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Entrevistas

Mariano Rodríguez: “El proceso de investigación es lo más relevante de cada historia que genero”

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Por Andrea Viveca Sanz
Edición: Walter Omar Buffarini

Entregado a su profesión de periodista y locutor, Mariano Rodríguez avanza sobre nuevos territorios y los conquista. Atravesado por las palabras, logra afianzarse en la apasionante tarea de construir historias.

Sus letras, elegidas con precisión, son ladrillos que se unen para sostener la arquitectura de cada uno de sus libros. Es en ese espacio donde sus ficciones esperan a cada lector, justo en los límites de cada página, cuando lo imaginado toca los renglones de la realidad y la transforma y enriquece.

En diálogo con ContArte Cultura, el escritor rosarino toma su pluma y deja caer las palabras con las que comparte sus obras.

—A modo de presentación, ¿de qué manera comenzaría la novela en la que Mariano Rodríguez fuera el protagonista?
—La verdad, es una muy buena pregunta, nunca me la habían hecho hasta ahora… Creo que una novela en la cual yo fuera el protagonista debería ser en un lugar propicio como para despertar y generar lindas sensaciones, entre ellas el amor, el estar acompañado por alguien, por supuesto importante para mí, pero además también debería tener una significancia histórica relevante, algún lugar que fuera para mí importante o donde se hubiese producido algún hecho de relevancia histórico, no en cualquier lugar. Creo que en esto que describo gira un poco el contenido de lo que yo quiero expresar a través de las novelas que escribí, ya que están diseñadas para encajar perfectamente en el género romántico- histórico, tiene que ver con el amor, por supuesto, pero también tiene que haber algún marco histórico que me genere pasión, interés, para poder explayarme y recrear allí una buena historia. Igual no creo ser un buen protagonista para una novela romántica, así que prefiero, por ahora, seguir escribiéndolas a protagonizarlas. (risas)

—¿En qué momento sentiste que el viento de la escritura te arrastraba hacia el género romántico-histórico para construir tus propias historias?

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—Creo que siempre tuve el anhelo de escribir y nunca me propuse hacerlo en un determinado género. Primeramente, me habían ofrecido hacer policiales, ya que vengo del ámbito del periodismo, pero la verdad lo descarté porque no me hubiera sentido cómodo del todo en ese género. Después de un tiempo llegó a mí la historia de Epecuén, un pueblo que fue devorado por el agua del lago en el año 1985 y eso sí que me generó interés y despertó grandes expectativas. Me apasionó tanto el tema que fui a visitar el lugar y volviendo desde allí se me fue formando la historia en la cabeza de qué hubiera ocurrido si dos chicos que estaban en su mejor momento, enamorados, y que se habían jurado amor eterno eran separados por la tragedia. Situación que finalmente ocurrió, porque todo el mundo tuvo que dejar sus casas de un momento a otro para nunca más volver y así fue cómo se fue gestando esa historia en mi cabeza, la que conté en mi primer libro Más allá de todo. Creo que el género romántico-histórico encajó perfectamente, porque era una historia de amor sin igual y además el hecho me hacía remontar el relato a mediados de la década del 80, lo cual generaba ese valor histórico, amparado en un hecho que para mí, hoy incluso, sigue siendo trágico, increíble y el cual todavía creo que no dimensionamos del todo, ya que con la tragedia de Epecuén se perdió un pedazo de país. Así que ese fue el género donde mejor me sentí como para poder plasmar mis novelas, incluso las que vinieron después.

Epecuén, escenario de Más allá de todo

—Contanos qué elementos son imprescindibles a la hora de sentarte a crear tus mundos de ficción.
—Por lo general, suelo ser muy estructurado a la hora de escribir. Primero elijo el tema en el cual voy a desarrollar mi novela, que tiene que tener un marco histórico que me parezca adecuado como para poder desenvolverme y después estructuro todos los personajes que van a formar parte, no solamente el protagonista masculino y la protagonista femenina, sino sus familias, cada uno de los íntimos y el lugar en donde se va a desarrollar, es decir, dentro de ese ámbito histórico, qué hace cada uno. Como para darle un marco real al relato, para que la ficción también lo parezca. Creo que en todas las novelas he logrado plasmar más o menos eso, pero tiene que haber factores imprescindibles, como por ejemplo el lugar, que lo es todo, la época histórica, que también suma muchísimo, y la trascendencia de los personajes. Tiene que haber una buena historia de amor de fondo, cosa que me movilice, que me genere expectativas al escribirla y que después al lector pueda generarle una sensación parecida.

