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Música

En Diciembre, Las Pastillas del Abuelo vuelven a tocar al Estadio Atenas

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En el marco de los festejos de sus 20 años, Las Pastillas del Abuelo regresan a la ciudad de La Plata. La cita será el sábado 2 de diciembre, a las 21, en el Estadio Atenas, con entradas anticipadas a la venta a través de sistema Livepass.

La banda viene de editar en exclusiva el primer vinilo de su carrera de su disco “2020”. Realizaron su Luna Park número 20. Se dieron el gusto de grabar una canción en feat con Abel Pintos, “Dulce”, con su respectivo video. Hicieron por única vez un podcast, “La historia oral”, donde se relata en 20 cápsulas toda su historia.

Además, realizaron una gran gira por España donde hicieron sold out en todos los lugares donde tocaron, y en el mes de julio se presentaron por tercera vez en Movistar Arena.

Un poco de historia

En el año 2002 Las Pastillas comenzaron su carrera con la grabación de un demo, “El Sensei”, canción que se hizo muy popular y quedó como un mito en la carrera de la banda, ya que nunca se editó en ninguno de sus discos.

Mucha magia envuelven los comienzos de la banda, desde que ganaron El Bombardeo del Demo, programa muy importante de las radios de Argentina, y desde que dejaron gente afuera en su primer show en vivo en la Colorada, que sin tener disco el público ya coreaban todas sus canciones y los conocían por sus famosas y clásicas pintadas callejeras.

Las Pastillas del Abuelo tocaron en numerosos Festivales durante estos 20 años: Pepsi Music – Gesell Rock – Baradero Rock – Cosquín Rock – Olavarría Rock – Pilsen Rock – Ba Rock – Taragui Rock.

Y agotaron los principales venues de toda la Argentina: Teatro Colegiales – Teatro Flores – Teatro Vorterix – La Trastienda – Estadio Ferro – Estadio Atenas de La Plata – Estadio Malvinas Argentinas – Parque Roca – Luna Park – Movistar Arena – Estadio Obras – Plaza de la Música – Hipódromo de Rosario – Tecnopolis – Direc TV Arena – Hipódromo de Palermo.

Recorrieron con mucho éxito toda la Argentina, Latinoamérica y Europa, llegando a actuar hasta en La Habana, capital de Cuba.

Integrantes

  • Piti Fernandez – Voz
  • Alejandro Mondelo – Teclado
  • Santiago Bogisich – Bajo
  • Bochi Bozzalla – Guitarra
  • Fernando Vecchio – Guitarra
  • Juan Comas – Batería
  • Joel Barbeito – Saxo

Discografía

  • Por Colectora – 2005
  • Las Pastillas del Abuelo – 2006
  • Crisis – 2008
  • Versiones – 2010
  • Desafíos – 2011
  • El Barrio en sus Puños – 2014
  • Paradojas – 2015
  • Vivo de Pastillas
  • 2020 – 2020

(Fuente: Nadya Cabrera – Prensa)

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Música

Miranda! en Ferro: un colorido hotel pop con huéspedes de honor

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Por Hernani Natale (*)

Miranda! desató la noche del jueves una auténtica fiesta pop, tanto en cuanto al aspecto musical como a su colorido, al convertir el estadio de Ferro Carril Oeste, del barrio porteño de Caballito, en un imaginario hotel que sirvió de contexto para repasar, junto a más de una decena de figuras invitadas presenciales y virtuales, los grandes éxitos cosechados en más de dos décadas de trayectoria.

“Hotel Miranda!” es justamente el nombre del disco publicado este año, que lanza esta mirada retrospectiva, y que fue acompañado por una serie de videoclips, junto a diversos artistas, con las instalaciones de un hotel como escenario común que une las diferentes historias.

Ese concepto fue reproducido en el concierto que cerró para el dúo conformado por Ale Sergi y Juliana Gattas un año que, hacia la mitad, tuvo una serie de presentaciones en el Luna Park que preludiaron esta consagratoria velada.

