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“La voz áspera de la ternura”: a diez años de la partida de Chavela Vargas
Por Victoria Ojam (*)
Provocadora, rebelde y clara adelantada a su época, la memorable Chavela Vargas fallecía una década atrás a los 93 años ya convertida en un símbolo de libertad en vida y en la música, dos mundos en los que transgredió barreras de género de todo tipo y que la inmortalizaron como una de las más influyentes artistas latinoamericanas de su tiempo.
“Yo no soy bohemia, yo nací con esa sed de luna, sed de noche, sed de sueños, persiguiendo sueños”, se presentaba “La voz áspera de la ternura” -como la calificó su querido amigo Pedro Almodóvar– en una entrevista ofrecida en 2003, promediando sus 80 y poco después de, contaba, lanzarse de un avión en las alturas para sentir realmente lo que es volar.
Con su característico estilo rasposo y duro a la hora de entonar, la cantante pasó así a la historia, como una figura que, aunque quizás tardíamente reconocida, desafió las expectativas sociales y el sonido tradicional de su México adoptiva para sellar su impronta inconfundible a toda una manera de experimentar la existencia.
Repleto de claroscuros, su recorrido comenzó en Costa Rica, donde nació el 17 de abril de 1919 en el pequeño distrito de San Joaquín de Flores y fue bautizada como María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, aunque pronto adoptaría otro nombre público y otro país en el que, como aseguró en su biografía, encontraría “la vida de verdad”.
Abandonada por sus padres y sobreviviente de la poliomielitis en la infancia, humilde, joven pero ya golpeada, llegó al país norteamericano en su adolescencia para radicarse, aunque su despegue como intérprete ocurriría casi dos décadas más tarde, luego de trabajar como cocinera y vendedora de ropa y hasta como chofer de familias de alta alcurnia mexicana.
La oportunidad de dar a conocer su voz en un programa de radio y su gran cercanía con quien sería una suerte de padrino musical, el prolífico cantautor José Alfredo Jiménez -también socio suyo en largas noches de descontrol-, se transformarían en un modesto trampolín a los escenarios de Acapulco y en pequeños circuitos artísticos y, en los años 60, a adquirir mayor notoriedad.
Y es que “la dama del poncho rojo”, con todo su magnetismo, supo presentarse frente a estrellas de Hollywood como Elizabeth Taylor, Rock Hudson, Ava Gardner y Grace Kelly, pero más importante aún en su intimidad, cosechó profundas amistades con artistas e intelectuales como la emblemática Frida Kahlo y su esposo Diego Rivera, el colombiano Gabriel García Márquez y, más tarde, con el español Joaquín Sabina, entre otros.
Todos ellos la caracterizaron -y algunos todavía lo hacen- como una personalidad única, un espíritu que inspiraba calidez más allá de los reveses que le impuso la vida, y como una irrepetible de la música, con su “manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común”, como describió Sabina, que le dedicó la famosa “Por el boulevard de los sueños rotos”.
Acompañada únicamente por una guitarra, Chavela dejó tras de sí ejemplos de su conmovedor y sufrido lamento frente al micrófono en “Macorina”, de su primer álbum grabado en 1961, “Paloma negra”, “Un mundo raro” y “La llorona”, tal vez la más famosa e hipnótica de sus versiones; por nombrar tan sólo un puñado de las que aparecen en su extenso haber de más de 80 discos de estudio y en vivo.
Basta un repaso de su obra y situarla en contexto para comprender la relevancia vanguardista que “la Chamana” tuvo al hacer propias esas letras, cuando la canción ranchera, el género que principalmente la volvió conocida, era señal unívoca de fiesta y la música popular mexicana en general, un dominio absoluto de los hombres.
Intentaron que subiera al escenario en vestido y tacos, pero elegía ponerse pantalones, trajes de charro, sombreros y salir sin maquillaje, aunque eso le valiera la incomprensión y el desdén de quienes que la tildaban de “marimacho”, y cantaba lo que se suponía que debían ser líricas felices como si se tratara de una catarsis, una forma de purgar el dolor.
En la sociedad homofóbica e intensamente religiosa de la México de su época, se paraba frente a los roles de género establecidos, bebía y fumaba “como varón”, a veces calzaba una pistola en su cinto, y le hablaba desde la música a las mismas mujeres a las que los compositores se las habían escrito: Chavela lo dio vuelta todo mucho antes de que su genio fuera abrazado en los pagos latinoamericanos, pero debió atravesar un duro impás de 15 años para volver con renovado recibimiento.
Entrada la década del 70, rechazada una vez más por el mundo que la rodeaba y tras la muerte de José Alfredo Jiménez, fue acogida por una familia de chamanes que la ayudaron a rehabilitarse de su dura adicción al alcohol, y desapareció de la vida pública al punto de que la sociedad la diera por muerta.
Sería España el nuevo lugar en el que, ya en los 90 y con sus fantasmas bajo control, volvería a cantar su querido repertorio frente a una audiencia y cultivaría más vínculos en el universo artístico que le dieron el impulso necesario para recorrer los escenarios ibéricos de la mano de Miguel Bosé, Ana Belén, Sabina, Martirio y el propio Almodóvar, su “único amor en la Tierra”.
Revitalizada, lúcida y activa, la intérprete de “Que te vaya bonito” y “Las simples cosas” expresó abiertamente que era lesbiana a los 81 años y eligió despedirse de las presentaciones en vivo en 2006: “No quiero que me vayan a ver solamente por ser una viejita simpática”, dijo en su último concierto en la Ciudad de México.
Mujer libre hasta el final, alguna vez resumió: “Yo no soy barco, no tengo velas, no tengo ancla. Tengo alas maravillosas, unas alas muy tenues, muy bellas, que yo las siento y voy por el mundo. Ahí sueñas, ahí creas. El que está estacionado no crea. Hay que romperse el alma para poder crear”.
(*) Agencia de noticias Telam.