Patagonia argentina, escenario de Inadmisible

—¿Cómo llevaste adelante el proceso de investigación que te sirvió para dar el marco histórico a tus obras?
—El proceso de investigación es lo más relevante de cada historia que genero, en él sustento mis novelas. Así fue con la primera experiencia y también con la segunda novela que escribí, Inadmisible, que está basada en la llegada de los nazis a la Argentina después de la segunda guerra mundial. Eso me demandó muchísima búsqueda, no solamente abrir archivos desclasificados, algunos otros tener que solicitarlos, contactarme con historiadores, con guías turísticos, con periodistas, para tener una información de relevancia y también distintas opiniones respecto del mismo hecho. La última novela, Otra noche para soñar, que está amparada en el terremoto de San Juan de 1944, también me significó un desafío muy importante, ya que en aquel tiempo no había la cantidad de medios que generaran la información como ahora, ni tampoco cámara de fotos y filmadoras, o teléfonos celulares para documentar todo lo que ocurrió, entonces el proceso de investigación fue bastante arduo. Creo que se pudo concretar muy bien en las tres historias, al menos sé que van a ver allí reflejada gran parte de la realidad de esos hechos, ya que me interesa respetar casi la total veracidad de todos los hechos que han ocurrido, poniéndole, por supuesto, el condimento de ficción que genero en mi cabeza y que se adapta a esos hechos históricos.

San Juan en 1944, escenario de Otra noche para soñar

—¿De qué manera diste vida a tus personajes para insertarlos en los ambientes reales en los que se mueven?
—Dar vida a los personajes para poder insertarlos en los hechos históricos en las novelas que escribo es realmente el mayor desafío, porque uno tiene que pensar un contexto real que existió y que por lo general tuvo algo de trágico o de tremendo y generar una historia a partir de eso desde la imaginación, es realmente muy lindo y lo disfruto mucho, es algo que me apasiona. A decir verdad, todo lo que envuelve el proceso de escritura en sí mismo me fascina, por eso creo que cada personaje debe tener justamente la posibilidad de adaptarse al contexto, entonces lo pienso de esa forma, desde los nombres que les pongo hasta las características personales, cómo puede desenvolverse ante tal o cual hecho y, por supuesto, no solamente los personajes centrales, sino también, todo su entorno. Eso es lo que va dando forma a cada relato, a cada novela. También contemplar la posibilidad de que éstos también tengan una adaptación a lo que voy contando, o no, porque a veces uno no está preparado para todo lo que va ocurriendo, que como digo, al menos en mis historias, son hechos que sucedieron y que forman parte de la historia argentina. Me gusta escribir basándome en hechos reales que hayan tenido connotaciones en nuestro país, porque me parece que es también una manera de mantener vivo el recuerdo, nuestra idiosincrasia, y que de alguna manera nos aúna a todos en un hecho que alguno puede haber vivido o no, mediante el relato de algún familiar, de un amigo, de algún ser querido, un abuelo, que le puede haber transmitido parte de lo ocurrido. Eso es lo que me impone un desafío y estar a la altura de cada circunstancia. Realmente me tomé la tarea de escribir con mucho respeto y mucha responsabilidad, sobre todo porque sé que toco temas que fueron sensibles en su momento para Argentina y lo siguen siendo aún hoy.

—¿Qué te llevó a enmarcar tu primera novela, “Más allá de todo”, en Villa Epecuén y sus alrededores?

