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Literatura

El argentino Axel Levin ganó el premio Nuevos Narradores de Fundación Mediterráneo

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El escritor argentino Axel Levin ganó el Premio Nuevos Narradores de Fundación Mediterráneo con su novela “Si no fuera por este pulso”. Así lo dispuso el jurado, convocado por la Fundación y dirigido a escritores menores de 35 años, que decidió otorgar el premio a la novela de Levin.

La revelación del fallo tuvo lugar en la sede de Murcia de la Fundación Mediterráneo, en un acto en el que intervinieron Rosa Peñalver, vicepresidenta de la Fundación Mediterráneo, y Basilio Pujante, presidente del jurado.

Durante la ceremonia Peñalver afirmó que “la Fundación mantiene desde hace décadas un compromiso con el fomento y reconocimiento del talento literario de los jóvenes creadores, ejerciendo como punto de encuentro entre la cultura y sociedad, y apoyando la creatividad y a los nuevos talentos”.

Vale mencionar que al Premio se presentaron un total de 94 novelas de 15 nacionalidades diferentes y el ganador, Axel Levin, obtuvo 5.000 euros y la novela se editará con una tirada inicial de 800 ejemplares en la editorial Pre-Textos.

Los miembros del jurado, formado por el profesor y crítico Basilio Pujante, la escritora Pilar Fraile, el periodista Manuel Madrid, la profesora Carmen Pujante y Manuel Borrás, director de la editorial Pre-Textos, coincidieron en premiar la obra de Levin, que conecta la realidad con el género fantástico.

El presidente del jurado destacó “la calidad de las 5 obras finalistas” y señaló “la madurez que el ganador ha mostrado en su obra a pesar de sus 31 años y ser su primera novela”. Sobre la obra, Pujante destacó “lo interesante del tema tratado, sobre las dinámicas de distintas violencias de la historia de la Argentina del Siglo XX y su peso en las familias de las víctimas”.

El propio Levin señaló: “Recibí el premio con mucha sorpresa y con mucha alegría. Para mí significa un paso muy importante para poder dar a conocer mi escritura y mi propuesta estética. Es un salto enorme”.

“En la novela”, añade el autor, “me propuse poder desarrollar una historia que involucra algunos aspectos de la historia de Argentina, como la dictadura militar o las nacionalizaciones de los años 70, entrelazando esos hechos con algunos elementos de mi historia personal y familiar, todo ello la pasión que siento por la ciencia ficción, lo que me permite jugar con los limites ficcionales de la realidad y darle a la protagonista algunos atributos extraordinarios”.

Sobre la obra

“Si no fuera por este pulso” es una novela que partiendo de una base realista, se adentra en el género fantástico proponiendo una trama que camina entre lo esotérico y lo histórico. La protagonista necesita conocer la verdad sobre la desaparición de sus abuelos, ocultada por la familia, y comienza una búsqueda que la lleva a La Cumbrecita, turística localidad de montaña del interior de Argentina.

En el libro se mezclan las atrocidades cometidas por la dictadura argentina con la acogida que en el país se dio a algunos nazis. La historia nos muestra que ambas violencias aún pueden estar más presentes de lo que nos creemos. En el libro encontramos ecos del nuevo gótico andino cultivado por autoras contemporáneas como Mariana Enríquez.

Acerca del autor

Axel Levin nació en 1992 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se graduó de Técnico Nacional en Recreación y Tiempo Libre (ISTLyR, 2012), de Profesor (2017) y Licenciado (2018) en Ciencias Antropológicas (UBA). También de Magister en Antropología Social (UBA, 2023). Actualmente, se encuentra haciendo el Doctorado en Ciencias en Antropológicas (UBA).

Levin participó de la antología 2015 de La Juntada (Asociación de Poetas Argentinos), y de la antología “Cómo decir” (2017), por los diez años del sello editorial Ruinas Circulares. A su vez, colaboró como compilador de la segunda antología de dicha editorial, “Cómo decir” (2018). En el 2020 publicó su libro de poesía, prosa poética y relatos por Viajera Editorial, “Vértigo diminuto”. Del 2018 al 2021 dirigió los talleres literarios para niños, niñas y adolescentes del espacio denominado Siempre de Viaje.

