

Entrevistas
Virginia Cosin: “Creo que una de las cosas sobre las que más me interesa escribir es sobre escribir”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini /
Fotos: Alejandra López y Catalina Bartolomé //
Hay un hueco, un orificio, la vida se escapa por los agujeros que dejan las palabras, por las paredes que limitan el texto cotidiano, que lo ahogan, cortan la respiración de sus letras, faltan letras en las huellas de algún nombre. Hay un vacío en las huellas, en las voces escindidas, un pasaje, una revolución y una partida.
Virginia Cosin es escritora, periodista y guionista, sus textos se introducen en los huecos de la vida, en los puntos donde el dolor pone en movimiento las emociones e invita a avanzar, a dar un primer paso hacia la novedad, a atravesar la incertidumbre. Construidas por fragmentos, cada una de sus tramas invita a partir. Y la lectura es el primer paso.
En diálogo virtual con ContArte Cultura la autora cuenta sus vivencias en el proceso de escritura y presenta sus novelas “Partida de nacimiento” y “Pasaje al acto”, editadas por Entropía.
—Para comenzar esta charla queremos entregarte un objeto imaginario. En tu caso será un trozo de vidrio. ¿Cuál es la primera palabra, frase, metáfora o imagen que percibís a través de ese vidrio roto, como si fuera el primer paso de esta conversación?
—Creo que todos miramos a través de un vidrio roto, pero sólo algunos sabemos que está roto. No hay transparencia, accedemos al mundo a través de esa opacidad.

—Y hablando de comienzos, ¿recordás en qué momento de tu vida la escritura se convirtió en ese punto de partida, ese primer paso hacia algo nuevo?
—El punto de partida, antes de la escritura, fue la lectura. No sólo de textos, sino de lugares, situaciones, gestos, caras. Descubrir que podía leer y después escribir fue, de todas las revelaciones, creo que una de las más fascinantes de la vida. A los diez años empecé a llevar un diario íntimo y, creo, ahí empezó todo.
—¿Cuáles son los temas o circunstancias que alimentan las semillas de tu escritura?
—Mi mundo privado. Mis tormentas mentales. El paso del tiempo. Los lazos, los nudos y los desgarros afectivos. A veces son cosas mínimas que disparan preguntas enormes. El mar. La noche. La escritura. Creo que una de las cosas sobre las que más me interesa escribir es sobre escribir. Los libros que leo, es decir los muchos otros modos de leer el mundo, los muchos vidrios rotos. A veces lo que menos me interesa es el tema, por eso me uso o uso mi propia vida como modelo, no porque crea que es importante, sino por todo lo contrario: a partir de ahí puedo precisamente olvidarme de pensar en tramas o argumentos o historias e investigar formas, texturas, tonos, consistencias, matices, resonancias y romper, cambiar, reacomodar, superponer a mi antojo, hasta que eso que escribo tiene poquísimo que ver con “la realidad” de esa semilla original.
—Una vez que esas semillas germinan y el texto crece, se desarrolla, ¿cómo llevás adelante el proceso de recortar, podar y dar forma a las palabras que lo constituyen?
—En mi caso todo el trabajo consiste en recortar, podar y dar forma. Primero acumulo material sin saber qué es o para qué escribo. Recién cuando ya tengo un volumen importante de textos empiezo a pensar una estructura, un eje (o varios) y a partir de ahí juego con las distintas posibilidades de montaje de esos fragmentos. Recién cuando me distancio, cuando ya soy otra y puedo desprenderme sin problemas, o modificar eso que escribí, es cuando puedo, de verdad, empezar a trabajar.
“A veces lo que menos me interesa es el tema,
por eso me uso o uso mi propia vida como modelo“
—Hay un juego de palabras en los títulos de tus novelas, ¿qué fue lo primero que surgió en cada caso, el texto llevó al título o por el contrario, se desprendió de él?
—En los dos casos lo primero que apareció fue el título. Hasta ahora el título es el puntapié inicial para empezar a darle forma a un texto.
—Hablemos de tus novelas, ambas editadas por Entropía, ¿creés que hay algunos hilos temáticos que las unen?
—Seguramente. Pero me parece que no sería para nada interesante que sea yo la que haga esas conexiones, sino los lectores y las lectoras.
—¿Cómo surge la idea de escribir “Partida de nacimiento”? ¿De qué manera trabajaste para construir a su protagonista?
—No la escribí a partir de una idea, sino que de algún modo se fue escribiendo sola. En su origen Partida de nacimiento era un blog. Yo escribía casi a diario sin un objetivo ni un propósito muy concreto y sin saber que luego sería una novela. Escribía sobre cosas cotidianas, chiquitas y de forma bastante irregular. Tiempo después junté todos esos textos, los corregí, a muchos los descarté, les di un orden, los intercalé con textos de otro blog que tenía en ese momento en el que transcribía diálogos que mantenía con mi hija de cinco años en ese momento, y se transformó en una novela. Podría decir que fue un trabajo de post producción. Después de esa experiencia seguí trabajando más o menos del mismo modo, con la diferencia de que ahora sé de antemano que me propongo escribir una novela.


