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Música

“Adiós Sui Géneris”, 45 años después

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Por Hernani Natale (*)

Ante una audiencia que superó las 25.000 personas, una cifra inédita hasta el momento para un grupo local de rock, Sui Géneris, el dúo conformado por Charly García y Nito Mestre, que además de lanzar las carreras de estos artistas se erigió como una banda clave de la escena local, se despidió con dos memorables funciones realizadas el 5 de septiembre de 1975, en el estadio Luna Park, inmortalizadas en un disco en vivo y una película documental de culto para los fans.

“Adiós Sui Generis” marcó un hito en el devenir del rock argentino, tanto por su significado artístico en la historia del movimiento local y por dar cuenta de un nivel de masividad impensado, como por erigirse como un símbolo del “final de la inocencia” ante la noche negra que se avecinaba en la historia de nuestro país.

En una época marcada por la censura y la creciente violencia política, Charly y Nito, acompañados como era habitual por el bajista Rinaldo Rafanelli y el baterista Juan Rodríguez, decidieron dar su última función ante el público porteño, acaso atravesados por el cambio de época que se estaba produciendo en todos los aspectos.

Como tributo por haber amplificado su voz, pero también como si se tratara de un fin de fiesta ineludible, miles de jóvenes colmaron la capacidad del populoso estadio de una manera jamás vista en el rock argentino.

Esta impresionante convocatoria, la electrizante performance del grupo, cuya vitalidad volvía increíble el argumento de su separación por la falta de interés en el proyecto, y el mensaje de las canciones que operó como una especie de diario de la época, hicieron de estos dos conciertos un acontecimiento fundamental en la cultura contemporánea argentina.

Esa altura mitológica se evidencia aún más ante las palabras expresadas por Nito Mestre al ser consultado por la agencia de noticias Télam a raíz de este 45to. aniversario: “En realidad es algo que no tengo tan presente. No vivo pensando en eso. Sinceramente, lo veo como algo lejano. A veces, hasta me parece que le pasó a otro. Forma parte de una película de la que se acuerda más la gente que yo mismo. Pero sí sé que fue un momento clave, una cosa histórica”.

En tal sentido, el recuerdo más fuerte que reconoció el exSui Géneris al evocar esa noche fue el impacto que le generó la gran cantidad de público que colmó el estadio, algo que podía predecirse cuando se tuvo que agregar otra función, pero no a esos niveles.

“Generalmente, siempre se ven las mismas fotos o la película; pero la otra vez Rubén Andón, que fue el único fotógrafo que ese día fue desde la mañana, igual que Eduardo Martí, me mostró unas imágenes que nunca había visto desde atrás del escenario y me impactó la gran cantidad de gente. Era algo inusual”, contó Mestre.

La sorpresa se dimensiona aún más si, como recordó el músico, se tiene en cuenta que la banda tuvo dudas cuando el productor Jorge Álvarez propuso la despedida en el Luna Park, porque creía que se trataba de un lugar demasiado grande.

“La mayor sorpresa fue cuando nos dijo que se iba a agregar otra función porque se habían vendido todas las entradas”, afirmó.

Formado a fines de los 60 en las aulas del colegio militar Dámaso Centeno, de Caballito, Sui Géneris encabezó el movimiento llamado “acusticazo”, que presentaba una faceta folk al rock argentino, a partir de su debut discográfico de 1972 con “Vida”.

Bajo el sello Talent Microfón, el grupo presentó en este álbum y en su sucesor “Confesiones de invierno” clásicos como “Canción para mi muerte”, “Rasguña las piedras”, “Aprendizaje”, “Mr. Jones”, “Quizás porque” y “Mariel y el Capitán”, entre tantos.

Para su tercer disco “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, de 1974, la banda adoptó un sonido más cercano al rock sinfónico, con el uso de sintetizadores por parte de Charly García, lo que evidenció diferencias artísticas entre sus miembros.

A pesar de que se había comenzado a trabajar en un nuevo álbum, que iba a llamarse “Ha sido”, la falta de conexión entre las inquietudes artísticas de García y Mestre llevó a que tomaran la decisión de separarse.

