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Entrevistas

Coti Estevan: “Kaani expresa mi forma de ver el mundo, la forma en que nos vinculamos con cada ser”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es la semilla, el latido de la vida, la percusión de la tierra. Es el movimiento hacia arriba y hacia abajo, música y danza, el lenguaje ramificándose en las hojas, las voces en el aire, un mensaje de las raíces, viento y flores. Los pétalos entregados a la canción, caen. Es el fruto, que se abre y dispersa. Muerte y vida en los márgenes de la palabra.

La cantautora, bailarina y artista interdisciplinaria Coti Estevan presenta por estos días su nuevo disco, “Kaani”, una obra nacida desde el centro de la tierra, en las sombras del suelo, en el punto donde la música crece y se perpetúa.

ContArte Cultura charló con ella para conocer acerca de su recorrido artístico y especialmente sobre el proceso creativo de su obra.

—Hay una imagen, la de las raíces entrelazándose por debajo de la tierra, sosteniendo en las profundidades aquello que crece por encima, que representa la esencia de tu obra. Para comenzar esta charla nos gustaría sumergirnos en la tierra y pedirte que nos cuentes cuáles fueron las semillas que dieron vida a “Kaani”, tu último disco.

—Este disco nace del deseo de poder integrar mis distintas facetas creativas. Hacía tiempo que venía deseando hacer una presentación donde estuviesen entremezcladas la música, la danza y la poesía. A principios de 2022 me convocaron desde el Museo Nacional Estancia de Jesús María, a través de Cultura de la Nación, para hacer una presentación en conmemoración al Día de la Tierra y del Aborigen. Justo había ganado la convocatoria Argentina Florece del INAMU y se conjugaron las dos cosas, dándome impulso para realizar la puesta escénica interdisciplinaria Kaani, Entramando Raíces. En ella participaron 15 artistas de distintas disciplinas. La obra de música, danza, artes visuales y poesía, buscaba reflexionar sobre el vínculo de la humanidad con la naturaleza, tomando como inspiración las cosmovisiones de los pueblos originarios. La realizamos por distintos lugares de Córdoba capital y el interior. Fue una experiencia maravillosa de creación colectiva, donde cada artista pudo aportar su creatividad y su forma esencial de expresarse, dando lugar a un espectáculo muy sentido y profundo. Por un lado me interesaba reivindicar y poner en valor los saberes de las culturas originarias, sus cosmovisiones. Tomo principalmente de ellos su sentido de conexión con el mundo, el hecho de saberse seres naturales que han de vivir en armonía con la naturaleza, aquella que les brinda hogar y alimento, y no seres separados de ella sobre la cual hay que tomar posesión y controlar. Por otro lado, reflejar el hecho de que nuestra cultura actual es el resultado de una mixtura de corrientes culturales que se han ido entremezclando: la afrodescendiente, la europea y la de los pueblos originarios. Traer a la luz y en valor que somos ese crisol de culturas, que los pueblos originarios son parte esencial nuestra. Revalorizar su voz por tanto tiempo acallada, como un valioso armónico que hace a nuestra esencia latinoamericana, y brindarles el lugar que merecen en la historia y en el presente.

—Y dentro de cada semilla se cuenta una historia. ¿Qué recorridos atravesó el germen del arte en vos?

—Yo nací en una familia de músicos. Mi papá, mi mamá, mis tíos y tías, hermanos, hemanas, primos y primas, casi todos son músicos o artistas en otras ramas. Crecí en una casa donde todo el día se cantaba y había música. Crecí jugando en medio de ensayos de distintos grupos o coros. Para mí la música es esencial, principalmente el canto. Cantar me ha salvado siempre de cada momento oscuro o de crisis en el que muchas veces entramos como parte de nuestro crecimiento. Mi papá se dedica a la música andina. Desde muy chicos estuvimos conectados con esa cultura, sus saberes y cosmovisiones. En mi familia se reflexiona mucho sobre estos saberes. Yo pasé por el canto lírico, por la música académica, la música experimental, distintos formatos de grupos de música latinoamericana, folklore argentino, hasta me dediqué un tiempo a las canciones tradicionales españolas. Creo que todo eso se refleja en mi forma de componer y armar arreglos, esa mixtura de recorridos que hacen lo que soy. Mi formación principal es la del Teatro de la Voz de Roy Hart, que en Córdoba se llama Cuerpo Sonoro. Lo herede de mi abuela Delia y mi maestra es Clelia Romanutti. Gracias a ella me conecté con la danza y fue un sin parar de querer aprender más sobre la danza, el movimiento y la voz asociada al cuerpo.

