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La pandemia hizo repensar las actividades culturales

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Por Ana Clara Pérez Cotten (*)

Las medidas para mantener la distancia social y las cuarentenas necesarias para frenar el avance del coronavirus alteraron la dinámica de la actividad cultural, fuente de ingresos para muchos artistas pero también parte fundamental de la rutina de muchos argentinos: con distintas estrategias y aprovechando las redes sociales y las herramientas de lo virtual, libreros, escritores, psicoanalistas y músicos apuntan a cuidar la salud sin descuidar la dinámica del intercambio, tan crucial para sus profesiones.

“Aumentaron mucho las suscripciones en los últimos días y algunos hacen chistes sobre la cuarentena. Además, enviamos una lista de cinco recomendaciones y muchos cambiaron la dirección de entrega de la oficina a la casa. La gente se guarda a leer”, cuenta a la agencia de noticias Télam Florencia Ure, creadora junto al escritor Santiago Llach de “Pez banana”, un club de lectura por suscripción que en los últimos días creció al ritmo del encierro.

Después de que el mundo editorial se convulsionara por la suspensión de todas las charlas y presentaciones y del interrogante que pesa sobre la realización de la Feria del Libro -aún no se confirmó oficialmente su cancelación- las librerías implementaron estrategias para sostener las ventas, ya golpeadas por la crisis económica.

Mientras las librerías de cadena refuerzan las acciones para vender online, las independientes impulsan la campaña “La librería del barrio va a tu casa”, para sostener el vínculo con los clientes. “Habilitamos whatsapp para hacer recomendaciones y atender pedidos por esa vía y articulamos un sistema de envíos dentro de la ciudad de Buenos Aires”, cuenta Cecilia Fanti, responsable de la librería Céspedes que, por ahora, permanecerá abierta aunque con una nueva rutina de higiene y precauciones.

Suerte Maldita, Mendel, Musaraña y Mandrágora también se sumaron a esta iniciativa. “Esta semana fue cambiante, pero vimos algo que no pasaba desde antes de la crisis: los lectores se llevan de a cinco libros por el miedo a la cuarentena. Eso supuso un incremento importante en el volumen de ventas, marzo hizo una diferencia. Mientras algunos acopian papel higiénico, otros acopian libros. Ojalá podamos ayudar a pasar la cuarentena con buenas recomendaciones y lecturas”, señala Fanti.

En las redes sociales se multiplicaron los posteos de poemas, visitas virtuales a museos y bibliotecas online. Algunos lectores advierten que el escenario que genera la pandemia no es ideal para leer, aun cuando se disponga de más tiempo. “Una vez, Piglia dijo que ante la pregunta de qué libro llevaríamos a una isla desierta le sorprendía que necesitáramos la isla desierta como escena de lectura. Veo que aconsejan que nos quedemos leyendo, como si necesitáramos la pandemia para leer”, escribió en su cuenta de twitter la psicoanalista Alexandra Kohan.

Alexandra Kohan (Foto: Sofía Solari)

En una semana, la autora de “Psicoanálisis: por una erótica contra natura” suspendió una charla, su participación en el festival Leer y un viaje a Guatemala para participar de la presentación de una película. “Hay una dimensión real, preocupante, la económica. Para muchos de nosotros esto implica un parate económico. Pero si suspendo esa idea un poco, aparece lo tentador del silencio”, acepta la psicoanalista, aunque relativiza el vínculo lineal entre la lectura y el ocio: “Creo que funciona de otra forma. Cuando uno lee, en verdad, hace silencio; tiene que silenciarse”, dice.

“Después hay que ver si ese silencio que uno añora se puede soportar, en algunos casos funciona como una fantasía”, indica Kohan, que además repiensa al ritmo de las medidas oficiales cómo sostener la atención de los pacientes. “A veces pareciera que el análisis queda fuera del mundo. Voy a decidirlo con ellos en función de lo que le pase a cada uno y dispondré de las medidas necesarias”, apunta.

