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Floral Zu: “Siento a la fotografía como una manera de pintar, en donde mi herramienta es la luz misma”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Sobre el suelo se alarga una huella, como si fuera el eco circular de la vida que gira en busca del camino, como si el camino se abriera delante de la huella, tan solo el rastro de lo que somos, apenas una sombra del paisaje, tiempo atrapado en las ruedas que desandan el sendero.
La fotografía de Floral Zu (Florencia Alzugaray) está atravesada por las bicicletas como hilos conductores de sus vivencias, como símbolos de aquello que está en permanente movimiento, que se transforma durante el viaje, giro sobre giro, y que en la dimensión de sus obras se detiene para permanecer en la eternidad de cada imagen.
En diálogo con ContArte Cultura, la diseñadora y fotógrafa invita a transitar su mundo de imágenes y a conocer las invisibles energías que la impulsan.
—Una huella marca el comienzo de esta entrevista, es la de una bicicleta, el camino recorrido y el que queda por recorrer y sobre ella tres palabras que hablan de vos y de esa huella, ¿cuáles serían y por qué?
—Es interesante tu pregunta, me hablás de huella y me pedís tres palabras acerca de esa huella, y justamente creo que en los últimos años he logrado juntar tres vetas que son mis largos años de “profesión” con la imagen, el amor por el “arte” y mis ansias de “aventura”. Al unir estos tres aspectos de mi vida, que previamente los vivía por separado, en compartimentos estancos, pude darme el permiso de poner al servicio de mis pasiones mis 30 años de experiencia laboral. Logré no separar más entre “trabajo” y lo que hago por pasión. Hoy por hoy, mi trabajo es llevar adelante lo que me apasiona: materializar este gran proyecto artístico, laboral y de vida. Esa huella que viene a ser la única vida que tenemos aquí en esta tierra y hay que honrar ese tránsito poniendo el cien por ciento de nosotros.
—¿Cuándo nace tu pasión por la fotografía?
—No recuerdo el momento exacto, sí que me gustaba mucho pintar y dibujar y en algún momento agarré una cámara fotográfica de mi papá y empecé a sacar fotos. Y desde ahí fue como un continuado. Fui a talleres de pintura, estudié fotografía publicitaria, escenografía de teatro y luego la carrera de diseño gráfico en la UBA, con lo cual la imagen es lo que siempre me acompañó desde pequeña. Pero sin dudas encontré en la fotografía mi mejor manera de expresión. Tal vez por el desafío de tener una herramienta para mirar, en donde intervienen un montón de posibilidades ópticas que nos modifican el modo natural de ver de las personas. Me fascinó, desde la época que hacía laboratorio y revelado, las infinitas posibilidades expresivas que da el proceso químico, ahora reemplazado por Photoshop. Me pasaba noches enteras jugando con los efectos de los químicos sobre el papel fotográfico, y me pasaba horas mezclando técnicas de pintura entrelazadas a los procesos de laboratorio. Doblar papeles, pasar tinta china sobre el papel sensible, tomar fotografías directo con película gráfica, jugar con los efectos de solarizado. Un mundo fascinante de posibilidades gráficas. La fotografía no es solamente el “click” de una cámara, ni un registro documental de la realidad, para mí, y aún hoy en día, por mi estilo, veo y siento a la fotografía como una manera de pintar, en donde mis herramientas no son pinceles, es la luz misma.
—Contanos qué significa la bicicleta para vos, símbolo e hilo conductor de tus obras.
—La bicicleta me conecta con todo lo más bello que puedo sentir. Tiene que ver con los sentidos, con una sensación muy primaria de bienestar físico, mental y emocional. Pero es aún más. El diseño: mecánica simple de elementos engranados para generar movimiento. Recordemos que Leonardo Da Vinci bocetó lo que es considerado como una de las primeras semillas de lo que hoy son las bicicletas. El diseño de esa geometría que no es solamente visual y estética. Cada ángulo, cada altura, cada unión de partes genera diferencias de puntos de gravedad y asimismo modifica la experiencia sobre el andar. El ritmo constante de movimientos musculares del pedaleo lo acercan a un mantra y también a una danza, en donde cada movimiento modifica el curso. Yo veo arte en eso. A veces, al observar en cámara lenta los juegos musculares de los ciclistas profesionales, me parece estar viendo bailarines en pleno vuelo. El milagro del equilibrio, la física del movimiento y la danza del cuerpo desafiando las leyes del aire. Ahí, donde otros pueden ver sólo dos ruedas y un manubrio, yo veo una posibilidad de trascender nuestra experiencia normal.
—¿Qué no puede faltar en una obra de Floral Zu, tu marca como fotógrafa?
—Sin dudarlo, la fantasía. Una de las cosas que más me gusta en mis fotos es jugar con la ficción, con lo lúdico, lo mágico, lo onírico. No busco hacer un registro fiel de lo que veo, ni tampoco intento mostrar las cosas tal cual son objetivamente. Me gusta poder plasmar en mis imágenes todo ese espectro de cosas que normalmente están invisibles. Busco visibilizar en la imagen y composición aquello que siento o que imagino. Entiendo a cada una de mis fotos como un relato breve, me gusta mucho jugar con lo lúdico, una manera de traspasar el espejo de Alicia y pasar a ese universo mágico donde ya no hace falta guiarse por la lógica de cómo debieran ser las cosas ni cómo son en realidad, sino poder verlas a través del prisma deformado por recuerdos, o por ficciones que surgen a veces a partir de simples elementos, pero que me despiertan un hilo que entreabre esa puerta de la fantasía que me habita. Con respecto al estilo visual y cromático, transito todos, pues siempre pongo el lenguaje al servicio de lo que quiero contar en cada imagen, no tengo a priori un lenguaje, sino que lo adecúo a lo que quiero contar con cada foto. Me gusta trabajar mucho la fotografía en color, me parece que me brinda una posibilidad mucho más grande expresivamente en cuanto a tintes y a paletas y contrastes. Y, sin embargo, a veces la narrativa visual me pide el monocromo… y lo uso.