—Sin dudas, cada tema es también parte de ese recorrido, el fruto que se abre para dejar caer su música sobre el paisaje, ¿de qué manera percibís el nacimiento de una canción?

—Cada canción ha sido diferente. Las primeras nacieron en un momento de improvisación con la voz y la danza. Mientras bailaba me bajaban melodías y palabras que grabé con el celular. Luego les di forma de canción. Al tema Río lo soñé, literalmente casi completo: a mitad de la noche me desperté, busqué el celular y lo grabé así como lo había soñado, porque sabía que si no, al otro día, no me lo iba a acordar. Otras veces escribí la letra sobre algo que me inspiraba y luego le puse la melodía, o jugaba con una base armónica y sobre eso inventaba la melodía. Me gusta que las canciones vengan de formas diferentes, sin un método específico. Lo más lindo es sentir que ellas ya estaban desde antes, como si siempre hubiesen estado ahí esperando. Es una sensación raramente hermosa la que me sucede. Siento que yo simplemente soy un canal por el que ellas bajan. 

—¿Qué instrumentos forman parte del paisaje sonoro de “Kaani”?

—El paisaje sonoro de Kaani está representado por una combinación de algunos instrumentos tradicionales de nuestro folklore como la guitarra y el violín, por el bajo y un set de percusión mixto compuesto por bombo legüero, platos, redoblante, tons y djembe, que brindan una fusión interesante, entre moderna y tradicional. Al mismo tiempo, el bajo eléctrico ocupa un lugar sobresaliente en muchos de los arreglos, para mí su sonido simboliza las raíces que se conectan y se comunican bajo tierra. La profundidad de su sonido me remite al corazón, a todo aquello que está presente pero de un modo inasible e impalpable, lo espiritual de la energía vital.

—¿Quiénes colaboraron en la producción y realización de este proyecto?

—En la producción del disco colaboraron muchas personas, muy queridas y talentosas. Los protagonistas principales fueron los músicos de Entrama, quienes pusieron en juego su talento, creatividad y profesionalismo para dar a luz este hermoso proyecto musical. Ellos son Ámbar Boursiac (guitarra criolla), Jazmín El Hay (coros), Ximena Estevan (violín), Pablo Estevan (bajo eléctrico) y Rubén Mansilla (Percusión). Yo quería capturar la esencia de la obra, la sinergia de la energía de lo grupal, de lo que sucede en momento presente. Es por eso que busqué una sala de estudio donde pudiésemos grabar todos juntos al mismo tiempo. Y encontré la mejor de Córdoba, no sólo profesionalmente, sino por la buena onda y el cariño con la que fuimos recibidos y tratados. Fue grabado, editado y masterizado por Sebastián y Martín Bergallo en Desdémona Estudios, en Córdoba capital. Por otro lado, en la creación del arte de tapa estuvo la artista visual Julieta Díaz Mezzacapo, quien también participó en la puesta escénica. Ivana Estevan realizó el diseño de la contratapa y el desplegado para la impresión del disco en físico. Yanina Luponio Sáenz, gran artista, participó con su voz y sus poesías escritas exclusivamente para la obra, en la publicación del álbum completo que está disponible en YouTube. En la edición y masterización de los textos estuvo el arte de Matías Romero Acuña en su Estudio Aural Sounds. Por último, no quiero dejar de nombrar a Yannick Constantin, quien no sólo sacó las hermosas fotos que están circulando para la promoción del disco, sino que también hizo la realización audiovisual del videoclip de Cantomadre que estará disponible en YouTube a partir del sábado 22 de julio. Una hermosa obra de arte en la que participaron muchísimas personas queridas, principalmente Noelia Vázquez de Novoa y Eva Romero Tulian como actrices principales.

—El arte de tapa sintetiza el espíritu del disco. ¿Cómo fue el proceso creativo que llevaron adelante para que la imagen y la música se fundieran?

