

Literatura
Se lanzó la quinta edición de la plataforma Audiocuento
Con textos de Fernanda Ampuero (Ecuador), Juan Cárdenas (Colombia) y Eduardo Halfon (Guatemala) y Daniela Alcívar Bellolio (Ecuador) en las voces de Natalia Arenas, Cecilia Bona y Laura Leibiker, entre otras, se estrenó la quinta edición de audiocuentos, una plataforma (audiocuento.com.ar) que ya suma 115 cuentos que pueden ser leídos, escuchados y mirados gratis.
Desde el miércoles hay 10 relatos nuevos entre los que también están los trabajos de Matías Alinovi, Jorge Carballo (Costa Rica), Alisa Lein, Milagros Porta, Luis Federico Traverso y Mariana Viñas, que fueron seleccionados por Dainerys Machado (Cuba), Brenda Navarro (México) y Edgardo Scott (Argentina), luego de haber participado en una convocatoria a la que se presentaron 2375 autores.
Además de Arenas, Bona y Leibiker, en esta edición leen Pablo Cecchini, Rosana Famularo, Nicolás Hochman, Ana Negri (México), Luis Antonio Rincón García (México), Samantha Rojchman y Yamila Sar.
A su vez, las ilustraciones están a cargo de Manuel Boyero, Candela Córdova, Nicolás Lepka, Matías Moretta, María José Pita (Uruguay), Florencia Ramírez, Marcela Ribadeneira (Ecuador), Gustavo Rodríguez (Estados Unidos), Mariana Viegas Charneca y Pablo Zapata.
A estos nuevos textos se puede acceder a través de audiocuento.com.ar, una plataforma que funciona desde 2016 y ya tiene más de tres millones de visitas.
Se trata de un proyecto dirigido a personas no videntes, a docentes y alumnos de escuelas secundarias en el que se pueden encontrar ficciones de Samanta Schweblin, Ariana Harwicz, Claudia Piñeiro, Marcelo Figueras, Jorge Consiglio, Inés Garland, Gabriela Cabezón Cámara, Hernán Ronsino, Esther Cross, Andrés Neuman, Carlos Chernov y Diego Golombek.
Además lecturas a cargo de Reynaldo Sietecase, Juan Di Natale, Dalia Gutman, Bárbara Vitantonio, Nicolás Artusi, Ricardo Tapia y Flavia Pittella, e ilustradores como Rep, Estrellita Caracol y Caribay Marquina, entre muchos otros.

Literatura
Se realiza el “Festival Liliana Bodoc Vol. III”

Del 14 de junio al 12 de julio se llevará a cabo la tercera edición del “Festival Liliana Bodoc”. El encuentro se realizará en el espacio Hasta Trilce, los sábados a las 16.
Estos encuentros están producidos y llevados adelante por la compañía Tres Gatos Locos y el teatro Hasta Trilce y se basan a la representación de cuatro obras de la autora.
El cronograma difundido del “Festival Liliana Bodoc Vol. III” contempla las siguientes presentaciones:
- 14 de Junio
UN CUENTO NEGRO - 21 de Junio
ROJO - 28 de Junio
YE-LOU - 5 de Julio
VERDADERAVERDE - 12 de Julio
YO, EL ESPEJO AFRICANO
Artes Plásticas
Novedades y eventos de Bosquemadura E-Ditorial de Arte

Bosquemadura E-Ditorial de Arte dio a conocer sus novedades publicadas y por publicar en 2025, como así también eventos llevados adelante por el sello.
Entre ellas, en el mes de abril se editaron dos libros nuevos: “Erupciones. Oír lo que queda, tocar la huella”, de la performer Roxana Ramos y “Urbomaquia. Intervenciones urbanas” del grupo de ese mismo nombre.
Asimismo, el sello informó que el martes 10 de junio se presentará en el Museo Emilio Caraffa (MEC), en Córdoba, el próximo libro digital de Bosquemadura, “Pharus II. Paisajes y fotografías ficcionales”, de Matilde Marín.



Además, desde la editorial destacaron que en junio se realizarán dos eventos relacionados con el libro de Hilda Zagaglia: “Hilda Zagaglia. De lo inasible a lo visible”.
El miércoles 4, a las 17, se realizará “Voces y Poesía, desandando una escritura pictórica”, una lectura performática con Clelia Romanutti, Cuca Becerra y Adriana Musitano, frente a la obra de Hilda Zagaglia “En todas partes a un tiempo”, en la Sala 2 del MEC.
Por otra parte, el miércoles 18, también a las 17, se organizará en el museo una conversación con lectoras del ebook, con Mariana Del Val, artista y directora del MEC; Mónica Ambort, periodista; y Guadalupe Garione, licenciada en Letras Modernas y miembro del equipo de Bosquemadura.
(Fuente: Bosquemadura Difusión)
Textos para escuchar
Deuda pendiente – Andrea María Vázquez

