

Además
Marcelo Peri: “El mago debe ser ese puente generoso entre la fantasía y la realidad, y vivir en esos dos mundos”
Por Walter Omar Buffarini
Como por arte de magia, 26 años atrás Marcelo Peri se convirtió en el Mago Félix. Lo que se suponía nada más que un nombre artístico, se transformó en una profesión, una actitud, una genuina forma de vida.
Sin trucos, el artista platense dialogó en exclusiva con ContArte Cultura y no dudó en contar sus secretos, no aquellos que forman parte de sus rutinas, sino los que lo llevaron a tener una dilatada carrera sobre los escenarios.
—¿Cómo fue que decidiste ser mago?
—Podría decirse que tengo dos etapas. A los 5 años me encontré frente a un mago y dije “yo quiero ser mago”. Entonces me regalaron los primeros juegos y, contrariamente a lo que esperaba, entendí que eso no era magia, que era todo una mentira, entonces me enojé y terminé dedicándome a la música. Pero mi papá tenía amigos que eran magos, hasta tuvo un contador que lo era, así que la magia siempre estuvo conmigo.
—Entonces el enojo no te duró tanto…
—No, claro que no. Y mi padre otra vez tuvo indirectamente cierta responsabilidad. Era dueño de una mueblería que tenía su propio taller, por lo que todos los circos que llegaban a instalarse en distintas temporadas en el Parque San Martín de La Plata pasaban por el local y se llevaban el aserrín para la pista dejando a cambio entradas para las funciones. Eso me permitió poder ver bien de cerca a los magos. A esto se sumó que mi abuelo, que se dedicaba al tango, a la música, también hablaba mucho de ellos y despertaba mi curiosidad.
—Estás hablando siempre de un Mago Félix niño, ¿qué pasó cuando fue creciendo?
—Podría decirse que esa, la de la infancia, fue la primera etapa, pero mi camino en la magia lo retomé con más fuerza después de la escuela secundaria, cuando comencé a animar fiestas infantiles. Los primeros pasos los di con un amigo que era malabarista. Los dos éramos músicos y eso nos permitía hacer una animación interesante. Algo muy artístico como quizás hoy no haya. Teníamos, además de juegos, mucho de canciones y mientras él se encargaba de hacer malabares yo realizaba mi parte de magia, pero todavía no pensaba que podía ser mi forma de vida. El hecho de que mi papá tuviera la mueblería hacía prever que lo mío estaría por ese lado. Y así fue que me quisieron matar cuando alrededor de mis veinte años decidí dedicarme a esto. Por ese tiempo comencé a estudiar magia de una manera más seria en la escuela de Fumanchú. Estuve también en el CADEM, ingresé en la Entidad Mágica Argentina, donde pude tener cerca mío a personajes como David Copperfield, y con el correr de los años participé de muchos congresos. Como “Mago Félix” tengo ya 26 años.
“Se debe saber ser mago sin nada y tener una rutina poderosa,
para que la gente diga: ‘¡Con nada nos mató!'”
—Seguramente fueron años no sólo de shows, sino de estudio y capacitación.
—Así fue, pero también fueron años de golpes muy duros. Tuve una formación muy profunda. Me gusta mucho estudiar y tenía una biblioteca gigante que era mi orgullo y que perdí por completo en la gran inundación de La Plata del 2 de abril de 2013. Fue un momento muy triste donde también perdí un gran número de juegos, tal vez los más importantes de mis espectáculos.
—Un momento imposible de olvidar…
—Fue realmente una desgracia para mí. En esa época era el mago de la República de los Niños, lugar donde trabajé por 12 años. Aquel 1º de abril venía de un show en Ituzaingó, pasé por mi casa, dejé en el suelo los juegos y los equipos de sonido que había utilizado y tomé los que usaba en la República, hacia donde me dirigí. Todo aquello fue tapado por el agua, ya que no logré regresar. Lo único que sobrevivió era lo que habitualmente no usaba y se encontraba en lugares altos a donde el agua no llegó.
—¿Cómo lograste sobreponerte?
—Aquella noche tan desesperante, en medio de la tristeza de lo que sucedía, pasó algo muy lindo. Como conté, la inundación me sorprendió volviendo de la República de los Niños. En el camino ayudé a una pareja que estaba con sus dos hijos sin saber cómo seguir, y terminamos junto a otra gente asustados, con frío, preocupados. Entre el grupo de desconocidos hubo alguien que me reconoció como el mago de la República y me pidió que hiciera un juego. No lo dudé y, al hacerlo, la magia cambio el ánimo de todos. Ese fue el impulso que me llevó a seguir adelante.
—Seguir, pero sin los elementos necesarios
—Aquello fue muy loco. Yo tenía una función a los dos días de la inundación y me encontré con que no tenía nada. No tenía traje, no tenía juegos, pero lo que sí tenía era la necesidad de saber cómo afrontar el show, que en definitiva era lo que me permitiría empezar a recaudar para poder recuperar algo de lo perdido. Entonces me dije que si realmente era un artista de verdad no podía no hacer magia porque había perdido todo. Me convencí que tenía que ser mago con nada. Y así salí adelante.
“Fumanchú decía que el mago es un actor que representa el papel de un mago. Entonces me convencí de que tenía que estudiar teatro y así soy uno de los pocos magos que lo hizo. Esa formación de actor me hace un mago diferente.”
—¿Cómo se logra ser un buen mago?
—Con estudio y mucho trabajo. En mi escuela de magia atendemos tanto los juegos como el trabajo mágico de la persona. Buscamos descubrir dónde está el mago de cada uno, dónde está su verdad escénica. Eso es lo que entiendo fundamental. Cuando uno se para frente al público debe tener y conocer su verdad escénica. En mi caso es el amor. Así, cuando inicio mis espectáculos le digo a los espectadores: “Esto es un acto de amor”. Yo doy amor en forma de magia y también lo hago en forma de risa. Y lo bueno es que, en ese feedback con el público, recibo el amor de ellos en forma de aplausos, que es lo que en definitiva voy a buscar.
—¿Estás diciendo que no sólo depende de saber magia?
—Creo que la magia es amor. Como mago lo que busco es mostrar a los demás que hay una forma distinta de estar vivos. Que se puede creer en que es posible alcanzar alguna de aquellas cosas que parecen imposibles. Esa es la ley de la magia. Yo logro de la nada hacer aparecer algo, o desaparecer, o adivinar, y así estoy demostrando que es posible. Aunque sea una fantasía, aunque tenga secretos para lograrlo, demuestro que hay otro cristal para mirar, que no es ni mejor ni por, es diferente y quizá puede descubrir una manera distinta de sentir.