—Se lo debo principalmente a Julieta Díaz Mezzacapo. Ella fue parte del colectivo artístico con el que realizamos la puesta escénica. Vio y fue parte de la obra muchas veces, creo que eso simplificó el tema de poder llevar a una imagen la esencia de la obra. Pero sobre todo su increíble talento y capacidad de síntesis para resumir en lo visual semejante cantidad de experiencias y sensaciones. El dibujo es una semilla que se abre a la vida, es tan grande la extensión de sus raíces como el desarrollo de sus ramas, hojas y frutos. Me gustaba la idea de que se viera tanto el abajo, lo profundo, lo que permanece en las sombras, como el arriba y lo luminoso. Todo lo que manifestamos en nuestras vidas es fruto de aquello que guardamos en las profundidades de nuestro ser. Lo que creemos, creamos. Es una semilla cuya danza es el movimiento vital de crecer, de ser y desarrollarse en esa simplicidad de lo que “vino a ser”, sin más que esa sencillez austera y bella de fluir con la danza de la vida.

—¿Qué nos podés contar de Entrama y de La Fragua- Nuestro Folklore, las dos agrupaciones de las que formas parte.

—Son dos proyectos muy hermosos y diversos. En ambos hacemos temas de composición propia. En La Fragua todos componemos y en algunas canciones lo hacemos en conjunto. Es un grupo de estilo estrictamente folklórico argentino. La diversidad de temáticas que tocamos tiene que ver con la diversidad de cosas que nos inspiran. Siempre cuento en broma que Mauricio es el romántico, Pablo nos cuenta sobre vivencias o lugares y yo soy más mística y casi siempre hablo sobre la naturaleza. Gabi aporta con melodías hermosas y arreglos. Es un grupo humano muy hermoso, somos por sobre todo muy amigos y amamos juntarnos a compartir la música, comer algo rico y divertirnos. En Entrama hacemos temas míos, los arreglos los vamos construyendo desde el aporte de cada uno. El estilo es bien mixturado, principalmente de raíz folklórica argentina y latinoamericana. Pasó por varias formaciones diferentes, pero el que sigue firme como un pilar muy importante para mí es mi hermano Pablo. No sólo por su aporte musical excepcional, sino también humano, con su presencia que me sostiene y me banca en todas las locuras. Mi prima Ximena aporta talento y orden, es una grosa en todo lo que se propone hacer y también un fuerte pilar del grupo. Rulo (Rubén Mansilla) es un hermoso ser, callado y súper comprometido, que aporta un montón al grupo. Y finalmente Facundo Olivera, quien se sumó hace poquito, es un gran amigo con quien fuimos compañeros de escuela y que la vida nos vuelve a cruzar. Está sumando un montón al grupo desde su experiencia y gran talento. Fue un gran hallazgo.

—¿Dónde y cuándo se realizará la presentación del disco?

—La fecha de presentación del disco en la Ciudad de Buenos Aires será el sábado 19 de agosto a las 21, en Espacio Tucumán, de calle Suipacha al 140. Las entradas anticipadas las pueden conseguir por Alpogo.com. Será un espectáculo integral de música, poesía y danza. Las canciones se irán entrelazando con la poesía y la voz en movimiento. El domingo 20 de agosto a las 12 estaremos presentándolo en Junín, provincia de Buenos Aires, en La Negrada – Patio de Retumbos, en calle Garibaldi 209. En Córdoba estaremos presentando el viernes 4 de agosto a las 22, en un hermoso centro cultural de Alta Gracia llamado Villa Roma.

—¿En qué otros proyectos estás trabajando actualmente?

—Estoy en un nuevo proyecto de armonización sonora y meditación con la voz en movimiento, junto a Matías Romero Acuña, y participando en unas colaboraciones con el artista Luis Luchetti, multi performance de música experimental en música electrónica. Incursionando en nuevas facetas.

—Para terminar, si pudieras elegir una palabra que simbolice lo que significa “Kaani” para vos, ¿cuál sería y por qué?

Kaani simboliza para mí Entramar. Es mi forma de expresar de qué manera sutil se hilan las hebras que forman parte de este gran tejido invisible que es la vida. Representa el hermanamiento de saberes ancestrales con los actuales, la fusión y el sincretismo de diferentes raíces culturales y musicales, y la mixtura de diferentes disciplinas artísticas. Kaani expresa mi forma de ver el mundo, la forma en que nos vinculamos con cada ser: Somos el otro, somos el mundo.

