Además
Gonzalo Kenny: “Cada proyecto que me llega, es una nueva oportunidad de desafiarme y probar nuevas cosas”
Por Andrea Viveca SAnz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Gonzalo Kenny es diseñador industrial y artista visual, lleva las imágenes en su interior, en ese espacio donde habitan los universos fantásticos que forman parte de sus creaciones. Cuando uno recorre sus obras y las atraviesa, es posible escuchar un rumor lejano, un aleteo de palabras escondidas en los ángulos del silencio, voces ocultas entre los colores, notas que emergen desde los extremos de sus líneas, música sobre las curvas de cada imagen , movimiento sobre la quietud en mundos imaginados para arribar a un lenguaje nuevo, justamente allí donde la textura y las formas permiten explorar el otro lado de la realidad y trascenderla.
En diálogo con ContArte Cultura el ilustrador brinda detalles de su inicio en el camino artístico que hoy transita, cuenta cómo trabaja para dar vida a cada una de sus creaciones y adelanta algunos de sus proyectos.
—En forma imaginaria, te entregamos una pantalla y cuatro colores ¿cuál es la imagen que primero se te aparece, qué colores elegís para pintarla y qué representa para vos?
—Siempre que tengo una hoja en blanco y busco inspiración, la mayoría de las veces lo que aparece como primera búsqueda es la Naturaleza. De alguna forma ha sido ella siempre la primera inspiración, la que reiteradamente me sorprende, con lo grande y lo pequeño. De la que aprendo constantemente. Pero tampoco me interesa mostrar una naturaleza vacía, sino que en ella intervenga la emoción y que haya una historia para contar. Se me ocurre esta imagen:
—¿En qué momento decidiste que querías ser ilustrador?
—Dibujar para mí fue una forma de expresión habitual cuando era pequeño, aunque creo que no fue muy distinto a muchas infancias. Si bien en mi casa siempre se fomentó el dibujo y las artesanías como entretenimiento, quizá la diferencia con mis hermanos fue que a mí me gustaba quedarme un rato más dibujando, empecinado en copiar dibujos hasta que queden lo más parecido posible al original. Así que supongo que de alguna forma en esos momentos de a poco iba creciendo en mí la idea de querer dibujar todo el tiempo. No sé si hubo un momento puntual, algo así como una epifanía, pero podría decir que el primer paso determinante fue elegir, con 11 años y por deseo propio, una escuela de arte para realizar mi educación secundaria: la escuela pública “Fernando Fader”.
—¿De qué manera percibís el nacimiento de tus obras entre líneas y colores?
—La mayoría de mis trabajos no siguen el camino de lo que uno llamaría un artista o un pintor, sino el camino del ilustrador. Me refiero a que mi trabajo rara vez surge de una pulsión propia, de un estímulo interior. Me siento más cómodo con el trabajo del ilustrador, del diseñador, que siempre trabaja para complementar alguna otra obra, que generalmente es un texto. Me interesa mucho el trabajo de uno mismo puesto en función de la sinergia en la colaboración artística con otro; me interesa la creación artística en un marco controlado, con requerimientos, condicionantes que moldean el universo de la obra. Y por eso, durante la creación de mis obras también aparece mucho el elemento racional. No como oposición a la emoción, sino como un conductor de ella, un complemento.
—Los ojos son puertas que nos permiten entrar al alma de las personas, ¿cómo lográs construir la mirada de tus personajes para que los representen?
—En esta instancia siempre me sirve mucho buscar referencias fotográficas de expresiones que busco representar. Me documento mucho, constantemente, durante las distintas etapas de mi trabajo. Por supuesto siempre primero está la idea, la intención de contar algo del alma de estos personajes… Por eso, muchas veces me ha pasado que ciertos personajes que no sabía cómo trabajarlos en su aspecto físico general, comenzaron a aparecer a través de la mirada. Su construcción empezó desde los ojos. Como en el caso de Kupuka de La Saga de los Confines.
—¿Cuáles son las técnicas con las que trabajás habitualmente?