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—Ya un poco lo contaba anteriormente. Desconocía totalmente la existencia de Epecuén hasta que, gracias a mi trabajo en el servicio informativo de Radio Continental, pude presenciar en el programa de la tarde de Fernando Bravouna entrevista al actor Carlos Belloso quien estrenada la película “El expediente Santiso”, y parte de las locaciones utilizadas para filmar esa película habían sido Epecuén. Era 2016, y Belloso le relataba a Fernando lo que había sentido al llegar a ese lugar y contaba que era como que allí había estallado una bomba. Eso me motivó a querer conocer más del hecho y en ese mismo momento empecé a buscar información sobre Epecuén a través de mi computadora. Me aparecieron imágenes realmente increíbles que yo desconocía y que me llevaron a querer indagar mucho más en esa historia, intentar saber por qué había ocurrido lo que ocurrió en el año 1985. El tema llegó a convertirse en una cuestión personal para mí. Entonces, al querer saber más e involucrarme en lo que había sucedido, pensé que la mejor manera de poder llevar un manto de sanación a una historia tan densa y tan tremenda como la que había ocurrido allí, ni más ni menos que la desaparición de un pueblo entero, era escribir una novela romántica. Una historia de amor. Ahora, después de tantos comentarios positivos, e incluso tras haber realizado la presentación de la novela en la ciudad de Carhué, puedo decir que ese objetivo se ha cumplido con creces. Es hasta el día de hoy que me siguen pidiendo libros desde aquella zona. Quienes vivieron la tragedia, para poder tener un recuerdo de lo que ocurrió, y muchos otros, los más chicos y quienes no vivieron aquellos sucesos, para obtener información y conocer las historias de sus padres o sus abuelos. Eso hace que aún hoy, después del paso del tiempo y habiendo editado dos novelas más, me siga llenando de emoción.

—Tu segunda novela, “Inadmisible”, también recorre escenarios de nuestro país. Contanos cómo llegaste a construir esa trama.

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—Creo que Inadmisible es hasta ahora mi mejor novela, por todo el compendio que trae aparejado. No es solamente una historia romántica, ni solo una investigación sobre un hecho en particular, sino la conjunción de ambos. A eso se suma la intensión de desmitificar de alguna manera si realmente Adolf Hitler y varios jerarcas nazis habitaron el suelo argentino, más precisamente la Patagonia. Incluso llega a dar cuenta de donde descansan hoy los restos del líder nazi, qué es un misterio mundial y que no mucha gente se anima develar. Por supuesto que hay muchos intereses y mucho poder detrás de todo eso, por lo que para llegar a esa conclusión me valí de testimonios, de indagar mucho, de buscar interpretaciones en otros autores, historiadores y periodistas, que trabajaron mucho para llegar a diversas conclusiones. Así es como en Inadmisible, además de la historia de amor que estaba buenísima y que levanta mucho la vara con respecto a la novela anterior, van a tener una novela con giros inesperados, con misterio, con intriga y por supuesto con el condimento adicional que revela esta novela, que es donde se encuentran los restos de Hitler, que no es en Argentina, pero sí en un país de Sudamérica. La novela, de todas maneras, deja precedentes importantes de que tanto Hitler como otros jerarcas nazis vivieron en el sur argentino varios años, al amparo del gobierno de turno, y que se camuflaron con la sociedad de Bariloche y de otros sitios patagónicos, como si fueran vecinos de toda la vida. De allí surge el título de la novela, ya que aún hoy y después de haber investigado todo lo que investigué y haber escrito la historia, me sigue pareciendo realmente inadmisible, tremendo, que estos asesinos que se cobraron la vida de millones de personas en el mundo entero, puedan haber vivido a la vuelta de nuestras casas, en el sur de nuestro país.

—¿Cuál fue el disparador de tu última obra “Otra noche para soñar” y qué nos podés contar de ella?

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—Quería escribir una novela distinta a las que ya había escrito, que fuera abordada desde otro lado. Así pensé en el terremoto de San Juan, qué ocurrió en el año 1944, y decidí contarlo situándome en esos tiempos y no desde la actualidad. Para ello me tuve que retrotraer a la Buenos Aires de principios del siglo XX, de hecho, el libro empieza narrando la inauguración del Obelisco porteño en el año 1936 y va recorriendo un montón de hechos que pasan en la ciudad en esos momentos y simultáneamente en San Juan, más precisamente en Caucete, donde está ubicada la finca del protagonista de esta historia, quien se llama Adriano Romani. Éste conoce justamente en uno de sus viajes de negocios a Justina Bustos, de quién se enamora perdidamente y quién le da un giro muy importante a su vida. La historia va recorriendo lugares de excelencia de la Buenos Aires moderna y creciente de ese entonces, no sólo la inauguración del Obelisco, también del Edificio Kavanagh, el más alto de Sudamércia por entonces, el Palacio Barolo, algunos lugares de referencia como el “Café del molino” frente al Congreso, entre otros lugares que son iconos hoy del patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad. Sin embargo, la trascendencia del terremoto de San Juan y lo que ocurre en la capital de esa provincia en 1944, fecha de este hecho fatídico que resulta el más significativo que haya tenido que soportar la historia de nuestro país, toma trascendencia propia, por eso quería involucrarme con ese hecho, en ese momento, con las cosas que allí pasaron. Ese fue el disparador más importante para que Otra noche para soñar”, mi tercera novela, pueda convertirse en una realidad.