(Fotos: Ivana Estevan, María Teresa Ruiz, Yannic Constantin, Yanina Lupanio, Luciano Ferrabone)

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Entrevistas

Marisa Villar presenta “Mamá peluda”, una obra sobre el puerperio: “Sentía que tenía que hablar de eso”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Hay una fragmentación, una ruptura de los cuerpos, una danza que crece. Los ojos viajan. Miran. Ven donde no se ve. No hay mal ni bien. Todo se transforma.

Marisa Villar es bailarina, directora, coreógrafa y docente. Por estos días presenta “Mamá peluda”, una obra donde confluyen la danza, el teatro y el lenguaje audiovisual para hacer foco en el tema de la maternidad con una mirada profunda.

En diálogo con ContArte Cultura, Marisa cuenta de qué manera surgió la idea de este espectáculo y cómo llevaron adelante el proceso creativo.

—Comencemos esta charla haciendo un recorrido por la escenografía de “Mamá peluda” y hagamos foco en tres elementos que te sirvan para sintetizar el espíritu de la obra.

—Es muy difícil sintetizar el foco en tres elementos escenográficos, porque para mí la falta de escenografía representa la soledad de este personaje. Solo hay en el espacio escénico elementos de utilería que acompañan las escenas, algunos objetos, y una pantalla en la que se despliega el lenguaje audiovisual.   

—¿En qué momento de tu vida te sentiste llamada por el arte y cómo fue ese recorrido?

—Desde chiquita. Obviamente lo primero fue la danza.  Empecé a los 4 años con una maestra del barrio y desde los 9 y hasta los 12 años en la Escuela Municipal de Danza “José Neglia”. Luego empecé la secundaria en la Escuela Superior de Educación Artística en Danza N° 02 “Jorge Donn”, donde  tuve la suerte de ser parte del ballet  pudiendo bailar y viajar mucho representando a la escuela. Eso me motivó más a querer dedicarme al arte. Al finalizar la escuela formé parte de la compañía de Salo Pasik y Silvia Vladimivsky, en la que hice mi primera experiencia con el teatro y conocí ese mundo. Interpreté varias obras con las que hicimos giras por las provincias del país y Europa. Ese espacio me despertó un gran interés por conocer más y empecé a estudiar teatro, canto y otras técnicas de danza con maestros y maestras. A partir 2008 empecé a bailar con otros directores y directoras, y participé como asistente de dirección en otras obras en las que aprendí a dirigir un montaje teatral. Así formé parte del GRUPODELPATIO con Ayelén Clavin, Laura Figueiras y Natacha Visconti. Era un equipo autogestivo con el que realizamos varios proyectos. Uno de ellos fue mi primera obra como directora, Una Obvia. A partir de ese momento empecé mi camino como directora. Luego vino La Habitación de Diotima, Vendidas, Los Obvios (Una Obra ya hecha) y actualmente Mama Peluda.

—Justamente en “Mamá peluda” se cruzan varios lenguajes artísticos para tratar una temática universal: la maternidad. ¿Cómo surge este proyecto?

—Durante mi puerperio, que no fue fácil, me preguntaba por qué nadie me había contado de qué se trataba esa etapa. Sentía muchas emociones contradictorias: angustia, felicidad, agotamiento, amor intenso, duelo, culpa, furia… Me sentía totalmente desconocida de mí misma, un estallido de hormonas confundidas. Y sentía que tenía que hablar de eso, que quizás había alguna mujer que también se sentía así y no pudo expresarlo. Entonces empecé a juntar material, motores de ideas. Todo el tiempo sabía que quería hacer una obra sobre mi experiencia en el puerperio, pero dudaba del biodrama, entonces me imaginé un personaje ficticio, Mama Peluda. Porque claramente en ese momento no tenía ni ganas ni tiempo de depilarme y por momentos me imaginaba que me ocultaba con mis pelos. Después empezó la pandemia y este personaje creció más. Parecía que se prolongó ese puerperio. Y fue durante la pandemia que se me ocurrió convocar a Estela Cristiani, una directora que proviene de otro lenguaje, madre con otra experiencia de maternar y que me gustaban sus formas de trabajar.  Después pensé en dos intérpretes que sean madres con otras experiencias, para poder dialogar con estos cruces de lenguajes y, lo más importante, sobre la maternidad. Es importante para mí aclarar que Mamá peluda habla de su propia experiencia en su puerperio, que no significa que todas las maternidades y puerperios son iguales. Escuché relatos de madres que tienen más de un hijo, que con cada uno fue distinta su experiencia. Entonces para mi es importante dejar de generalizar, porque cada situación es distinta por varios motivos.

