

Entrevistas
Guillermo Bartoli: “Sólo puedo escribir y cantar lo que siento y me dicta mi interior”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
La poesía se desplaza entre las cuerdas, hilos de palabras se dejan llevar por el movimiento de la música, una síntesis imperceptible, un encuentro invisible, la voz avanzando, una vibración sobre los sonidos que se transforma para mutar en el tiempo y convertirse en canción.
Guillermo Bartoli lleva muchos años en el camino de la música, las palabras, adheridas a los sonidos que emergen de su interior, dan vida a los temas que forman parte de sus discos.
El músico platense mantuvo una charla virtual con ContArte Cultura para recorrer el camino de sus creaciones y contar sus vivencias en la ruta de los sonidos.

—Si pudieras elegir una palabra que defina tu vínculo con tu guitarra, ¿cuál sería y por qué?
—Mi vínculo con la guitarra es como con una mascota. Bien podría ser un perro, que es un animal que admiro. Porque es dócil, porque en un perro podés confiar, se deja acariciar. Un perro siempre espera por vos sin pedir nada. Él siempre está, y está en tu propia voluntad ir por él.
—¿En qué momento comenzó tu interés por la música?
—Fue a mis 13 años cuando empecé a querer tocar ese maravilloso instrumento que es la guitarra. Creo que fueron las canciones de Silvio Rodríguez, que escuchaba mi madre mientras limpiaba la casa los sábados, y los tangos o los temas de Nicola di Bari que oía mi padre cuando amasaba sus pizzas Salvatore. Los sábados eran días de música en la casa y sin dudas ahí estuvieron los condimentos que me entusiasmaron. Con ese interés despierto, di los primeros pasos con una profesora que me enseñó a tocar el feliz cumpleaños y una zamba y finalmente el profe de mi viejo barrio Gambier de La Plata, Jesús Barraza, ex guitarrista de Pantera Negra, fue quien me dio el puntapié inicial para lograr tocar canciones de Ramones, Violadores y Nirvana, entre tantos otros.
—¿En dónde se gestan y crecen las poesías que forman parte de tus canciones?
—La literatura fue algo fundamental dentro de mi educación familiar. A los ocho años ya escribía historias fantásticas basadas en mis propios sueños y mi imaginación. Con el tiempo me dediqué mucho a la lectura con el empuje de mi abuelo Enrique Cerioni, quien había sido jugador de fútbol profesional en Gimnasia y Esgrima La Plata, Lanús y Huracán. Recuerdo que cuando le decía que odiaba ir a la escuela él me explicaba lo fundamental de la educación, porque recordaba que sólo había podido ir hasta segundo grado y desde su niñez se había dedicado a trabajar para llevar un mango a la casa. Ya de adulto, Evaristo de Lobo, su mentor dentro del fútbol, le aconsejó que leyera todo lo que pudiera, ya que eso le daría herramientas para la vida, para poder defenderse sobre todo ante las injusticias. Esas mismas enseñanzas él me transmitió a mí. Me daba libros para leer y luego los comentábamos juntos. Después, ya de más grande, comencé a escribir y fui evolucionando hacia la poesía y finalmente a la canción. Así, hoy sólo puedo escribir y cantar lo que siento y me dicta mi interior. Pero el canto comienza en mi vida con el amargo sabor de ver gente que abandona los proyectos musicales que de adolescentes nos dieron tanta satisfacción.


—Contanos cómo es el proceso creativo de esos temas y de qué manera surge la música que acompaña tus letras.
—Tengo distintas maneras de realizar los procesos musicales. En algunos casos me encuentro con una melodía y comienzo a ver detenidamente qué letra le puedo ir agregando. Otras veces la letra me guía a crear un ritmo o me dibuja una melodía. Y hay una tercera manera, y es aquella en la que construyo la composición, muchas veces en base a circunstancias que se dan en algún ensayo en donde dejamos fluir los sentidos, y aparece una melodía que encaja con una letra que tengo en la mente. Muchas veces me sorprendo de canciones que no sé cómo nacieron, pero están.