Ante este panorama, Álvarez pensó una despedida en grande, con un concierto multitudinario que sería grabado para un álbum en vivo y un registro cinematográfico, proyecto que cayó en manos de Bebe Kamín.

La noche resultó apoteótica, con un Charly vestido de frac en velado homenaje a la portada del disco “Adiós Cream”, histriónico como no se lo había visto hasta ahora y rodeado de sintetizadores; y un Nito ofreciendo una de sus más brillantes actuaciones, con un impecable e inspirado desempeño vocal.

Además del repaso de los grandes éxitos y de estrenar “Bubulina” (que formaría parte del repertorio de La Máquina de Hacer Pájaros), “Nena” (la futura “Eiti Leda”) y “Fabricante de mentiras”; en la segunda función el grupo interpretó la autocensurada “Botas locas”, con el secreto deseo de volver a ser arrestados por eso, como había ocurrido poco antes en Uruguay. Esta vez finalmente no pasó.

Tras los shows en el Luna Park, Sui Géneris completó algunos compromisos que tenía en distintos puntos del país, pero una serie de eventos desafortunados recordaron que el dúo tenía los días contados.

La leyenda de esa noche histórica se alimenta hasta ahora gracias al disco doble en vivo y las imágenes del documental que durante años se exhibió en función trasnoche en los cines porteños.

“Fue un momento dulce y de reconocimiento que de alguna manera no nos esperábamos. Una cosa es saber que estaban vendidas las entradas y otra cosa, vivirla”, sentenció Mestre.

La bifurcación cristalizaría en el rock progresivo de La Máquina de Hacer Pájaros y el folk con toques de fusión de Los Desconocidos de Siempre.

(*) Agencia de noticias Telam.

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Música

“The Tortured Poets Department”, el nuevo disco de Taylor Swift

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Por Javier Herrero (*)

El flamante LP de Taylor Swift ya está entre nosotros y se trata de un ambicioso trabajo de largo aliento, que incluye 31 nuevos temas en más de dos horas de música que, según las primeras críticas, se perfila como su álbum más personal.

Así, la ruptura tras seis años de relación de Taylor Swift con el actor Joe Alwyn vuelve este viernes a la palestra ante el lanzamiento de ‘The Tortured Poets Department’, en el que la estadounidense nacida en Pensilvania disecciona los males de su relación y emprende un ejercicio de terapia tras el final de la ensoñación.

Su publicación llegó además con sorpresa: tras la filtración este pasado jueves de los 16 cortes que debían integrar el disco completo, finalmente fueron 31 las canciones que lo componen y en ellas su vida personal constituye una vez más su material favorito para construir canciones.

“Reflejan eventos, opiniones y sentimientos de un momento fugaz y fatalista en el tiempo, uno que fue a la vez sensacional y doloroso a partes iguales”, ha comentado ella misma en sus redes después de la publicación sobre “un capítulo que está cerrado y tapiado”, en el que “no hay nada que vengar ni cuentas que ajustar una vez que las heridas han sanado”.

Los rumores sobre el posible núcleo temático del disco comenzaron desde que la propia Swift (West Reading, 1989) reveló el título en la última gala de los Grammy, muy parecido al de un chat “online” que su ex compartía con los también actores Paul Mescal y Andrew Scott, llamado ‘Tortured Man Club”.

Ese es igualmente el título de uno de los cortes destacados, en el que Swift le espeta a su interlocutor con ínfulas de escritor (cabe recordar que Alwyn coescribió en el pasado algunos temas de la cantante): “Tú no eres Dylan Thomas y yo no soy Patti Smith“.

Asimismo, no parece casual la coincidencia geográfica entre la nacionalidad británica de su ex y la fuente inspiracional de la canción “So Long, London”, una de las más torturadas junto a “Florida!!!!”‘. Respecto a esta, hay quien apuntó que ese era el estado en el que recalaba la gira “The Eras Tour” cuando en abril de 2023 se hizo pública la ruptura de la pareja.

Los reproches prosiguen en uno de los temas potencialmente más radiables de esta hornada, “My Boy Only Breaks His Favorite Toys” (en español, mi niño solo rompe sus juguetes favoritos), en el que la artista anuncia el momento en el que se da por vencida en una relación que no prospera: “Abandono lo de construir castillos que él destruye”.