—El 95% de mi trabajo es digital. Trabajo con photoshop y una tableta digitalizadora. Las herramientas digitales me permitieron traspasar mi lentitud y torpeza en los primeros pasos de la creación de una ilustración: plantar un boceto, corregirlo, pulirlo, hacer pruebas de color… Todos estos pasos se me volvían trabas cuando trabajaba todo “a mano”, y limitaban mi experimentación. En cambio, el trabajo digital me permitió sobreponer más fácil estos primeros pasos, probar, deshacer, cambiar y generar caminos alternativos sin perder material. E incluso seguir conservando un “look” de pintura tradicional en mis trabajos. Sin dudas mi carrera y mi desarrollo profesional en otra época hubiesen sido muy distintos. Actualmente lo más común es que realice el boceto y el color final digitalmente, por lo menos con todo lo que tiene que ver con mi profesión comercial. Luego hay otras obras, que hago por placer propio, que sí las trabajo con técnicas tradicionales como el grafito, lápices, acrílicos y, en mucha menor medida, óleos.
—Contanos cómo llegaste a formar parte de “Los Confines” y a dar vida con tu arte a las formas que la escritora Liliana Bodoc dibujó con sus palabras.
—Llegué a Los Confines como lector, primero, y en segundo lugar a través de la imagen del brujo Kupuka, que fue la puerta de entrada para todo lo que vino luego, siempre gracias a la generosidad de Liliana. Ella humildemente permitió que un pibe que le mandaba por mail dibujos de sus personajes fuese partícipe de su obra… ¡¿Se imaginan qué puede experimentar un fan al trabajar con su escritor favorito, con su obra favorita?! Eso me regaló Liliana cada día desde que la conocí. Eso y mucho más. Experiencias que llevaré conmigo por siempre. ¡Si hasta me regaló hacer un libro autoeditado juntos! ¿Pueden imaginarse eso? El corazón se me sale de la emoción. Todavía lo vivo así ahora, cuando ella ya no está.
—¿Cuáles entendés que son los caminos de exploración de un texto para lograr el diálogo entre la imagen y las palabras?
—Pienso y repienso en esta pregunta, y la respuesta es: Apasionarse. Creo que el diálogo genuino entre palabra e imagen solo surge de un compromiso profundo y emocional con la obra. Si te apasionás con algo, lo vas a tratar de hacer tuyo: investigándolo, releyendo, amasándolo, pensándolo y repensándolo, volviendo a él varias veces… ¡Recreándolo! Después, a veces y de tanto en tanto, ocurre la magia y ese diálogo se convierte en una sinergia única, una obra nueva, con vuelo propio.
—¿Qué no puede faltar en una obra de Gonzalo Kenny?
—No sé qué respondería el día de mañana, pero hoy quiero creer que en mis obras no puede faltar la pasión, la emoción. Algunas veces esa emoción está puesta en la composición, o en la acción de la imagen; otras está puesta en el color, o en la técnica elegida; a veces en la luz. O en una mirada… Todavía puedo decir que cada nueva imagen, cada proyecto que me llega, es una nueva oportunidad de desafiarme y probar nuevas cosas. Me siento muy privilegiado por esto. Sigo siendo un maravillado de la posibilidad de poder estar trabajando de lo que mejor sé hacer, dibujar. Y por eso trato de poner todo en cada imagen.
—¿En qué proyectos estás trabajando por estos días?
—Actualmente estoy comenzando a preparar el material de lo que será la edición de uno de los textos aún inéditos de Liliana Bodoc: Tiempo de Dragones III. Por otro lado, estoy trabajando para el exterior en varios lanzamientos y proyectos editoriales globales que verán la luz hacia fin de año y de los que podré contar un poco más en los próximos meses. Y por último y no menor, finalmente estoy trabajando en firme en lo que será mi primer artbook, un libro completo de ilustraciones propias.
—Si pudieras dejar el dibujo de un sueño en nuestra pantalla del comienzo, ¿cuál sería?
—Sería el dibujo de muchas huellas más en ese dibujo. Para que muchos otros tengan las posibilidades que yo tuve, y tengo, de caminar siguiendo mis sueños.
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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro
El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.
Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.
El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).
“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.
Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.
Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.
Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.
Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.
El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.
El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.
Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.
Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.
Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.
Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.
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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura
Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.
La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.
En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.
“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.
Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.
También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.
En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.
El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.
El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.
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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+
La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.
Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.
Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.
La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.
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