Historias Reflejadas
“Las compuertas del silencio”
Las compuertas del silencio
La sangre late verdades que abren las compuertas del silencio y liberan secretos.
En los márgenes del tiempo, la vida se dispersa en la muerte para reflejarse en un espejo que revela lo invisible.
El pulso de la existencia marca el ritmo de las horas en las que es necesario buscarse para encontrar las respuestas que burbujean en el alma.
Alguien decide entre sombras y replica en los otros la imagen de sus deseos. Sobre ella, una cadena de mandatos arrincona los recuerdos y deja al costado de la vida a aquellos que se enredan con sus hilos mezquinos.
Vínculos sin rostro se pierden en una memoria fragmentada, un destino sin historia rueda incierto en un laberinto de emociones que encarcelan las palabras.
En un remanso del camino, como si decidieran levantar vuelo en medio de una noche oscura, esas mismas palabras logran escapar de una boca sellada y se elevan por encima de toda circunstancia para liberar los secretos.
Las máscaras caen y las verdades encuentran su cauce. Se han abierto las compuertas del silencio.
La sangre late en libertad…
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Más allá del mar”, de Laura G. Miranda; “Como clavel del aire”, de Patricia Coria; “La mirada de los otros – Mentiras”, de Natalia Romina Bártoli; y “Secreto compartido”, de Sabrina Mercado.
Historias Reflejadas
“Un colorado Había una vez”
Un Colorado “Había una vez”
Detrás del Colorín Colorado, en el espacio que sigue al punto final, siempre era posible encontrar una nueva historia.
En cambio, en el instante que seguía al “Había una vez”, justo allí sobre esa burbuja de palabras, existía algo que alguien alguna vez contó.
A veces, se trataba de un viaje interplanetario, hacia planetas lejanos en los que era necesario recuperar los recuerdos. La magia de las palabras creaba el ambiente adecuado. Como si fueran ladrillos unidos para edificar, ellas se encargaban de traer a la memoria aquello que había sucedido o quizás lo que jamás sucedió, pero era necesario inventar: un cuento…Y Colorín Colorado…
De pronto, varios animales caminaban por las páginas de un libro para hacerse escuchar. Algunos levantaron vuelo para tejer una historia de historias que era necesario revelar. Había una vez…
Dicen que para atrapar un sueño es necesario viajar hasta el arcoíris, abrazar sus colores y dejarse pintar por sus rayas. Colorín amarillo. Hubo un color que se perdió y la historia quedó descalza.
No era sencillo viajar en un zapato, eso lo sabía aquel pie que se desprendió de uno de ellos, que hasta entonces había sido su compañero inseparable. Había una vez un zapato, sin pie, que se animó a caminar para contar su propio cuento, sin Colorín ni Colorado.
A menudo había que tener varios ojos para no perderse los detalles. Era posible que detrás del Colorín Colorado naciera un cuento de cuentos en el que el Colorado perdido ya formara parte del siguiente “Había una vez”…
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia: “Los planetas Elfos”, del libro Familias raras de este planeta y otros de Graciela Repún, ilustrado por Sara Sedrán; “Cuando un águila piensa”, del libro Cuentos del bosque de Cristina Ramos, ilustrado por Marcela Calderón; “Prohibido el elefante”, del libro Prohibido el elefante de Gustavo Roldán, con ilustraciones de Luis Pereyra; y los cuentos “Pedro, el zapato” y “Siete colores”, del libro Cuentos para siete colores de Susana Gesúmaría y Aarón Cupit, ilustrado por Héctor Martínez.
Historias Reflejadas
“Estornudo de cuentos”
Estornudo de cuentos
En los senderos del tiempo quieto nada era lo que parecía. Mucho menos la extraña boca que se había abierto sobre los escalones de la biblioteca.
Todo había sucedido después de un suspiro prolongado que, sin mediar palabras, había provocado aquel estornudo de cuentos. Ante la vista de los pocos presentes, los cuentos se precipitaron y comenzaron a rodar por la gran escalinata de mármol.
Allí, donde las horas eran días y los días eran horas, se produjo una gran confusión. Los renglones se anudaron, las letras chocaron y los puntos se abrazaron a las comas. En minutos, que fueron segundos, las páginas vacías levantaron vuelo y el viento se llevó en sus brazos un mar de cuentos.
En la escalinata, los autores, aferrados a las curvas y las rectas del “Había una vez”, pusieron en marcha el reloj del tiempo quieto y se entregaron a un tic-tac de historias nuevas.
Andrea Viveca Sanz // @andreaviveca
En esta historia, y acompañando las vacaciones de invierno en la que los más chicos tienen largos ratos para disfrutar, se reflejan todos los cuentos que a ellos pudieran fascinarlos.
Historias Reflejadas
“El otro lado del silencio”
El otro lado del silencio
Las palabras resbalan sobre la superficie de un silencio. Un hilo se suelta. Las voces sin voz, como un eco que raspa y lastima, repiten el lamento de una historia callada.
Por debajo, en la oscuridad, las raíces absorben el recuerdo de la tierra y rescatan los sonidos de la memoria.
Arriba el mundo se quiebra, la verdad asciende, crece, arde y se detiene en un detalle imperceptible, apenas un punto viscoso por donde el grito asoma y conmueve.
El tiempo se estira, elástico, dentro de las bocas que esconden las palabras. Los círculos se cierran, sin distancias. Lo inevitable sucede, las mentiras se alargan y resbalan sobre la superficie del miedo.
Las voces toman vida, emergen lentamente desde el fondo, se expanden como ondas y finalmente se manifestan en una historia que habla, a pesar del silencio.
Andrea Viveca Sanz
Se reflejan en esta historia las siguientes novelas: “Trasfondo”, de Patricia Ratto; “Distancia de rescate”, de Samanta Schweblin; “Cadáver exquisito”, de Agustina Bazterrica; y “Tú eres para mí”, de José Niemetz.
Debes iniciar sesión para publicar un comentario. Acceso