“Soy mago todo el tiempo. Esto es un tránsito. El escenario es parte de ese tránsito, quizás la más luminosa, pero también lo es cuando estoy en las sombras, cuando ensayo. Es un constante tránsito en el que se es mago permanentemente.”
—¿Creés que cualquiera puede ser mago?
—No. Hay que nacer mago y hay que saber entender que no todo el que hace magia es mago.
—¿Cuál es el secreto de un buen show?
—En mi caso nace desde la presentación. Cuando me dicen “¿cómo querés que te presente?”, yo les digo “suavecito, presentame suavecito”, y entonces así tengo la posibilidad de crecer sólo, lo que me permite también alcanzar el remate deseado. El mago tiene que partir de lo sencillo, tiene que ser como invisible hasta lograr salir a la luz. Debe ser ese puente generoso entre la fantasía y la realidad, pero yo, mago, debo vivir en esos dos mundos.
—¿Entendés que es indispensable que haya humor en un show de magia?
—Yo soy un mago que hace reír y creo que no es necesario… pero sí. Dicen que donde hay risas hay ángeles, y yo creo mucho en eso y lo he podido ver en la gente. Hice magia para gente de 80 o 90 años y al verlos reír sentí que les estaba dando vida. He visto personas transformarse con la risa, cambiar su energía, y fueron esos momentos en los que me he sentido en el cielo. La risa es como la música. Se puede hacer magia sin música, se puede hacer magia sin risa, pero sin duda son dos recursos muy importantes.
“No tengo dudas que Dios me regaló algunas veces parte del cielo en la tierra y fue sobre un escenario.”
—¿Te inquieta la necesidad de hallar siempre juegos nuevos o te conformás con los ya conocidos?
—Tengo un bagaje de juegos del que no me puedo desprender, aunque siempre se busca hacer cosas nuevas. Hay juegos que son eternos, pero hay que encontrarles su momento. Me ha pasado de conseguir un juego deseado y tardar hasta doce años para poder ponerlo en el show. Porque se debe encontrar su verdad escénica, su música, su discurso de presentación, su porqué. A pesar de saber realizarlo no lo hacía. Hasta que encontré el momento.
—¿Crees que debe ser la meta de un mago crear sus propios trucos?
—Para mí los secretos de la magia son como notas. A la magia la concibo como música. Yo siento que hago canciones con los secretos que aprendí y los que sigo aprendiendo. Pero creo que nunca he creado un efecto de magia. Toda vez que creí eso, con el tiempo me di cuenta que en realidad otro ya lo había hecho. Después de tantos siglos de magia, es imposible inventar nada nuevo. Es como si en música pretendieras crear una nueva nota. Me conformo con crear “canciones” con los secretos, cosa que no es poco. Y trabajo para que cuando no puedo asistir a algún evento, el mago que me reemplace no sea lo mismo. Por eso creo mis juegos, mis presentaciones, disfruto ser actor y no pararme en el escenario como el típico mago.
“Mis shows tienen mucho humor y son finamente desopilantes. La gente se pregunta ‘¿hasta dónde va a llegar?’, y yo llego hasta donde el respeto me permite.”
—¿Podés ocupar el rol de espectador en un acto de magia?
—Depende del mago que voy a ver. Si es un amigo, disfruto mucho su puesta en escena. Disfruto el amor y el esfuerzo que le puso a ese acto que lleva adelante. Mis amigos magos son magos.
—¿La magia te quitó algo?
—Quizás no me sacó, pero puedo decir que me dio soledad. Más allá de eso, y si tuviera que responsabilizar a la magia, tuve ganas de tener dos profesiones que finalmente dejé: la carrera de Psicología y el Profesorado de Historia. Quizás me privó de tener una posición económica mejor de haber seguido los pasos de mi padre. Pero realmente no pienso que la magia me haya quitado algo. Uno sabe que para ganar algo debe dejar otra cosa y simplemente fue eso lo que sucedió. Es la ley.
—¿Por qué Félix?
—Casi feliz. Tiene que ver con mi concepción idealista. Nunca podré ser feliz mientras haya un niño con hambre, con frío, que llore, que tenga miedo. Yo como mago siempre busqué cambiar esa realidad. Soy feliz cuando soy mago, pero soy Félix (casi feliz) porque soy un ser humano.
Conocé más del Mago Félix aquí.

Además
Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro

El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.
Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.
El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).
“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.
Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.
Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.
Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.
Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.
El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.
El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.
Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.
Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.
Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.
Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.
Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.
Además
Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura

Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.
La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.
En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.
“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.
Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.
También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.
En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.
El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.
El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.
Además
Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+

La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.
Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.
Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.
La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.
Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso