Conéctate con nosotros

Entrevistas

“Juglares”, el desafío de abordar el arte escénico desde la improvisación

Por Andrea Viveca Sanz y Walter Omar Buffarini // Cada objeto está habitado por historias. Hay en su interior un relato dormido

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca)
y Walter Omar Buffarini

Cada objeto está habitado por historias. Hay en su interior un relato dormido que es posible despertar, y es justo ahí donde los Juglares entran en escena.

Una máscara los separa del público presente y tras ella se dejan llevar por las sensaciones del ambiente, por la energía de la sala en la que llevan adelante su espectáculo de improvisación.

Así, se apoderan de un libro y de todo aquello que los propios espectadores ponen en sus manos. La historia encerrada en cada uno de los objetos busca liberarse a través de sus cuerpos, que hacen de ella un cuento nuevo, tejido con las hebras del momento y arropado por la música que se manifiesta, improvisada y justa.

De esa mágica interacción entre actores y espectadores, entre músicas e historias, habló con ContArte Cultura Juan Martín Cabana, integrante de Juglares, que cada martes a las 22 despliegan su arte en el bar Guajira de La Plata.

—¿Contanos qué es Juglares?
—Es un grupo de actores compuesto por Matías Lausada, Tutte Frutte y yo, quienes realizamos teatro improvisado, todos los martes desde hace tres años. En realidad, nosotros somos quienes todas las semanas estamos en escena, pero también nos acompaña en cada obra un músico, que puede ser Nahuel Acosta (teclados) o Francisco Cadierno (chelo), y la parte técnica está a cargo de Pali Massaccesi.

—¿En qué consiste el teatro improvisado?
—Podría decirse que la improvisación tiene eso de vivir el momento. Mi compañero hace algo, yo reacciono ante eso y haré otra cosa, y entonces él sumará algo más. También hay una música que incide mucho en la función. El músico improvisa igual que los actores. Él desde la música y nosotros desde los cuerpos. Como en cualquier otro tipo de espectáculos, el músico puede interferir en la escena muchísimo y sin duda enriquecerla.

—Si bien tienen una actuación por semana, también deben ensayar para ellas…
—Cuando se trata de improvisación la palabra adecuada no sería ensayo sino entrenamiento. Y se usa ese término porque lo que se hace es entrenar técnicas, estrategias, y se entrena conocerse con quien compartirá escenario, para generar códigos, vínculos, como en general pasa en un deporte. De esa manera se logra entendimiento, y aunque no te conozcas con la otra persona, si ambas saben de técnicas de improvisación pueden hacerlo en conjunto. Y eso lo posibilita el compartir esa técnica entrenada, ese conocimiento.


Con Matías Lausada conformamos lo que hoy es Chamuyo Compañía Teatral, y Juglares está enmarcado en ella. Estamos auspiciados por el INT (Instituto Nacional de Teatro), que nos dio un subsidio de actividad grupal para realizar diferentes obras.


—¿Cómo inician cada espectáculo?
—Debe ser lo único que se puede reiterar en cada presentación, porque entramos a la sala donde se encuentra la gente, usando unas máscaras que representan a estos juglares que se presentan, y les “robamos” objetos a quienes están presentes y los usamos como disparadores. Particularmente esos objetos pueden ser libros, de los que uno de los actores lee un texto al azar, sin conocer lo que va a leer, y eso da pie para comenzar a contar una historia.

¿Hacen que el público forme parte de la obra?
No, el público no interviene. Solo lo hace con los objetos que le quitamos al comenzar la función.

—¿Las temáticas también surgen en el momento o ya están predefinidas por ustedes?
—Las historias surgen en el momento y es muy difícil que se repitan. En realidad, es como un juego muy de niños, que agarran cualquier cosa, crean algo y ya se inventaron una historia. Puede decirse que hacemos más o menos lo mismo. Por eso es que se habla muchas veces de jugar en escena, porque en definitiva no deja de ser eso. Es entrar y dejarse llevar en ese juego. Como ya explicaba, el primer disparador es el texto.

—¿Y si no hay libros?
—Muchos de quienes presencian nuestras obras ya nos conocen y van a la función con uno. Pero en un principio, cuando no sabían bien qué realizábamos, como es un horario en el que suelen ir muchos universitarios utilizábamos sus textos de la facultad. Pero de a poco fue pasando que comenzaron a conocer nuestros códigos y empezaron a llevar libros y objetos a propósito, para ver qué hacíamos con ellos. Así nos encontramos con textos que van desde manuales de física hasta libros de cuentos, pasando por filosofía, política o poesía. En ese sentido, puede aparecer de todo.


Juglares está pensado y armado para un teatro bar. Para un lugar en donde puedas tener a la gente cercana. Ese ambiente es el que mejor nos va para lo que hacemos.


—¿Al ser improvisación, no debe ser fácil manejar sus propios estados de ánimo?
—Muchas veces las obras se ven afectadas por el estado de quienes la interpretan, pero imagino que no sólo pasa en la improvisación, sino también en las obras de texto. Si te pasó algo en el día se ve, el cuerpo lo muestra. Pero en definitiva la idea es dejar un poco la calle afuera aunque no siempre se pueda. Por eso mismo es que en nuestro caso nos juntamos una hora antes de arrancar, preparamos el escenario, acomodamos las cosas y ya nos vamos poniendo en sintonía. Tenemos un momento de charla para compartir algo y saber en qué está cada uno, cómo está, qué le pasó durante ese día. Eso nos va aflojando un poco, acompañado por una etapa de entrenamiento y entrada en calor del cuerpo, para despejarnos y encontrar concentración.