—¿Hay una nueva novela en camino?
—Sí, siempre mi cabeza está pensando, diseñando y recibiendo historias, digamos que ávida de conocer nuevos hechos que hayan ocurrido principalmente en el territorio argentino, porque aquí es donde me gusta plasmar mis historias. Ya puedo adelantarles que está finalizada mi cuarta novela y que llevará como nombre Con el último aliento. En este momento está atravesando la etapa de corrección y veremos qué camino toma. Está inspirada en un hecho real ocurrido en Argentina, particularmente con la llegada de los primeros colonos galeses a la Patagonia, allá por 1865. La idea es poder tener un buen lanzamiento editorial para el año que viene e intentar que pueda ir recorriendo parte del país contando detalles de lo que fue esa historia y las muchísimas cosas importantes que produjo, desde la primera población estable de la Patagonia, hasta el famoso plebiscito de 1902 que le dio la posibilidad a la Argentina de quedarse con gran parte de lo que hoy es el sur argentino, que en ese momento se debatía con Chile, y otros hechos más que son realmente dignos de conocer. Incluso la leyenda del caballo “Malacara” y su dueño, el galés John Daniel Evans, un colono que llegó con tan solo tres años a la Argentina y que se convirtió en un gran referente, incluso uno de los pobladores distinguidos del sur argentino. La ciudad de Trevelin, por ejemplo, prácticamente lo fundó junto a otros galeses que hicieron del sur su lugar de culto, su hogar. En definitiva, mi nueva historia tratará de plasmar y revivir muchísimos hechos, desde el desembarco mismo que se dio 1865 en las costas de Puerto Madryn, hasta llegar a mediados del 1900.

—¿En qué lugar del planeta te gustaría soltar tu próximo sueño literario?
—No tengo dudas de eso: en Argentina, mi país. Y eso no cambiará hasta que no sienta que ya haya contado y revivido todo lo que me interese contar de nuestra historia.

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Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.

Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.

“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.

ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.

—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.

  • Frustración, sabor a cebolla
  • Ansiedad, aroma a menta
  • Alegría, aroma a vainilla

—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?

—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.

—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?

—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.

—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?

  • Despierta: Integridad
  • Diamantes: Osadía
  • Rotas: Coraje
  • El juego de las emociones de Uma: Autenticidad

—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?

—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.

—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.

—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.

—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?

—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.

—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.

—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.

—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.

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Florencia Ghio presenta “Aguas Turbias”, una historia que lleva al lector por una variada gama de emociones

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Hay un rumor, un murmullo por encima y por debajo. La evidencia flota, va y viene. Pero el agua arrastra las palabras, se lleva las voces, esconde. No se ve lo que no se quiere ver. O lo que no se debe. La verdad se hunde, toca fondo. Es barro entre los dedos. Y mancha.

 En “Aguas Turbias”, la última novela de Florencia Ghio editada por El Emporio, flotan varias verdades, como un rumor debajo de lo que se lee, van y vienen. Se convierten en imágenes, en sonidos y en aromas, mientras ella bucea para rescatarlas. Para que la verdad nunca se manche.

En diálogo con ContArte Cultura, la escritora cuenta cómo nació la obra y de qué manera descubrió a los protagonistas de esta historia.

—Vamos a comenzar esta charla haciendo foco en una palabra que flota entre las páginas de tu novela: justicia. A modo de presentación del libro y de sus protagonistas, si pudieras elegir una imagen o un objeto simbólico que represente esa justicia, ¿cuál elegirías y por qué?