Lali, la chilena Francisca Valenzuela, Cristian Castro, Emilia Mernes, Goyo de Bandalos Chinos, Dillom, Emmanuel Horvilleur, Juan Ingaramo, FMK y Luck Ra fueron los invitados que dijeron presente en el “hotel”; en tanto que Andrés Calamaro, Chano, Sofía Reyes, María Becerra y Ca7riel, lo hicieron de modo virtual.

Pero más allá de estas rutilantes colaboraciones, sin dudas la noche tuvo un brillo propio por la fantástica puesta en escena y el irresistible pop del que hizo gala la dupla Sergi-Gattas.

Es que desde el inicio, con la fachada del hotel como fondo del escenario y pantallas a los costados que viajaban por pasillos y habitaciones, y un paso de comedia protagonizado por dos supuestos botones, el concepto fue tomando forma e inició un desarrollo que terminaría siendo central en el muy buen show brindado por la banda.

El despliegue de un cuerpo de bailarinas ataviadas como personal de limpieza y bailarines uniformados como el personal de un resort, los trucos escenográficos que llevaron a la peluquería o al gimnasio del establecimiento, los coloridos ropajes, la iluminación, y las bombas de humo fueron completando el atractivo cuadro visual.

Pero no se trató solo de un show para el ojo, pues también hubo un sensacional pop de canciones plagadas de brillo, que se movió por la variada gama que los sintetizadores le dieron al género.

Allí, Miranda! jugó con su conocido histrionismo, sacó a relucir sus característicos falsetes y exprimió su propio universo en el que conviven lo kitsch, el pop tecno de finales de los ’80, Almodóvar, Pimpinela, los culebrones y El Club del Clan, por citar algunas variadas referencias.

Todo eso apoyado en la base conformada por la baterista Ludo Morell, y el bajista y guitarrista Gabriel Lucerna, quienes se las ingeniaron para que su aporte orgánico destacara por sobre el resto de la instrumentación disparada como pistas.

Así se sucedieron a lo largo de dos horas casi una treintena de canciones que prácticamente no dejaron disco del dúo sin recorrer.

Como se mencionó antes, el espectáculo se puso en marcha con un sketch entre dos botones del hotel, quienes impactados por el lleno total que presentaba el estadio, fueron a buscar a los gerentes, que no eran otros que Ale Sergi y Juliana Gattas.

“Por amar al amor”, “Hola”, “743” y “Dice lo que siente” marcaron sin interrupciones un inicio a puro baile que iba a mantener su tono durante el resto del concierto. Tampoco hubo espacios entre canción y canción para alocuciones; bastó un simple “buenas noches, Buenos Aires. Bienvenidos al Hotel Miranda!” de Ale Sergi como único saludo.

Es que sobraban las palabras entre el poder de las canciones y las enérgicas performances para que el contacto con el público estuviera todo el tiempo en su punto justo.

Cristian Castro fue el primer invitado, quien se montó al histrionismo de Miranda! con una bufanda de plumas y un estampado pijama para una versión de “Prisionero”.

“Lo siento por tí”, el tema de Juliana como solista “Maquillada en la cama” y “Puro talento” fueron el interludio hasta la llegada del siguiente invitado, Goyo Degano, de Bandalos Chinos, en la canción “Navidad”, con un hotel decorado a tono con esa especial fecha del año.

Los aires de bolero de “Tu misterioso alguien” trajo a Andrés Calamaro desde la pantalla, le siguió “Nadie como tu” y continuó con un enganchado que hizo desfilar por el escenario a Luck Ra, Emilia y FMK, este último acompañado de manera virtual por María Becerra.

En el primero de los casos, “Si me disculpo ahora” acercó ritmos cuarteteros, mientras que Emilia puso dramatismo con “Uno de los dos” y FMK la cuota de trap en “Perfecta”.

Luego de “Extraño”, la lista de invitados sumó a Dillom para “Dos” y a Francisca Valenzuela en la festiva “Enamorada”, que contrastó con la melancólica “Duran Duran”, cantada por el dúo desde una plataforma que los elevó varios metros del escenario.