Andrea María Vázquez lee su cuento Deuda pendiente.
Quedaba la espera. Sólo eso. Escuchaba en Spotify una canción de su juventud. La música aflojaba las emociones acumuladas en la garganta.
Recordaba al mensajero que acudió presuroso y eficiente. El chico le pareció un poco despistado, demasiado joven, pero escuchaba atentamente sus órdenes y recomendaciones. Se sorprendió cuando le pagó en efectivo y de manera generosa por el trabajo.
Cerró los ojos pensando en la carta. Palabras, hilvanadas en un papel que transportaba sus sentimientos.
***
Elvira:Le confieso que no sé escribir cartas, no soy un hombre dado a la comunicación.
Soy de los que prefieren el silencio, las palabras justas y la acción. Pero a usted nunca le demostré nada de esto. Conoce como nadie mis omisiones.
La amé antes, cuando éramos jóvenes, cuando podíamos confiar en que el futuro era nuestro. Hicimos mal en dar por sentado que las cosas se ganan porque sí, sin el sabor de la lucha. Usted era una batalla digna del mejor soldado.
Ese no fui yo.
Esta carta podría estar llena de muchos “quizás…” “si hubiéramos…”. Colmada de excusas para justificar cómo dejé que su esposo la arrebatara de mi lado.
Usted era mía, no lo niegue, no sirve de nada. ¿Recuerda cuando bailábamos boleros? La música siempre me trasportó a sentir su piel.
Siempre estuve al tanto de su vida, de alguna manera el destino me recordaba mi deuda pendiente.
Nunca imaginé que nuestros chicos estudiarían en el mismo colegio. La primera vez que advertí su presencia, fue un soplo de aire fresco para una vida asfixiante. Sentí que recuperaba algo que me pertenecía.
Su sonrisa fue de asombro al principio. La calidez de su afectuoso y educado saludo, se convirtió en una tentación poderosa. Coincidir era un premio a mi cobardía. Su distancia y excesiva educación en nuestras charlas eran el castigo que acepté.
Enterarme que nuestros hijos estaban enamorados, era otro pagaré del destino. Verlos con el mismo brillo en los ojos que tuvimos a esa edad, me emocionó. No sé, ¿serán los años? Mi propósito fue que ellos no supieran a qué sabe la distancia.
Por supuesto que a muchos no les agradó que la joya de la familia se casara con un músico que no tenía ni un peso. ¡Pavada! El hippie que habita en mí, se encargó de organizar una revolución.
Atesoro el recuerdo de sus labios en mi mejilla y el rastro de sus lágrimas, cuando murmuró en la boda de los chicos: “Gracias”.
En Instagram ya subieron fotos de la última presentación en París. ¡No me diga que no hice algo bueno!
La amo.
Lo dije en una carta. Espero poder decirlo en persona.
En esta vida las segundas oportunidades son escasas. Ahora podemos estar juntos, ya no quiero ser un mendigo, ni estar en deuda con el amor.
Usted es la poseedora de mi secreto, estoy en sus manos, es la dueña del tiempo presente y futuro.Adalberto
PD: Las gardenias que transportan esta carta tienen el perfume de su piel, descubrí el significado hace poco y desde ese día esbozo esta misiva, ya no quiero que este amor sea un secreto.***
Escuchaba el interno de su asistente llamándolo, lo ignoró. Prosiguió en su mundo, en sus recuerdo de un amor perdido y anhelado.Al fin pudo cantar, acompañar a Juan Eduardo en el viejo hit, renacido en una publicidad de celulares.
La puerta se abrió interrumpiéndolo. Sus ojos cerrados se negaban a regresar a la realidad. ¿Qué podía decir su fiel asistente Mabel? ¿Que su jefe tendría un día de locura?
Alguien lo acompañó en la melodía.
—La próxima vez me envías un mail o un WhatsApp —lo reprendió cariñosa. —Tu mensajero le llevó la carta a la vecina, que se quedó con las flores.
Caminó desplegando esa elegancia que la caracterizaba. Dejó la cartera en una esquina del escritorio y se situó frente a él. Escuchó cómo Mabel cerraba la puerta, protegiéndolo de intrusos.
—Vos te castigas con música del recuerdo, Adalberto.
—A mí me gusta la letra —se defendió.La tenía frente a frente, con el olor de las gardenias besando su piel. A sus sesenta y ocho años tartamudeaba.
—La letra es linda —dijo quitándole sus lentes y dejándolos sobre el escritorio.
—La letra ha-habla de no-nosotros —proseguía terco y tartamudo.
—¿Me amás? —lo enfrentó seria.Él afirmó con la cabeza. Las palabras, habían abandonado su boca. Atinó a perderse en esos ojos que fueron testigos de sus cobardías y de sus grandezas.
Esa mirada lo condujo a salir de su parálisis y reclamar sus labios.
Adalberto regresaba después de décadas, al país que habitan dos y se aman.
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