Entre los temas sorpresa que aparecieron a las dos horas de su hora oficial de publicación se encuentran los que debían integrar como extras las cuatro ediciones especiales del disco, esto es, “The Black Dog”, “The Albatross”, “The Bolter” y “The Manuscript”, que cierra las más de dos horas de música.

El desamor va cubriendo conceptualmente todo el álbum y, con él, la melancolía se hace fuerte, pero sin desesperación ni en sus palabras ni en sus formas, más bien aceptación, con espacios para la ironía y el sarcasmo en cortes como “The Smallest Man Who Ever Lived” o “I Can Do It With a Broken Heart”.

Es ese, casi al final, uno de los pocos alivios de “bpm” acelerados y ochentosos que se pueden encontrar en este “The Tortured Poets Department”, marcado por la densidad emocional de las canciones, coproducidas por la autora junto a su inseparable Jack Antonoff.

Bajo su criterio, sintetizadores y arreglos electrónicos sustituyen en gran medida a las texturas orgánicas que acompañaban la melancolía que también impregnó trabajos previos como “Evermore” o el previo “Folklore”, ambos de 2020.

En medio de todo ello, de vez en cuando afloran atisbos de la Swift de la época “country”, como cuando recupera el ukelele y viejas estructuras melódicas de entonces, véase en la dinámica y larga “But Daddy, I Love Him!”.

Mención aparte merecen las dos colaboraciones de este álbum que se publicaron sin carta de presentación previa: por un lado Post Malone en el inicial “Fortnight” (en el que queda relegado vocalmente a una labor más de acompañamiento) y, por otro, Florence + The Machine en la catártica “Florida!!!!”, con una relación vocal más compensada entre las dos intérpretes.

Con “The Tortured Poets Department” ya en la calle, Taylor Swift iniciará en París los días 9, 10, 11 y 12 de mayo el tramo europeo de su “The Eras Tour”. Serán medio centenar de actuaciones hasta el final el 20 de agosto en el estadio de Wembley de Londres, con paradas como las del 29 y 30 de mayo en el remozado estadio Santiago Bernabéu de Madrid.

(*) Agencia de noticias EFE

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Música

Las Pelotas y un esperado regreso a la ciudad de La Plata

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Las Pelotas regresan a la ciudad de La Plata, la cita será el jueves 25 de abril a las 20 en el Teatro Ópera. Las entradas se encuentran a la venta por sistema Livepass y en la boletería del teatro.

Surgidos de la disolución de Sumo, grupo que cambió el curso del Rock Nacional en los ’80, Las Pelotas es una de las bandas más convocantes y reconocidas de la Argentina.

Con años de carrera y una incontable lista de presentaciones en vivo, la banda se convirtió en indiscutido referente del rock Argentino. Distingue a Las Pelotas la capacidad de entrelazar el rock más puro con grandes canciones que se sostienen en el tiempo con actualidad y vigencia junto. Líricas profundas que se mezclan con sonidos clásicos y de vanguardia .

Con arrolladoras presentaciones en vivo, la agrupación recorre su historia llegando a la actualidad donde se consolida como una de las bandas de rock argentino con más convocatoria y vigencia.

El 2023 marcó para Las Pelotas un año muy activo. A sus giras sumaron un Movistar Arena sold out más un adelanto discográfico en single :“Es clara”; una canción fresca que transita los rincones de la reflexión, el encuentro y la esperanza.

La producción artística estuvo a cargo de Germán Daffunchio y Sebatián Schachtel.

El propio Sebatián Schachtel reflexiona: “El presente y futuro de Las Pelotas está construido de nuevas canciones. Nos encanta tocar en vivo y hacer giras pero todo eso se pone más interesante si sabemos que hay nuevas músicas construyéndose; por eso periódicamente nos juntamos en nuestro estudio en Nono y un poco retirándonos de nuestra vida cotidiana nos sumergimos en las nuevas ideas que van surgiendo”.

“‘Es clara’ nació en ese proceso de búsqueda; es siempre un misterio el por qué algunas ideas se desarrollan para ser una nueva canción y otras quedan en el camino como especies no terminadas. ‘Es Clara’ comenzó con esos dos acordes que inician la canción y cuando la melodía y letra del coro aparecieron supimos que ahí había algo nuevo”, destacó el musico.