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Textos para escuchar

Electrifican mis sentidos – Inés Kreplak

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La escritora Inés Kreplak lee su poema Electrifican mis sentidos de su libro La ilusión de la larga noche editado por Santos Locos


Electrifican mis sentidos

Electrifican mis sentidos
las buenas novelas
la gente con humor ácido
los cielos estrellados
el viento en la cara
el olor de tu piel después de bañarte
la lealtad
la empatía
el calor húmedo
el azul y el dorado
el ritmo y la ternura
las luces de los autos por las noches
en la autopista
la vista desde atrás
para poder así tener certeza
de que los detalles son solo detalles
y que lo que importa
es ver el todo
para después elegir
qué quiero contar.

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Historias Reflejadas

“Cuentos revueltos”

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Cuentos revueltos

Eran las 12 de la noche, la hora en que los hechizos llegan a su fin y las hadas madrinas necesitan un descanso. Fue justamente por eso que en ese bosque de cuentos todos andaban confundidos.

Una lluvia suave caía desde las ramas de los árboles y con ella se borraban las palabras y se mezclaban las letras. Como nada era lo que parecía se desató una tormenta de personajes que, de pronto, perdieron el rumbo.

Capuchita roja o Caperucita, aunque eso ya no importaba, era una niña que necesitaba llegar rápido a la casa de su abuela. Sin embargo, en su camino se cruzó un joven apuesto que decía ser el Príncipe Encantado y que hacía días había desaparecido de su palacio. A pesar de que estaba nervioso y hablaba apurado le contó que su princesa lo esperaba y que ese ya era un tema de detectives, de esos que buscaban pistas y tomaban nota, pero él no podía volver.

En otro lado, un espejo mágico no quería revelar la verdad a la mujer que lo consultaba, mientras otra princesa buscaba un zapatito de cristal debajo de las hojas mojadas. En ese momento, siete enanos perseguían a un lobo, que no se había podido comer ninguna abuela porque ya no tenía hambre. Minutos después, detrás de una calabaza, las hermanastras de Cenicienta lo acusaban de haber matado a su madre.

Unos se gritaban a otros y nadie se escuchaba. La lluvia borró palacios y carrozas, cestas con comida y calabazas que, más tarde, se convirtieron en ricas recetas. No hubo magia porque las hadas se quedaron sin varitas y entonces… llegó el silencio.

En la oscuridad de aquel bosque las páginas de varios libros volaban entre los árboles para contar una historia nueva.

Cuentos revueltos, un cuento, todos los cuentos…

Andrea Viveca Sanz

Se reflejan en esta historia “Dicen que… Caperucita y Cenicienta” de Mónica López y Valeria Dávila con ilustraciones de Javier Giménez Ratti, “Caperucita Arroja” de Adela Basch y Luciana Murzi con ilustraciones de Rodrigo Folgueira, “¿Quién mató a la madrastra?” y ¿Quién secuestró al Príncipe Encantado?” de Fabián Sevilla con ilustraciones de Alberto Pez y “Comer con los ojos” de Beatriz Actis y Patricia Suárez.

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Literatura

La novela de espionaje en Argentina

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Por Luis Carranza Torres (*)

La novela de espionaje, a veces ubicada dentro del género del suspenso como thriller político y otras como una subespecie del policial, ha surgido y desarrollado en paralelo a la creación y vaivenes de los primeros servicios de inteligencia.

Es, quizás, la única rama literaria que exhibe ese ida y vuelta, con sus mecanismos de alimentación y retroalimentación respecto del hecho histórico y social del cual alimenta sus tramas. Los grandes galanes o mujeres acaparadoras de corazones no escriben romance, ni a los símbolos sexuales de las distintas épocas se les ha dado por escribir cuento o novela erótica. Pero sí muchos de los escritores del ramo del espionaje han pertenecido a servicios de inteligencia. 

William Tufnell Le Queux, uno de los creadores del género, William Somerset Maugham con la colección de relatos “Ashenden: or the British Agent” (una de las primeras obras basadas en experiencias reales de espionaje), David Cornwell, más conocido por su nombre de pluma John le Carré, Ian Fleming con su “James Bond”, Graham Greene o, más contemporáneamente, Jason Matthews, con su trilogía de novelas “Gorrión rojo”, son pruebas de eso.

Quizás la necesidad de retratar de modo verosímil un mundo secreto influye en ello, tanto respecto de escritores como también en la adhesión de los lectores al género. Por caso, fue un género tremendamente popular durante la Guerra Fría, que luego de la caída del Muro de Berlín decayó en interés.  