—Elegiría la clásica estatua de la justicia pero con su balanza completamente inclinada hacia un lado y sus ojos vendados. Porque es un poco eso lo que se ve en esta novela, una justicia que es ciega, y también sorda, por eso el protagonista de mi libro, que dice ser el chivo expiatorio de un crimen que no cometió, tiene que venir desde un pueblo del sur y salir a clamar su inocencia por altoparlantes en un subte de Buenos Aires.

—Y a partir de esa imagen viajemos al principio. Sin dudas, siempre existe un germen que da vida a las cosas. Seguramente tu novela también es producto de ideas o situaciones que fueron semillas en la tierra de tu imaginación. ¿Recordás cómo y cuándo comenzaste a sembrar esta historia?

—Yo digo que en lo que va de mi carrera de escritora, en las dos novelas que escribí y en la que estoy escribiendo ahora, me pasó que no busqué las historias sino que las historias me buscaron a mí. Aguas Turbias está inspirado en un caso real, y surgió a partir de que viera por televisión a un joven que se había fabricado una máscara de chivo y andaba por los subtes suplicando que alguien lo escuchara. Había estado preso por el crimen de su madrastra que él juraba no haber cometido, y le aterraba la idea de que lo condenaran. Me impresionó el mecanismo, recurrir a su creatividad para escapar de ese infierno, eso me llevó a averiguar qué le había pasado y me inspiró para escribir la novela, en donde los personajes, lugares y la mayoría de los sucesos son ficticios, pero ese fue el puntapié inicial que me sumergió en esta novela.

—Aleida, tu protagonista, es una mujer que lucha por sus ideales, va en busca de justicia pero también pelea contra sus propios monstruos. ¿Cómo viviste el proceso de construir ese mundo interior con tantos matices?

—Aleida San Martín es un personaje que rescaté de mi anterior novela El Ciudadano. Es una abogada honesta e idealista, de esas que estudió derecho porque ama la justicia. Al mismo tiempo, es una guerrera; logró superar una historia familiar traumática, para convertirse en una funcionaria pública que trata de rescatar a toda persona que atraviesa un infierno, porque ella sabe lo que es estar ahí y no quiere que nadie más lo tenga que vivir.  Aguas Turbias la va a encontrar en un tramo de su vida en que está en caída libre, porque ahora, aun con las secuelas de sus anteriores traumas, tiene que luchar contra el acoso laboral, se siente muy sola, y todo eso le provocó una fuerte adicción al casino, que en esos momentos encuentra como su única vía de evasión. En estas condiciones se cruza a García Robledo en el subte y, conforme a su esencia, no puede quedar indiferente a su historia. Intuye que él no miente, pero ella no puede ejercer la profesión por ser funcionaria, y además vive en Buenos Aires, así que veremos si, en su estado, logra tomar decisiones tan difíciles para ayudar al chico de la máscara. Para el proceso de construcción de este personaje me ayudó mi especialización en violencia familiar y también hablé con psicólogas expertas en ludopatía.

—También el personaje de García Robledo, el chico de la máscara, tiene sus claroscuros, ¿qué fue lo primero que percibiste de este protagonista al momento de escribirlo?

—García Robledo es un muchacho que antes de pasar por ese infierno amaba la vida, pero luego de esto se ha decepcionado completamente de ella. Descree de las instituciones de su localidad pero, al igual que Aleida, es un guerrero que, en su caso, salió de su pueblo a buscar si al menos en alguna otra parte existía esa justicia que no lograba encontrar. El lector tendrá que averiguar si con toda esa lucha la logra despojar de la venda que tiene en sus ojos y cambiar la inclinación de esa balanza que parece desvencijada.

—Como ya comentaste, hay una cierta continuidad de “Aguas turbias” con “El ciudadano”, tu anterior novela, ¿qué hilos temáticos presentes en ambas historias te gustaría seguir sosteniendo en un futuro?

