una funcionaria pública que trata de rescatar a toda persona que atraviesa un infierno, porque ella sabe lo que es estar ahí y no quiere que nadie más lo tenga que vivir.  Aguas Turbias la va a encontrar en un tramo de su vida en que está en caída libre, porque ahora, aun con las secuelas de sus anteriores traumas, tiene que luchar contra el acoso laboral, se siente muy sola, y todo eso le provocó una fuerte adicción al casino, que en esos momentos encuentra como su única vía de evasión. En estas condiciones se cruza a García Robledo en el subte y, conforme a su esencia, no puede quedar indiferente a su historia. Intuye que él no miente, pero ella no puede ejercer la profesión por ser funcionaria, y además vive en Buenos Aires, así que veremos si, en su estado, logra tomar decisiones tan difíciles para ayudar al chico de la máscara. Para el proceso de construcción de este personaje me ayudó mi especialización en violencia familiar y también hablé con psicólogas expertas en ludopatía.

—También el personaje de García Robledo, el chico de la máscara, tiene sus claroscuros, ¿qué fue lo primero que percibiste de este protagonista al momento de escribirlo?

—García Robledo es un muchacho que antes de pasar por ese infierno amaba la vida, pero luego de esto se ha decepcionado completamente de ella. Descree de las instituciones de su localidad pero, al igual que Aleida, es un guerrero que, en su caso, salió de su pueblo a buscar si al menos en alguna otra parte existía esa justicia que no lograba encontrar. El lector tendrá que averiguar si con toda esa lucha la logra despojar de la venda que tiene en sus ojos y cambiar la inclinación de esa balanza que parece desvencijada.

—Como ya comentaste, hay una cierta continuidad de “Aguas turbias” con “El ciudadano”, tu anterior novela, ¿qué hilos temáticos presentes en ambas historias te gustaría seguir sosteniendo en un futuro?

—Por el momento los casos judiciales reales o ficticios han sido fuentes de inspiración, no sé si quisiera mantener algún hilo temático en particular, pero sí escribir el tipo de literatura que a mí me gusta leer, aquella que no es puro entretenimiento sino que te deja reflexionando y retrata distintos tipos de realidades, algunas veces invisibilidades o desconocidas para quien no las transita, así como en El Ciudadano abordé, además de la violencia familiar y el funcionamiento de la justicia, la política migratoria argentina. Creo que esa también puede ser una de las funciones de la literatura y de la cultura en general. Como lectora, a los libros que solo me entretienen los olvido no bien termino la última página, en cambio el otro tipo de literatura es la que me ha marcado como persona, no solo la recuerdo sino que en determinados momentos de mi vida regreso a ella para releer, aunque más no sea algún párrafo.

—Como en todo policial, en esta novela hay un crimen alrededor del cual se teje la trama. ¿Cuáles son las emociones que te atraviesan al transitar esos escenarios con la palabra y con la imaginación?

—Creo que en Aguas Turbias, que tiene componentes del policial pero también es un drama y tiene romance, el lector va a atravesar una variada gama de emociones y estados de ánimo. Se me ocurren, por ejemplo, indignación, tristeza, intriga, alegría, entre otras.

—¿Seguirá la doctora Aleida San Martín presente en próximas historias?

—En la novela que estoy escribiendo ahora la doctora San Martín no es parte, pero no descarto que en algún momento vuelva.

—Para concluir, ¿cuál sería el color que elegirías para representar el espíritu de tu novela y por qué?

—Elijo el gris topo, por todo lo que acontece.- El lector tendrá que averiguar si ese color puede llegar a cambiar en algún momento de la novela.


Conocé algo más sobre la autora


Sigue leyendo


Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
Edición Nº