—Antes nos contabas que la gente no participa de la obra, pero, en definitiva, el trabajo de ustedes depende de la gente que los va a ver…
—Sí, seguro. Uno se alimenta muchísimo de la energía de la gente. Muchas veces pasa que el día está pesado, la gente lo siente y está pesada, entonces la función sale pesada (risas). Pero para esos casos es bueno tener en claro que no necesariamente hacemos humor. En general la improvisación va hacia el humor, lo genera, provoca risa, porque tiene esa complicidad con el espectador y lo ocurrente y lo espontáneo genera risa, pero no necesariamente debe ser así. Y particularmente nos gusta buscar otros climas, explorar en el terreno dramático y en muchos otros.


La improvisación tiene eso de poder generar distintas situaciones. De repente surge algo muy disparatado y terminamos haciendo cosas muy de payasos, y otras veces hay momentos en donde hacemos una improvisación física aprovechando la música y es una especie de danza contemporánea que se nos da en escena y que nos encanta jugarla.


—¿Tienen algún límite respecto de los temas que interpretan?
—No, porque tenemos en claro que son los personajes quienes llevan adelante las historias, entonces no nos ponemos límites. Tampoco al momento de expresar opiniones políticas, sociales, que son nuestras pero que las decimos desde el lugar del personaje y desde lo que éste transmite. En definitiva, el secreto es que conocemos a nuestro público y solemos compartir ideologías tanto políticas como sociales, lo que nos permite jugar con eso. Es un espectáculo que gusta, hemos recibido muy buenos comentarios de quienes lo han presenciado.

—Y no hay críticas…
—A veces sí. Ha sucedido que recibimos algunas críticas por el tipo de personajes que interpretamos, pero dejamos en claro que en muchas ocasiones estos son los que nos permiten abordar determinados temas. Lo que si queda claro es que si un personaje es violento no significa que estemos a favor de la violencia. Si interpretamos un personaje nazi, no significa que estemos a favor del nazismo, sino que es una herramienta para poder mostrar un tema y hablar de él.

—¿Por qué Juglares está compuesto sólo por hombres?
—Sólo porque se dio así. Pero hace un tiempo Matías sufrió una lesión y fue reemplazado por Rocío Santamaría, que es una amiga nuestra. También en algún momento hizo suplencias Griselda Panis, quien hoy se encuentra en Bahía Blanca y quien también pertenece a Chamuyo.


Si bien en un principio siempre había algún amigo en la sala, hoy podemos decir que tenemos un público verdadero y variado. 


—¿A quién le recomendarías ir a ver la obra?
—Lo nuestro es principalmente para un público universitario. Ese que sale de cursar y en lugar de volverse a la casa a comerse un arroz, estira un rato más y comparte una cerveza y una pizza con un grupo de amigos y se distiende mirando la función. Por eso las obras son de 45 minutos y a la gorra. La duración es porque somos conscientes que un martes no se puede terminar tan tarde.

—¿Y por qué los martes?
—Cuando surgió la idea charlamos con Matías y nos propusimos hacer algo para actuar todas las semanas. Entonces nos dimos cuenta que podría chocar con otras ocupaciones que nos pudieran surgir, y decidimos hacerlo un día que habitualmente no hubiera nada. Y así surgió la idea de los martes.

—¿Existen proyectos en el corto plazo?
—Nunca nos proyectamos demasiado. Cuando queremos exigirle un poco más a Juglares empezamos a trastabillar y concluimos en que lo mejor es seguir los martes, que es algo que nos gusta hacer, en donde estamos bárbaro y nos divertimos muchísimo.

Sigue leyendo
Haga clic para comentar

Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso

Deja una respuesta

Entrevistas

En primera persona: Nair Libonatti, escritora

La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Publicado

el

Sobre sí misma y su arte

Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.

En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.

Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.

Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.

Sobre su obra

He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.

Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias.El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.

Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.

Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.


Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

Sigue leyendo

Entrevistas

Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.

“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense AguirreRodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.

Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.

—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?

—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.

—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?

—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.

—¿Cómo fueron esos comienzos?

—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.  

—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?

—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.

—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?

—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.

—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?

En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio,  mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.

—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?

—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.

—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?

—Haremos  algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.    

—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.

9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.

—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?

—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.

Sigue leyendo

Entrevistas

Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Publicado

el

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.

Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.

“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.

ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.

—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.

  • Frustración, sabor a cebolla
  • Ansiedad, aroma a menta
  • Alegría, aroma a vainilla

—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?

—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.

—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?

—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.

—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?

  • Despierta: Integridad
  • Diamantes: Osadía
  • Rotas: Coraje
  • El juego de las emociones de Uma: Autenticidad

—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?

—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.

—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.

—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.

—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?

—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.

—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.

—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.

—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.

Sigue leyendo


Propietario: Contarte Cultura
Domicilio:La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA En Trámite
Edición Nº