—Por el momento los casos judiciales reales o ficticios han sido fuentes de inspiración, no sé si quisiera mantener algún hilo temático en particular, pero sí escribir el tipo de literatura que a mí me gusta leer, aquella que no es puro entretenimiento sino que te deja reflexionando y retrata distintos tipos de realidades, algunas veces invisibilidades o desconocidas para quien no las transita, así como en El Ciudadano abordé, además de la violencia familiar y el funcionamiento de la justicia, la política migratoria argentina. Creo que esa también puede ser una de las funciones de la literatura y de la cultura en general. Como lectora, a los libros que solo me entretienen los olvido no bien termino la última página, en cambio el otro tipo de literatura es la que me ha marcado como persona, no solo la recuerdo sino que en determinados momentos de mi vida regreso a ella para releer, aunque más no sea algún párrafo.

—Como en todo policial, en esta novela hay un crimen alrededor del cual se teje la trama. ¿Cuáles son las emociones que te atraviesan al transitar esos escenarios con la palabra y con la imaginación?

—Creo que en Aguas Turbias, que tiene componentes del policial pero también es un drama y tiene romance, el lector va a atravesar una variada gama de emociones y estados de ánimo. Se me ocurren, por ejemplo, indignación, tristeza, intriga, alegría, entre otras.

—¿Seguirá la doctora Aleida San Martín presente en próximas historias?

—En la novela que estoy escribiendo ahora la doctora San Martín no es parte, pero no descarto que en algún momento vuelva.

—Para concluir, ¿cuál sería el color que elegirías para representar el espíritu de tu novela y por qué?

—Elijo el gris topo, por todo lo que acontece.- El lector tendrá que averiguar si ese color puede llegar a cambiar en algún momento de la novela.


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Daniel Balmaceda vuelve con el increíble caso del primer secuestro de un cadáver en Argentina

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Aquel atardecer del 27 de junio de 1881 era especialmente frío en Buenos Aires. Florentino Muñiz, un español multifacético, formaba parte de la organización Los Caballeros de la Noche, liderada por el belga Alphonse Kerckhove de Peñaranda. Muñiz había decidido tomar café en un bar y, mientras leía el diario vespertino, sus ojos tropezaron con la crónica y una idea impensada hasta el momento: secuestrar el cadáver de la mujer más rica del país en ese entonces, Doña Inés Indart Igarzábal de Dorrego, del Cementerio de la Recoleta.

Así comenzó una trama sin precedentes en la historia y los orígenes del crimen en la Argentina, en manos de la primera banda de secuestradores del país. Sobre este caso policial que mantuvo en vilo y escandalizó a la sociedad argentina de fines del siglo XIX escribe Daniel Balmaceda en su último libro, “Los Caballeros de la Noche”.

El periodista, miembro de la Academia Argentina de Historia y uno de los más grandes divulgadores del país, narra la increíble -y fascinante-  historia de un grupo de inmigrantes europeos que conforman una banda delictiva, que actuaba de noche, se camuflaba de día (y con un reglamento propio), que llegó a robar un cadáver de la familia Dorrego para pedir rescate.

Tras bestsellers como “Grandes historias de la cocina argentina”, “Historias de la Belle Époque argentina” y “Sarmiento”, Balmaceda se anima a probar por primera vez con el género de narrativa histórica y vuelve a convertirse en uno de los libros que lideran los rankings de ventas desde su publicación. La historia que Balmaceda toca la convierte en oro.

“’Los Caballeros de la Noche’ es una narrativa policial histórica, pero es un paso intermedio hacia la novela”, dice Balmaceda en diálogo con Noticias Argentinas, y explica las razones: “Se trata de un hecho real, que tuvo lugar en 1881, y donde cada integrante de la banda que aparece en el libro participó en estos hechos. La novela es un género muy atractivo y, a la vez, alejado de la no ficción, en donde nos podemos dar el gusto de generar ambientes, escenarios, personajes y situaciones”.

El libro, que se publica por primera vez en simultáneo en Argentina, América latina y España, es el producto de más de cinco años de investigación, basado en material de todo tipo: “Es un caso policial apasionante y por eso me parecía que era una excelente oportunidad para enriquecer el ambiente con datos ilustrativos de la época y provocar en el lector una escenografía completa de estos hechos”, suma el autor.