Quizá el primer autor en el género es el estadounidense James Fenimore Cooper con “El espía” (1821), cuya trama ambientada en la Guerra de Independencia de ese país relata una historia de contraespionaje. Fue también el primer “best seller” del género, con gran suceso de ventas, que lo hizo un autor reconocido. Un rasgo que se repetiría no pocas veces en el siglo XX con la consagración del género a nivel popular.

“Une ténébreuse affaire”, en su idioma francés original (“Un asunto tenebroso”) fue una novela de Honoré de Balzac publicada en 1841, originalmente en forma de entrega en Le Journal du Commerce. Se trata de una de las Scènes de la vie politique en La Comédie humaine, cuya trama se desarrolla en el periodo de transición que va desde la Revolución y el Terror a la asunción del poder por Napoleón Bonaparte en Francia. Trata temas como la lucha por el poder, la manipulación política, el papel de la policía secreta y la caída de la antigua nobleza.

Si bien es una novela compleja que combina elementos de novela policiaca, espionaje y realismo, indudablemente presenta en la profundidad de los personajes y eventos el perfil psicológico propio del género por primera vez. 

Son textos en donde la frontera entre lo policial y el espionaje no siempre se muestra claro. Incluso algunos relatos de “Sherlock Holmes”, que se han leído como novelas policiacas, son sin embargo ya un ejemplo temprano del género; por ejemplo, la “Aventura del tratado naval” (1893) y la “Aventura de los planos de Bruce-Partington” (1908), en que el detective protege secretos británicos de vital importancia de espías extranjeros, fungiendo en la última hasta como un agente doble.

A inicios del siglo XX se produce el afianzamiento del género, de la mano de la creciente tensión entre las potencias de la época que conducirá a la Primera Guerra Mundial. Si “Kim” (1901), de Rudyard Kipling, mostró el exotismo de lugares lejanos que sería una constante en el genero, “El agente secreto” (1907), de Joseph Conrad, desarrolló ese contexto histórico general y del personaje en particular, con sus consecuencias tanto para los individuos como para la sociedad. En 1908 se publicó una de sus primeras parodias en “El hombre que fue Jueves”, de Gilbert Keith Chesterton. Por su parte, el “Enigma de las arenas” (1903), novela de Robert Erskine Childers, definió los rasgos de ese tipo de novelas.

En cuanto a nuestro país, probablemente sea Robert Arlt el primero que incursionó en el género. Hacia fines de la década de 1930, en el tensionado mundo de entreguerras, entre 1937 y 1940 publicó varios cuentos del género en revistas como El Hogar y Mundo Argentino

“La aventura de Baba en Dimish esh Sham” (1937), “La doble trampa mortal” (1937), donde un teniente llamado Ferrain es asignado por su jefe a matar a una espía llamada Estela, “La cadena del ancla” (1938) y “Espionaje” (1938), son los más significativos

Relatos estereotipados (como las narraciones policiales), las aventuras de espías de Arlt en cuentos como ‘La doble trampa mortal’ y ‘Espionaje’, presentan figuras y funciones tipificadas que responden a los modelos genéricos: el detestable traidor, la bella espía, la imagen (maquiavélica, a veces), del espía jefe o del viejo espía y, también, el sujeto corriente o ajeno a las actividades secretas que se ve inmerso en una aventura conspirativa (Veraldi 1983: 20). Efectivamente, si hay un tópico de la literatura de espionaje retomado muy insistentemente, es el del ciudadano honesto y común que se ve arrastrado en un episodio de espías, tema que, en un cruce con el exotismo africano del espacio representado aparece en ‘La aventura de Baba en Dimish esh Sham’“, nos dice Laura Juárez, en su trabajo “¿Quién espía a quién? Roberto Arlt y los relatos de espionaje internacional”, presentado en el II Congreso Internacional Cuestiones Críticas.

Jorge Luis Borges, cuya obra narrativa está integrada de forma abundante por todos los elementos emblemáticos de la literatura de espionaje, tales como el enigma, la conspiración, las verdades ocultas, los laberintos intelectuales, los códigos secretos y los juegos de doble identidad, en cuentos como “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” (1940), “El jardín de senderos que se bifurcan” (1941) o “La muerte y la brújula” (1942), y hasta cultivó el género policial, primo hermano del de espías, nunca escribió al respecto.