Mundo
Subastan seis grabaciones inéditas relacionadas con Los Beatles

Seis grabaciones inéditas relacionadas con Los Beatles, entre ellas un disco de cuatro canciones desconocidas hasta ahora grabado por John Lennon, ensayos de “Sargent Pepper´s Lonely Hearts Club Band” y una producción de George Harrison con una versión de “While My Guitar Gently Weeps” que presenta a Jimmy Page en la guitarra, son subastadas por la casa de apuestas on line Gotta Have Rock and Roll a un precio inicial de 300 mil dólares.
La cintas estaban hasta el momento en poder de Derek Taylor, jefe de prensa de la popular banda, quien confirmó que planeaban lanzarse a través de Zapple, una subsidiaria de Apple dedicada a proyectos experimentales, pero que finalmente fueron archivadas, según consignan diarios europeos.
La más llamativa de estas producciones es un disco inédito de John Lennon titulado “One From The Nursery” grabado en su 1969 en su casa de Tittenhurst Park y en el que participa Kyoko Cox, la hija de Yoko Ono.
La placa contiene 45 minutos de cuatro canciones inéditas, de las cuales solo se conoce el título de dos de ellas: “John, I Love You” y “I Wish You Were My Father”.
Otra de las cintas consiste en ensayos del “Sargent Pepper´s Lonely Hearts Club Band” registrados entre finales de 1966 y principios de 1967, que incluye además sonidos de animales utilizados en la grabación final del revolucionario disco.
Una tercera cinta trata de una colaboración de George Harrison con la Bonzo Dog Doo-Dah Banda, una formación integrada por estudiantes de arte británico relacionada con los Monty Python, en donde puede escucharse una versión de “While My Guitar Gently Weeps” en la que participa el futuro guitarrista de Led Zeppelin Jimmy Page.
En el paquete también hay otro disco de Harrison con esta agrupación que contiene unas 16 canciones, una entrevista a Lennon en donde habla de su relación con Yoko Ono y revela detalles íntimos sobre su vida, y una sesión terapéutica de la propia Yoko con Arthur Janov, creador de la metodología conocida como “grito primal”.
La subasta aclaró que la venta consiste sólo en el material pero no en sus respectivos derechos de autor, por lo que su eventual propietario solo podrá escucharlo en privado, motivo por el cual se presume que las cintas permanecerán inéditas para el gran público.
Mundo
Hallan un cuadro hasta ahora desconocido del artista renacentista Rafael

Una obra hasta ahora desconocida de Rafael que representa la figura bíblica de María Magdalena y sugiere la influencia de Leonardo Da Vinci fue encontrada por un grupo de investigadores en una colección privada fuera de Italia.
El hallazgo fue comunicado durante un congreso internacional sobre la figura del pintor, “La Bellezza Ideale-La visione della perfezione di Raffaello Sanzio”, realizado en la localidad de Pergola, en el centro de Italia.