“Los Caballeros de la Noche” recrea un período crucial de la Historia argentina, a finales del siglo XIX en Buenos Aires, marcado por importantes transformaciones políticas, sociales y económicas. La presidencia de Roca, la creación de la Policía Federal, liderada por Marcos Paz, y las descripciones y detalles de los palacios donde residían las familias adineradas de la ciudad, son elementos que sitúan al lector en la atmósfera de la época. El libro cuenta con el sello del autor: capítulos que llevan a una lectura encadenada e hipnótica.

“El policial hace el bosquejo muy completo de una sociedad”, define Balmaceda, en sintonía con una idea que supo expresar el escritor y periodista rosarino, Reynaldo Sietecase, cuando dijo que “una sociedad se muestra en un policial como en ningún otro género”. Y agrega: “El policial es un género que involucra acción, en muchos casos, acciones en la calle, personalidades distintas, diferentes clases sociales, conductas erradas”.

¿Cómo lograron sacar el féretro de la mujer más rica del país del Cementerio de la Recoleta? ¿Dónde lo escondieron? ¿Qué pedían de rescate?, son algunas preguntas que guían la narración de “Los Caballeros de la Noche”. Y, un interrogante fundamental: ¿Cuáles eran las estrategias para eludir a la recién creada Policía de la Capital?  Un plan más osado y con la víctima perfecta.

Una banda “confiable”

Tres italianos, dos franceses, un griego y un argelino, liderados por un belga, Alphonse Kerckhove de Peñaranda, y un español, Florentino Muñiz. Así estaba conformada la insólita banda de secuestradores, “Los Caballeros de la Noche”, que protagoniza el nuevo libro del periodista argentino.

El nombre no es casual, por varios motivos. La denominación, según explica Balmaceda a NA, estaba inspirado en la novela policial francesa “Les chevaliers de la nuit”, de Pierre-Alexis Ponson du Terrail -conocido por la creación del famoso personaje Rocambole-.

“Los Caballeros de la Noche fue una banda que se formó en Buenos Aires a comienzos de 1881 con la intención de delinquir y trascender por sus acciones, al punto de llegar a convertirse en la banda de más renombre de la región”, señala Balmaceda.

A su vez, hace referencia a la novela homónima y una arista más del misterioso nombre de la banda: “Su nombre era tomado de una novela francesa, pero implicaba otra cosa: que de día todos tenían trabajos habituales, como mozo, proveedor de farmacias, administrativo, pero por la noche se convertían en la banda de delincuentes. Su gran golpe fue el secuestro del cadáver de la mujer más rica de ese momento”.

El libro muestra esa doble cara: de día ciudadanos como cualquier otro, trabajadores y honrados; de noche, todo se transformaba en clandestinidad. “Los Caballeros de la Noche” practicaban el anonimato y la denominación por números, similar a lo que sucede en la serie “La casa de papel “o en la película “Perros de la calle”.

Este grupo tenía otra particularidad: estaba conformado por inmigrantes exclusivamente, no se aceptaban argentinos. ¿Por qué? Según cuenta en el libro, Kerckhove de Peñaranda y Muñiz, los líderes, no confiaban en los argentinos porque no eran de confiar. Incluso, generaron un reglamento de conducta para sus miembros, que constaba de 13 máximas, entre las que estaba una de las más sorprendentes: “Callar siempre con quien tienes que callar y lo que tienes que callar. Misterio, secreto y silencio, en todo, por todo y con todos”.

El libro de Balmaceda narra este fascinante caso policial en cuatro partes, sin embargo, la gran pregunta es cómo hizo esta banda para lograr el primer secuestro de un cadáver. Inteligencia, detalles, estrategia y saber aprovechar las oportunidades.

Un secuestro que no fue el último

Al leer “Los Caballeros de la noche” y los pormenores del secuestro de Doña Inés Indart Igarzábal de Dorrego, las relaciones con otros secuestros que cambiaron la Historia argentina se hacen ineludibles.

Por ejemplo, el secuestro del cuerpo de Eva Perón, en 1955, tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Juan Domingo Perón. En junio de 1987, otro hecho generó una gran conmoción en Argentina: ladrones ingresaron al mausoleo donde estaba enterrado Perón, en el Cementerio de Chacarita, abrieron el ataúd y cortaron las manos del líder peronista.