—¿De qué manera influye tu formación como diseñadora a la hora de dar vida a tus fotos?
—Influye en todo. Mi formación como diseñadora gráfica ha sido determinante en mi carrera de fotógrafa, así como seguramente mis diseños están influidos por ser fotógrafa. Al formarme como diseñadora he tenido la posibilidad de aprender a dominar el lenguaje visual y todas las instancias que intervienen en la decodificación de un discurso visual: cómo funciona la percepción en el espectador de una imagen y jugar con todas las variables que permiten, a través de las formas, los colores, la composición y los encuadres, llevar adelante sin duda lo que quiero transmitir. El ser diseñadora gráfica me ha dado la certeza de que el mensaje va a llegar inequívoco. Pues de lo que se trata el diseño es de poder establecer una comunicación visual.
—¿Qué caminos has recorrido en busca de las imágenes que forman parte de tus creaciones?
—Los caminos que recorrí son mis propios caminos internos de vida, y las fotos son el resultado y el emergente de mis vivencias. Si bien mis fotografías tienen escenarios a lo largo y ancho del mundo, los caminos reales son internos: los asombros, las sorpresas, las emociones que voy transitando con mi propia historia, las revelaciones que hago de mi misma al conectar con un disparador que me despierta esas ganas y esa necesidad de plasmarlo en una imagen y hacer algo con eso que me pasa a mí, adentro. El camino más difícil y más desafiante fue atreverme a enfrentar mis propias emociones internas, darle una forma visible y así amigarme con los fantasmas que nos rondan, prender esa luz que de otro modo, a oscuras, angustian.
—¿Cómo lográs percibir aquello que merece ser capturado con la cámara y de qué manera llevás adelante el proceso creativo de tus producciones fotográficas?
—Me pasa que nunca voy en búsqueda de una foto, simplemente me sucede que de pronto, en cualquier momento, algo enciende algún recuerdo, me evoca alguna emoción lejana. Esos resortes emotivos que aparecen también al escuchar alguna canción o percibir algún perfume. Del mismo modo, a veces puede ser un simple brillo, una sombra, un objeto… Lo más mínimo de pronto me conecta con una emoción interna y ahí es donde siento esa necesidad de captarlo en una imagen. No es un objeto interesante en sí, o un paisaje bello, todo tiene que ver con las emociones que me despierten y su significado o evocación. Sólo entonces tiene sentido tomar esa fotografía. Luego, mi desafío, a través del ajuste cromático, reencuadre, o cambios de contrastes, es terminar de amalgamar esa visión externa con aquella interna que me generó la escena, para así contar una historia con contenido y no sólo la carcasa de, por ejemplo, un bello pájaro.
—¿Qué es lo que más te gusta transmitir a través de tus imágenes?
—Lo que intento transmitir es todo aquello que está sin estar. Siento que todo tiene un halo que es invisible a la mirada pero que involucra sentimientos y emociones que permanecen fuera del espectro visual, más no sensorial. Lo que me desvela es hacer visible toda esa energía y esas fuerzas que están en el aire, de algún modo tomarlo, aprehenderlo y moldearlo para poder mostrarlo. Necesito darle color, darle vida, traerlo al espectro visible para evitar que se hunda en el olvido o que se esfume por siempre.
—¿En qué proyectos estás trabajando en la actualidad?
—En este momento estoy trabajando en mi segundo libro de fotos y que espero poder editar este año. Sigue un poco la línea y la temática de mi primer libro “Bicicletas en Foco”, editado en el 2018, pero está focalizado específicamente en todo lo que observé en mi viaje a Japón y en el asombro que me causó esa cultura tan distante y a la vez fascinante y misteriosa, que fue para mí la primera entrada al mundo oriental y del cual volví fascinada. En 2019 fui seleccionada por la embajada de Japón en Argentina para realizar una exposición de todas esas fotografías. Se realizó en el Centro Cultural Borges y permaneció abierta durante un mes, sin embargo, las limitaciones de espacio hicieron que me quedase con ganas de contar muchas más cosas, así que me puse a trabajar en el libro que va a compilar todas las imágenes captadas en ese viaje para mi tan revelador y asombroso y del cual me quedó un registro visual muy rico.
—Si tuvieras la posibilidad de echar a rodar un deseo a bordo de tu bicicleta, ¿cuál sería?
—Simplemente seguir haciendo esto que tanto amo, que es expresarme con imágenes, encontrando lugares para poder compartirlo y seguir generando material para continuar este gran viaje que para mí es esta aventura artística–fotográfica, la cual hago guiada a pura pasión. Pues la pasión es el motor de la vida y donde le encuentro sentido.
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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro
El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.
Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.
El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).
“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.
Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.
Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.
Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.
Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.
El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.
El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.
Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.
Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.
Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.
Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.
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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura
Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.
La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.
En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.
“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.
Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.
También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.
En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.
El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.
El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.
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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+
La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.
Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.
Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.
La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.
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