Otro tanto ocurre con Adolfo Bioy Casares. Sin escribir en el género, su obra presenta elementos psicológicos del mismo. “La invención de Morel” (1940), desde la ciencia ficción, emana misterio y una sensación constante de vigilancia y paranoia. Todo eso resuena con el clima psicológico del espionaje. En “Plan de evasión” (1945), aparecen cuestiones como la manipulación de la percepción y el control mental, propias de un thriller de inteligencia.

Si la novela “Exocet” del autor inglés Jack Higgins, aparecida en 1983, tiene que estar aquí, lo dejamos al juicio del lector. No es literatura de espionaje argentina, pero sí se refiere a nuestro país, con incluso un protagonista argentino. Durante la Guerra de Malvinas, un piloto argentino deberá conseguir en Europa más de esos vitales misiles antibuque y una agente inglesa buscará impedirlo. 

Otro tanto podemos decir de “El cónsul honorario” de Graham Greene, también inglés, publicada diez años antes, en 1973. Ambientada en la ciudad de Corrientes, dedicada a Victoria Ocampo, mezcla política, religión y dilemas morales, con el intento de secuestro de un embajador estadounidense como punto central de la historia.  En este caso, nuestro país es simplemente el decorado para una trama típica y atemporal del autor.

“A sus plantas rendido un león”, de Osvaldo Soriano de 1986, se inscribe dentro de las parodias del género. Ambientada en áfrica, un cónsul argentino se alía con personajes tan extraños como pintorescos para desatar una revolución socialista en el país de Bongwutsi que perjudique a los britanos.

Continuará en esa senda de la parodia del género con “El Ojo de la Patria”, en 1992. A Carré, un agente confidencial vernáculo que vegeta en París, se le encomienda encargarse del transporte y entrega del Milagro argentino, el cadáver resurrecto y robotizado de un prócer histórico de la argentina. A la par de la crítica política a los personalismos, es también un homenaje, en los nombres de los personajes, a los autores globales del género.

“Papeles perdidos”, de Alfredo Abarca publicado en 1988, es a mi juicio la primera novela de espías bajo canon clásico de la literatura argentina. Retrata las vicisitudes de un oficial del ejército, asignado a la Secretaría de Inteligencia de Estado, que debe investigar las presiones de un grupo empresario para que se dicte una resolución aduanera que los favorece. Por la temática, la descripción de los organismos de inteligencia telúricos, y el tratamiento psicológico de los personajes, nada tiene que envidiar a los referentes por la época, del “espionaje realista” como Len Deighton o Ken Follet.

La trilogía “Caballo de fuego” (París-Gaza-Congo) de Florencia Bonelli, escrita entre 2011 y 2012, si bien incorpora elementos del mundo del espionaje, es básicamente una historia romántica. Otro tanto podemos decir de “Aquí hay dragones”. Pero estamos hablando de un tiempo, principios del siglo XXI, donde las fronteras entre los géneros se desdibujan, por lo que puede ser opinable. 

En 2014, la novela “El puñal”, de Jorge Fernández Díaz, pondrá al género de nuevo en el escalón del best seller. “Dura, negra, violenta, desencantada y apasionante novela. El puñal es tan argentina que estremece”, Dirá sobre ella Arturo Pérez-Reverte

“El Juego de las Dudas”, que ganó la II Edición del premio Leer y Leer como mejor novela de suspenso en 2015, fue uno de los aportes de quien esto escribe al género. Nada es demasiado real en la vida de una persona común cuando tiene algo que preocupa a los poderosos del mundo. Una historia de suspenso y engaño, entre Eloisa y Simón, un amor tortuoso de dos seres heridos, entre Florencia y Buenos Aires, con la CIA y la KGB asomando la nariz por uno de los inventos que revolucionaron al mundo y a las computadoras a inicios de 1970.

Reincidiríamos en el género en 2023 con “La Traidora”, la historia de una joven en la Londres de 1982, durante la Guerra de Malvinas, mitad argentina y mitad británica, cuya viva se halla estancada en lo emocional y laboral en el ministerio de defensa inglés, que debe tomar partido en el conflicto que estalla, merced a la propuesta de un hombre misterioso. 

Como puede verse, el género en nuestro país tiene sus obras, de modo recurrente, como también los elementos propios de las novelas de espías se presentan en otro tipo de historias. Algo no muy advertido, como suele ocurrir con las acciones del espionaje de carne y hueso.

(*) Abogado y escritor / Especial para Contarte Cultura

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Domicilio:La Plata, Provincia de Buenos Aires
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