Mientras cantantes como Marta Gómez, Miss Bolivia, Juana Molina y Jorge Drexler reemplazaron sus shows con streamings desde sus cuentas en redes sociales, los escritores replantean cómo sostener su actividad.

Claudia Peñeiro

Claudia Piñeiro decidió presentar “Catedrales”, su última novela, con un video en Instagram. También difundió otro junto al Ministerio de Cultura con un mensaje para que la cuarentena sea más llevadera: “Antes nos encontrábamos en lugares, nos abrazábamos…Hoy seguimos necesitando encontrarnos, pero de otra manera. Podemos mandarnos libros, acceder a bibliotecas virtuales o seguir a artistas para que no se corte el encuentro cultural, algo que nos ha salvado en montones de crisis”, dice la escritora.

Los talleres son para muchos narradores una fuente de ingreso. Para los alumnos, un ámbito de socialización, aprendizaje y producción, pero la distancia social obliga a repensar los formatos.

El escritor Santiago Llach coordina doce grupos en las librerías Eterna Cadencia y Gandhi y tiene alrededor de 200 alumnos. “Por ahora, mantengo la modalidad presencial pero consulto grupo a grupo y les advertí que descarguen Google Hangouts. Ya tengo una alumna embarazada que se bajó, un abogado que me sugirió que intimara a los viajeros a no asistir, cuatro o cinco autoexcluidos por cuarentena y un alumno que no vendrá hasta que aclare”, repasa, después de suspender la fiesta del taller que iba a hacer en abril y en la que siempre hace de DJ el escritor Leo Oyola.

Santiago Llach

La posibilidad de recurrir al mundo virtual no lo convence del todo. “Parte de lo que funciona en los talleres es el cara a cara; no se trata de impartir un frío saber técnico. Es un acompañamiento personal que incluye varias dimensiones y un proceso que en general dura por lo menos un par de años. Es lo que a mí me funciona. Dicho esto, ante la posible e inminente necesidad de la distancia social, no me parece descabellado implementar algo virtual por un par de semanas, porque en general la mayoría de los alumnos viene hace tiempo”, analiza Llach.

En sintonía con el poeta y editor, Virginia Cosin decidió evaluar la situación sobre la marcha. Por ahora, la escritora mantendrá los dos talleres de tipo clínica con siete alumnos, pero usará la modalidad virtual los seminarios, más numerosos. “No me llevo muy bien con la tecnología y me parece rarísimo dar un taller a través de una camarita, pero es una posibilidad. Como los encuentros dependen mucho del intercambio es probable que habilite una carpeta de Drive para que en un mismo texto todos puedan hacer su devolución”, cuenta y se entusiasma con encontrarle una algo bueno a la adaptación: “Quizás hasta me da la posibilidad de escribir algunas cosas que en la oralidad no surgen”.

Martín Felipe Castagnet

El escritor Martín Felipe Castagnet, en cambio, es más optimista sobre la posibilidad de sostener un grupo on line porque desde hace cinco años coordina desde la plataforma Entrepalabras, “Las ocho estaciones”, un taller de narración. Este año, dictará uno de literatura fantástica, su género narrativo predilecto, y aborda subgéneros como terror, fantasy y ciencia ficción, pero también weird fiction, distopía y apocalíptico…muy adecuado para estos tiempos.

El optimismo de Castagnet, quien por ahora mantiene un taller presencial para seis alumnos, se debe en parte a que la plataforma (donde también dictan cursos Violeta Gorodischer y Pablo de Santis) fue pensada para aquellos que por trabajo o ubicación no pueden acercarse a un taller presencial.

Lejos de anular la vida cultural, la pandemia de coronavirus se revela como una instancia extraña pero válida para compartir y reinventar el encuentro cultural y sobrellevar la realidad.

(*) Agencia de noticias Telam

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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro

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El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.

Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.

El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).

“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.

Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.

Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.

Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.

Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.

El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.

El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.

Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.

Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.

Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.

Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.

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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura

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Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.

La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.

En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.

Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.

Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.

En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+

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La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.

Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.

Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.

La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
Edición Nº