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Música

Tom Jones, la voz que desafía al paso del tiempo

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Por Martín Sassone (*)

Pasaron apenas seis minutos de las 21 y el experimentado cantante aparece en el escenario y se sienta en una banqueta. Acompañado por Paddy Milner al piano, comienza a cantar “Growing Old, de Bobby Cole”.

“Me estoy volviendo viejo…”, entona con la voz tranquila, casi irreconocible. Es una declamación, pero también es una trampa. Ese hombre canoso que está frente a nosotros es una leyenda que pronto cumplirá 84 años y cualquiera podría pensar que sus días de gloria han quedado atrás. Nada más errado. Termina la canción, ingresa el resto de la banda y empiezan a sonar los primeros acordes de una canción épica que pocos de sus seguidores conocen.

Entonces su voz envuelve a todo el Movistar Arena y ya nada más importa. Es como un fenómeno climático del cual uno no puede refugiarse. Te arrastra y te eleva. Ese es el efecto que solo él puede lograr. En algún momento también lo consiguieron Elvis, Sinatra y Pavarotti, pero ya no están entre nosotros. Tom Jones, sí.

Su aspecto de lord inglés no desentona con su robusta y profunda voz. Es la historia viva del pop de los últimos 60 años y es la sexta vez que se presenta en Buenos Aires. Lo hizo en 1974, luego en 1980 y más acá en el tiempo en 2007, 2010 y 2016. El público, en su gran mayoría veteranos de mil noches, lo reciben con una gran ovación. Más allá de que “Not Dark Yet”, de Bob Dylan, les resulte ajena, saben que lo que está por venir será único e inolvidable.

Antes de comenzar el tercer el tema, el galés hace una breve introducción. Cuenta que la siguiente canción la grabó por primera vez en noviembre de 1964, y que en marzo de 1965 ya era número 1 en Inglaterra. Es la conexión que faltaba con su público, una que sepamos todos.

“It’s Not Unusual” no pasa como si nada a pesar de que no es la versión crooner que todos escucharon cientos de veces, sino una más remozada aunque igual de pegadiza. Sigue con “What’s New Pussycat?”, ahora con Milner en acordeón, que le dan al viejo clásico que tomó de la película de Woody Allen un tono circense. Pasaron poco más de 10 minutos desde el comienzo y la fiesta es total.

La recuerda a Dusty Springfield con “The Windmills Of Your Mind” -que como “Not Dark Yet” está en su último disco “Surrounded by Time”- en la antesala del que será el momento más caliente de la noche: su éxito dance de 1999, “Sexbomb”, lo transforma en un blues bien crudo, demoledor. Arranca cantando casi como si estuviera en el Delta del Mississippi, con el respaldo del notable guitarrista Scott McKeon, y luego la banda se electrifica estilo Chicago. Energía pura. Como Jesús con Lázaro, levántate y anda, Tom Jones canta y todos comienzan a bailar.

Interpreta otras versiones de su último álbum como “Popstar”, “Lazarus Man”, “Talking Reality Television Blues” y la sublime “One More Cup of Coffe”, también de Bob Dylan, y algunos covers de su repertorio tradicional como “Green”, “Green Grass Of Home” y “Delilah”. Otro momento extraordinario se da con “Tower of Song”, de Leonrad Cohen, donde subraya la frase “nací con el don de una voz de oro” y alcanza un registro vocal que eriza hasta las paredes.

Sobre el final, lanza dos hits ochentosos -“You Can Leave Your Hat On” y “Kiss”- para que ya nadie más se siente en sus sillas. Tras un breve intervalo, casi dos horas después del comienzo, vuelve para los bises. Primero con “One Hell of a Life”, en la que pide: “Cuando esté muerto (…) Sólo recuerden que tuve una vida increíble” y luego se zambulle en dos rocanroles primarios – “Strange Things Happening Everyday” y “Johnny B. Goode”- para cerrar una noche única, en la que una voz, otra vez, venció al paso del tiempo.

(*) Agencia Noticias Argentinas

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