El cuadro es una representación de María Magdalena que toma como modelo el rostro de Chiara Fancelli, mujer de Pietro Perugino, uno de los maestros del pintor, que data de 1504, informaron los medios de comunicación italianos, entre ellos ANSA.
La obra, montada sobre una tabla de álamo de 46 cm por 34 cm, de 1504 y perteneciente a una colección privada en el extranjero, ha sido atribuida al artista de Urbino por un grupo de estudiosos.
El artista, también conocido como Rafael de Urbino, se hizo célebre por pintar las Estancias del Vaticano, que alternó con la realización de otras obras, como los frescos de “El triunfo de Galatea” para la Villa Farnesina. A partir de 1518, se ocupó también de la decoración de las Logias del Vaticano con pequeñas escenas del Antiguo Testamento envueltas en paneles de grutescos. “La Transfiguración”, última obra del artista, es considerada por algunos el compendio perfecto de su arte.
Los investigadores concluyeron que el pintor renacentista es el autor del cuadro recién hallado al comprobar el uso de la técnica del “espolvoreo” para transferir el dibujo preparatorio, habitual en el artista, mediante análisis de laboratorio realizados por ART & Co, una división de la Universidad de Camerino.
Además, en la pintura se aprecia la influencia de Leonardo da Vinci sobre Rafael por el uso del degradado en el perfil de la mujer y las proporciones matemáticas con las que el artista planteaba sus composiciones.
La “Magdalena” es además similar a otras versiones realizadas por su maestro Perugino y expuestas en la Galería Palatina de Florencia y en Vila Borghese de Roma.
Entre los expertos que intervinieron en la conferencia estuvieron María Cecilia Visentin, profesora especializada en iconografía religiosa de la orden de las Siervas de María, y Annalisa Di Maria, una de las principales expertas internacionales sobre Leonardo da Vinci y el Renacimiento italiano.
Artes Plásticas
A los 91 años, murió el artista plástico colombiano Fernando Botero

El célebre artista colombiano Fernando Botero, conocido por sus esculturas de voluminosas figuras humanas, murió este viernes a los 91 años.
“Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz. De la paloma mil veces desechada y mil veces puesta en su trono”, escribió en su cuenta en la red social X (antes Twitter) el presidente de la república de Colombia, Gustavo Petro.
La alcaldía de Medellín anunció siete días del luto en la capital de Antioquia para honrar la memoria del artista colombiano más grande de todos los tiempos, tal como confirmó el alcalde, Daniel Quintero.
Nacido el 19 de abril de 1932 en la ciudad de Medellín, Botero fue el creador de la corriente artística “boterismo” caracterizada por personajes voluminosos que lo hicieron reconocido en todo el mundo, en donde buscaba resaltar “la sensualidad de las formas”.
Sus figuras corpulentas le han llevado a abordar una gran variedad de temas, como reinterpretaciones de cuadros de los antiguos maestros, escenas callejeras latinoamericanas, la vida doméstica y retratos satíricos de personajes políticos. El volumen de sus personajes permitió al artista enfatizar y resaltar ciertos rasgos, aumentando su impacto.
La formación artística de Botero fue autodidacta, pese a que asistió a la Academia de San Fernando en Madrid y a la de San Marcos en Florencia. Sus primeras obras conocidas son las ilustraciones que publicó en el suplemento literario del diario El Colombiano, de su ciudad natal.
A los 19 años viajó a Bogotá, donde presentó su primera exposición individual de acuarelas, gouaches, tintas y óleos en la Galería Leo Matiz, y con lo recaudado vivió algún tiempo en Tolú. De su estancia allí saldría el óleo “Frente al mar”, con el que obtuvo el segundo premio de pintura en el IX Salón Anual de Artistas Colombianos.
Su momento “eureka” llegó en 1956, cuando vivía en Ciudad de México: el artista pintó una mandolina con un agujero de sonido inusualmente pequeño, lo que hizo que el instrumento adquiriera proporciones exageradas. Botero se sintió entusiasmado por estas posibilidades aparentemente nuevas, y esto encendió su exploración del volumen a lo largo de toda su vida.
En 1977 expuso sus bronces por primera vez en el Grand Palais de París y en 1978, Fernando Botero pintó su propio pastiche del cuadro, titulado “Monalisa” y pintada en su estilo característico de “Boterismo”, en homenaje a una de las más famosas de todas las pinturas al óleo occidentales, creada por Leonardo da Vinci.
Fue además un escultor consumado que creó formas sorprendentes que parecen una extensión de sus obras bidimensionales: sus piezas escultóricas se pueden encontrar en las calles de Medellín, Nueva York, París, Barcelona, Madrid y Jerusalén, entre otros lugares.
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