—Formás parte de la banda Manito Santa, ¿cuándo y cómo surge? ¿Cuáles son los discos que tienen grabados?
Manito Santa aparece entre finales de 2013 y comienzos de 2014, luego de dejar atrás Vairoleto, un proyecto con tres años de recorrido y con un disco a punto de ser editado. Manito nace por una necesidad esencial de estar con personas que sumen a mi caminar. En esas circunstancias convoqué a mí primo Diego Piro y a Sergio Paz, quien era compañero y amigo de trabajo y fue el creador del nombre de la banda. Con ellos empezamos a dar pequeños pasos en la escena musical platense y hoy, ya con cambio de integrantes, nos encontramos con dos discos en las manos. “Distinto” fue nuestro nacer y el resultado de largos años de recorrido, que nos dieron la confianza de no apostar a fórmulas matemáticas y grabar un disco en “Dormir Sucio Estudio”, en vivo, con la ayuda de Fernando Quintela como baterista y productor. Luego vino “Carnaval En Extinción”, con el mismo proceso de grabar en vivo.
—¿Cómo llevaste adelante la producción de tus discos como solista y qué es lo que más te gustaría destacar de ellos?
—La historia del comienzo de mis discos como solista es algo que me emociona particularmente. El primero de los trabajos, “Los Monos Son Buenos”, sale de la mano de Hernán Barrionuevo, quien fue mi profesor en un curso de composición. Él, con su impronta de conservatorio, me empezó a decir que las composiciones y canciones que le presentaba estaban muy bien, por lo que pasamos del taller de composición a estar creando mi álbum, en el que tuve el privilegio de que participara mi antiguo profesor Jesús Barraza, quien además me había acompañado en Vairoleto, y también participaron muchos amigos y amigas del camino musical. Mi segundo disco solista se convirtió en el desafío de grabar sólo con una guitarra y la voz, y así buscar crear un disco con un tinte melancólico y personal. Fue grabado junto a Fernando Quintela, en su estudio, todos los domingos del invierno de 2016, entre las 0 y las 4 de la mañana, lo que significó un gran esfuerzo. La elección de esos horarios tuvo que ver con intentar darle un carácter musical algo místico, que finalmente me dejó un entrañable recuerdo de esos domingos, lunes y silencios.


—¿Qué nos podés adelantar del libro de poemas que estás por publicar?
—Ésta cuarentena, y éste estado extraño de vernos detenidos en el tiempo, me permitió reencontrarme con mis escritos y poder trabajarlos pensando en su publicación y evitar que queden olvidados en un sótano de soledad. Así logré terminar treinta poemas y tener todo listo para pronto poder transitar mi debut editando. Les dejo uno de ellos:
Mezquindad
No te puede hacer daño si sus ojos de diamante no lo logran ver.
Su corazón es tan superfluo que ni pensando
distancia lo lograría ver.
Un diamante que no brilla puede ser la tortura en su propio ser.
Se olvidó del pasado y el presente un espejo roto cuando se ve.
Después de tanto tiempo, tantos días, te vino a ver.
Desesperado en soledad pidiendo el abrazo que él dejó ayer.
Permite ese abrazo que toque tu piel, no dejes que la bruma te ciegue como a él.
Vos no tenés mezquindad tu corazón de diamante sigue brillando al amanecer.
—Nos gustaría que elijas una frase, tuya o de alguien que admires, que defina tu estado de ánimo por estos días de aislamiento.
—Elijo la frase del general San Marín que dice: “La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien”. Hoy, ante esta pandemia mundial, tenemos que dar un paso adelante en la historia y cuidarnos y cuidar. Hacer el bien es cuidarnos, dejar de ser egoístas y pensar en los demás, retirando de nuestro espíritu la ventaja cómo método de aprobación de una civilización desgastada y sin valores.
—Un sueño que te gustaría dejar suspendido sobre las cuerdas de tu guitarra para que se convierta en música…
—Que la consciencia humana sea usada para mejorar y germinar una semilla de esperanza ante un sistema perverso de ansiedad y autodestrucción, con valores morales totalmente desequilibrados y un aligeramiento de la conducta social frenética y egoísta. Considero que en las canciones de Manito Santa logré exponer estás inquietudes.

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En primera persona: Nair Libonatti, escritora
La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Sobre sí misma y su arte
Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.
En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.
Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.
Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.
Sobre su obra
He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.



Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias. “El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.
Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.
Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.
Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
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Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.


—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
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Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
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