Chano captó un momento de atención cuando apareció de manera virtual en “Mentía”, “Ritmo y decepción” y “Otra vez” dejó al dúo un rato solos aunque sin que ello haga perder el pulso bailable, hasta que Emmanuel Horvilleur y Juan Ingaramo irrumpieron en “Traición”.

El sprint final se conformó con “Fantasmas”, “Ya lo sabía” con una Sofía Reyes virtual y la celebrada aparición de Lali en “Yo te diré”. “Me gustas tanto” y “Don” con Ca7riel en la pantalla dieron el cierre formal.

Para los bises, Miranda! viajó a su disco debut “Es mentira”, de 2002, para traer “Imán”, interpretada mientras la pareja se trasladaba por todo el campo de juego en un gigantesco carruaje con forma de cisne; y “Romix” en un escenario con otro cisne inflable de fondo y en medio de explosiones con papel picado y bombas de humo.

La inolvidable celebración que bajó el telón con una lluvia de fuegos artificiales, sin dudas, quedará como un hito en la historia del dúo; la noche en que el pop que en sus inicios fue objeto de no pocas burlas ganó con el tiempo su batalla personal.

(*) Agencia de noticias Telam.

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Música

Murió Ramón Ayala, el creador infinito de la música del litoral

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Por Mariano Suárez (*)

El misionero Ramón Ayala, creador original, exuberante y plebeyo, referencia por excelencia de la música litoraleña y ejemplo de una forma de acercamiento del hecho artístico inasible para los medios de comunicación, falleció este jueves a los 96 años en la Ciudad de Buenos Aires.

Allegados al artista indicaron a la agencia de noticias Télam que Ayala murió en el Sanatorio Güemes donde se encontraba internado y en delicado estado desde hace poco más de 10 días a causa del agravamiento de un cuadro de neumonía.

Su nombre real era Ramón Gumercindo Cidade y sus oficios múltiples: compositor, intérprete, guitarrista, pintor, narrador de historias; todos ejercidos sin detenerse en la barrera de la exageración. Su acta de nacimiento está fechada el 10 de marzo de 1927, en Garupá.

Músico intuitivo y genial, se atribuye ser el creador de un ritmo, el gualambao, y es el compositor de canciones de envidiable belleza, a la vez portadoras de una voz de denuncia social: “El jangadero”, “El mensú”, “El cosechero”, “Canto al Río Uruguay”, entre tantas.

Más allá de los datos biográficos duros sobresalen al menos dos méritos: en un ambiente folclórico en el que irrumpieron en un momento Los Chalchaleros, Los Fronterizos, y tantas formaciones copiadas en espejo hasta el hartazgo, Ayala trabajó en otra línea, más cuidadosa. Así como en Salta y Tucumán se levantaron Eduardo Falú o el Dúo Salteño, en el litoral, Ayala, forjó su propia tradición.

Habrá que computarle, además, que irrumpió en una escena dominada, en el litoral, por la música correntina y allí también se las arregló para construir un camino propio.

Nació en 1927 en el pueblo de Garupá, a 15 kilómetros al sureste de Posadas, frente al río Paraná, y en la frontera con Paraguay. Fue el mayor de cinco hermanos.

En la adolescencia, tras la muerte de su padre, se trasladó a Buenos Aires, con su madre y se inició, de manera intuitiva, en el aprendizaje de la guitarra.

Acompañó al cantor cuyano Félix Dardo Palorma y, alentado por el maestro Herminio Giménez, comenzó a trabajar el repertorio litoraleño.

A lo largo de los años 50, Ayala formó parte del trío Sanchez-Monjes-Ayala (junto a Arturo Sánchez y Amadeo Monjes) con el que recorrió una amplia variedad de canciones, de las guaraníes a las más porteñas, sin descuidar los boleros.

Hacia 1960 creó el gualambao con la idea de darle un estilo propio y único a su provincia (tuvo un contrapunto público con Chango Spasiuk sobre el origen de esa especie).

El gualambao está formado por dos ritmos de polca encadenados por una permanente síncopa que le confiere una fisonomía particular. Se escribe en compás de 12/8 (doce octavos), es decir que cada compás posee 12 corcheas distribuidas entre 4 tiempos.