Aunque estos episodios históricos resuenan en la lectura, Balmaceda separa el caso policial sobre el que escribe en su nuevo libro cuando dice que “’Los caballeros de la noche’ no tiene una relación directa con los casos mencionados porque no se trata de una acción política; es una acción meramente policial, independientemente de las posiciones políticas distintas de los que integraban Los caballeros de la noche”.

Y sigue: “Es un grupo de inmigrantes que decidieron en la Argentina de 1881 formar una banda y generar un gran golpe delictivo que los convirtiera en millonarios y el plan fue secuestrar un cadáver del cementerio de la Recoleta, que se trató de una situación escandalosa y sensacionalista, una palabra que no se utilizaba en ese momento, pero que describe a la perfección esa noticia”.

En “Los Caballeros de la Noche” hay otro hecho trascendente: la creación de la Policía de la Ciudad, bajo en mando de Marcos Paz. “Marcos Paz y sus comisarios eran admiradores del trabajo de Scotland Yard. La particularidad de la policía inglesa era que trabajaban en investigaciones policiales. Hasta ese tiempo, habían sido muy precarias, más producto de intuiciones, pero Scotland Yard trabajó de una manera más científica y más pintoresca”, explica Balmaceda sobre la relación de la flamante fuerza policial porteña y la inglesa.

Según señala el autor, en algunos casos, los detectives, para llevar a cabo su tarea, se quitaban los uniformes y usaban vestuarios que los camuflaran y eso lo copió nuestra policía. Eso mismo tomó como referencia la fuerza a cargo de Marcos Paz y que se detalla en el libro.

“Nuestros propios comisarios aparecían en casas de juego, prostíbulos, y también en la tarea para resolver este caso, disfrazados. Eso le daba un aspecto atractivo para los lectores de las crónicas policiales, que empezaban a tener ese estilo de narración más de crónica detectivesca”, apunta Balmaceda.

El mapa del crimen

 En “Los Caballeros de la Noche”, Balmaceda construye una suerte de recorrido por la Ciudad de Buenos Aires de 1880 y se convierten en otro punto destacado de su nuevo libro.

“Las ubicaciones geográficas tienen un atractivo en la historia real de ‘Los caballeros de la noche’ porque involucran muchos puntos de la Ciudad de Buenos Aires que hoy se mantienen o son muy reconocidos, inclusive en el aspecto turístico, como es el Cementerio de la Recoleta, donde se llevó a cabo el secuestro”, sostiene Balmaceda.

El divulgador de Historia aporta una clave sobre cuál fue el mayor detalle que facilitó el secuestro del cadáver, el eje de su libro, en la conversación con NA. “En ese momento, en los meses que tiene lugar la historia, el cementerio estaba en remodelación y, como lo vemos hoy, es producto de aquella obra de refacción y remodelación”. Ese pequeño -gran- detalle facilitó el trabajo de la banda de secuestradores.

Pero ahí no termina el recorrido que propone el libro. A pocos metros del Teatro Colón se encontraba el Palacio Miró, el lugar en el que Inés Dorrego, la viuda de Mariano Miró e hija de la mujer cuyo cadáver fue secuestrado, recibió la noticia.

“El Departamento de Policía también tiene mucha importancia porque allí se concentraba todo el trabajo de la fuerza comandada por Marcos Paz, el primer jefe de la Policía de la Capital, a un costado del Cabildo de Buenos Aires, hacia el lado de la Catedral”, puntualiza Balmaceda y agrega otro punto en el mapa porteño de finales de siglo XIX: la -hoy inexistente- estación de tren Alem (y Bartolomé Mitre), en el bajo del centro de la Ciudad, a pocos metros de la Casa de Gobierno.

Las otras  locaciones que conforman esta historia atrapante, con ritmo enigmático y thriller policial, son la estación de Barrancas de Belgrano y el Hipódromo de Buenos Aires y Parque Lezama.

“Leé el expediente, dos veces si querés. Luego, metelo en un cajón y dejá que tu imaginación te guíe”, le aconsejó el escritor y ex director de la Biblioteca Nacional Juan Sasturain a Balmaceda, cuando “Los Caballeros de la Noche” eran un sueño de ficción. La imaginación, finalmente lo guió, y hoy le toca seguir el camino al lector.

(Fuente: Agencia Noticias Argentinas)

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