—En “Pasaje al acto” tocás el tema de la locura que involucra a la protagonista pero que, además, se ve reflejada en los personajes principales de otras novelas, ¿cómo fue el proceso de lectura, escritura y ensamble de esas historias que se rozan todo el tiempo?
—Los fragmentos que forman parte de Pasaje al acto fueron escritos en distintas épocas, algunas muy lejanas. Necesito mucho tiempo para que ocurra eso de poder desprenderme del texto o que el texto se desprenda de mí. Es lo que me permite darme cuenta si se sostiene por sí solo o está ahí sólo porque yo lo necesito. Si forma parte de una historia o no. Cuando el texto sigue teniendo un sentido únicamente sentimental o anecdótico, sé que tiene que volar. Muchas veces se originaron en entradas de diario, otras eran apuntes que tomaba mientras estaba leyendo un libro o preparando una clase o un taller, otras deliberadamente me propuse inventar situaciones para mi personaje.
“Necesito mucho tiempo para que ocurra eso de poder desprenderme del texto o que el texto se desprenda de mí”
—En tus obras se pueden percibir fragmentos, recortes de varias vidas, la vida troquelada, ¿hay fragmentos de Virginia Cosin en cada historia que escribís? ¿Creés que tus personajes logran contar algo de vos, incluso cosas que no sabías?
—Creo que es imposible escribir lo que sea, incluso una obra de fantasía, sin dejar pedazos de uno o una ahí. Espero, francamente, que las cosas que escribo no cuenten cosas mías, en el sentido que decía antes, en lo anecdótico, porque ¿a quién podría interesarle más que para chusmear? Sí creo mucho en eso que dice Marcel Proust (y retoma Roland Barthes) de que “en la cima de lo particular florece lo general”. Creo en escribir atravesada por aquello que se escribe y que es muy difícil que de otro modo esa escritura no encuentre ecos y resonancias en quien lee.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Ahora estoy trabajando en otro “montaje” que, creo, por ahora, está más cerca del ensayo personal que de la ficción. Todavía no sé muy bien qué es.
—Para terminar y volviendo a nuestro objeto del comienzo, ¿qué deseo te gustaría dejar al otro lado de ese vidrio?
—¡Ah! Esa respuesta la tengo clarísima: mi mayor deseo es resolver del modo que sea, por al menos un año, todo lo relativo a la subsistencia económica para poder dedicarme únicamente a leer y escribir sin tener que trabajar.

Entrevistas
En primera persona: Nair Libonatti, escritora
La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Sobre sí misma y su arte
Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.
En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.
Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.
Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.
Sobre su obra
He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.



Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias. “El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.
Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.
Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.
Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Entrevistas
Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.


—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
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Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
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