En 1962 viajó a Cuba, invitado por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. Allí pudo conocer al revolucionario a Ernesto “Che” Guevara, y comprobar que su canción “El mensú” había sido cantada en los fogones revolucionarios de la Sierra Maestra durante la Revolución Cubana.

“En 1963 compuse ‘El cosechero’, que fue un éxito enorme. Y ‘El jangadero’, que Mercedes Sosa cantó como nadie. Desde entonces no paré de componer”, narró el propio Ayala.

Escribió el periodista Sergio Pujol: “Digamos que “El cosechero” es la metonimia de Ayala: todo su ser está ahí, perfectamente aludido. Están su barroco cuasi tropical, su instinto pictórico, su nervio rítmico, su talento para la melodía. Están el paisaje encarnado, y el hombre vuelto paisaje. Están la libertad del que canta y la condena del que trabaja: Rumbo a la cosecha, cosechero yo seré…”

Ayala, creador de más de 300 composiciones, grabó en 1976 su primer disco solista, “La vuelta de Ramón Ayala El Mensú”.

“Posadeña linda”, “El río vuelve”, “Mi pequeño amor”, “Zambita de la oración”, son otras de sus reconocidas obras.

Hay una especie de descubrimiento con mi obra. O tal vez todos me están cargando”, bromeó Ayala, en diálogo con Télam, hace algunos años sobre la múltiple ramificación de su música, especialmente entre estudiantes y músicos jóvenes.

Fue el centro de un documental filmado por realizador y fotógrafo Marcos López, en 2013, tan caótico como el personaje que se proponía retratar. Así lo describió: “Ramón es exagerando, siempre está declamando el instante de la fragilidad de la existencia, es místico, podría ser como un Walt Whitman pero en la selva guaraní, una especie de monje y filósofo”.

Su recorrido fue emparentado, por su forma solista, su inclinación por la canción social y su proximidad con la naturaleza, con la figura de Atahualpa Yupanqui. Más allá de gustos, Ramón Ayala resiste esa comparación.

(*) Agencia de noticias Telam.

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Música

El Club del Disco lanza “Rock”, obra de Pablo Grinjot

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El Club del Disco lanza “Rock”, un álbum con canciones de versiones de Pablo Grinjot concebidas por el baterista y productor Julián Semprini. Asimismo, la placa cuenta con las colaboraciones de Daniel Melingo, Kevin Johansen y Delfina Dib.

Pablo Grinjot

“El rock para Pablo Grinjot es una disciplina tan importante como la música académica. Se trata de un músico de naturaleza anfibia, desde sus comienzos y hasta estos días”, detalla el comunicado promocional de la obra, agregando que “formado en Dirección Orquestal, Grinjot ha mantenido un vínculo estrecho con la música rock y así lo demuestra su biografía”.

El artista fue colaborador de Melingo en la época de H2O, Cienfuegos, Jaime Sin Tierra, Fantasmagoria. Cuando comenzó su camino solista, se dedicó a la composición de canciones populares, de color rioplatense, con arreglos e instrumentación de cámara. Esa combinación fue la que le permitió encontrar un espacio propio en la música argentina.

“Rock”, es el álbum número ocho de la discografía de Grinjot y el segundo de todos ellos con sonido rock.

“Se trata entonces de un punto de vista, de dar cuenta de la obra de Grinjot desde otra estética sonora, lo cual hace pensar en ese trasfondo rockero que existe en sus canciones, la influencia de el rock argentino, donde García tal vez sea el más gravitante”, afirma el comunicado.

Es ese sentido, también se sostiene que “así lo entendió el baterista Julián Semprini (Pedro Aznar, Ana Prada) en una charla de café con Grinjot y poco a poco fueron llevando adelante la idea. Al comienzo se trató de una prueba de estudio para el baterista con el afán de jugar en el rol del productor, hasta que se dieron cuenta de que se trataba de un álbum completo de versiones en clave rock argentino contemporáneo”.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
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