—¿De qué manera dialogan la danza, el teatro y el lenguaje audiovisual en el escenario?

—Cruzamos disciplinas porque parte de la propuesta era construir el personaje desde la diversidad de voces. Y está conciencia de diferentes recursos narrativos responde a esa lógica.

—¿Qué nos podés contar del vestuario, la música y la iluminación que crean el clima de la obra?

—La música, a diferencia del vestuario y la iluminación, la elegí antes de empezar a ensayar presencialmente. Durante la pandemia fui juntando material en una carpeta en la compu (frases en redes, imágenes, textos sueltos, libros, películas y músicas), ideas sueltas para crear la obra. Fue un gran estímulo para imaginarme escenas y también para la búsqueda del lenguaje de movimiento. Una vez terminada la obra, trabajó el sonido Sergio Di Martino. Sobre la iluminación, teníamos claro ciertos momentos, algunos muy puntuales. En mi caso, cuando ensayábamos me los imaginaba, pero el diseño de toda la obra lo realizó Sebastián Francia. Respecto del vestuario, es la primera vez que me pasa que en el proceso creativo no me lo podía imaginar. Sabía que no quería algo tan literal y que a la vez represente ese momento tan puntual que es el puerperio. Sólo tenía claro que quería que aparezca un superhéroe/mujer sexi en una escena puntual. Que los rulos sean protagonistas. Estela tenía claro la paleta de colores de la obra y buscó referencias. A partir de ahí se convocó a Agustina Bachanian quien terminó de cerrar la idea.

—“Mamá peluda” muestra una madre multiplicada y fraccionada a la vez. ¿Cómo llevaron adelante el proceso de dar vida a esos personajes que confluyen en una misma persona?

—En la obra no son tres personajes que concluyen en uno, sino que es un personaje, Mama Peluda, su nombre y apellido, que está representada por tres cuerpos diferentes que transitan los diferentes estados de catarsis de la etapa del puerperio que lo habita. También porque el concepto de fraccionamiento de un cuerpo representa lo que es maternar y atender las demandas que el rol le impone a esta mamá. Dos están físicamente en escena y la tercera es contada por Estela desde el lenguaje audiovisual.

—¿Dónde y cuándo puede disfrutarse de este espectáculo?

—Todo los viernes de septiembre a las 22 en Espacio Callejón, de calle Humahuaca al 3759 de CABA.

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Artes Plásticas

Jeremías Milles: “Me interesaba que mi trabajo le llegue a personas sin que éstas lo tengan que ir a buscar”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es una palabra en busca del espacio, el viaje a través de los ladrillos, la pintura sobre la pintura, la mano que pronuncia, la textura del lenguaje.

Es una historia que salta del muro.

Son los ojos que miran, la palabra en las pupilas, los colores en el cuerpo, las imágenes en movimiento. De acá para allá, texturas compartidas, una fusión de lenguajes en el alma de la calle.

Es un latido en la pared, puro arte.

Jeremías Milles es artista visual especializado en arte urbano. Sus manos pronuncian las líneas necesarias para dar vida a cada una de sus creaciones. Las paredes son el lienzo, el espacio misterioso donde nacen y crecen las palabras dibujadas.

Nacido en la Plata, donde lleva adelante su proyecto Milles, ha realizado numerosas intervenciones urbanas que visten de arte la ciudad.

En diálogo con Contarte Cultura, el artista cuenta acerca de sus comienzos y de sus proyectos.

—Vamos a comenzar esta charla ubicándonos delante de una pared imaginaria, un muro que, a modo de presentación, pueda revelarnos algo de vos. ¿Cómo sería ese espacio? ¿Qué elementos, colores o texturas representan a Jeremías Milles?

—Jugando un poco, diría que esta pared está acompañada de muchas otras, donde cada una tiene un artista distinto y se fusionan entre sí para conversar entre una obra y otra. Me gustaría que enfrente haya un gran espacio para que la gente pueda hacer las actividades que sienta y al mismo tiempo poder disfrutar de eso que se pinte. Creo que las mejores paredes están delimitadas no por su característica individual sino por su entorno y por lo que las personas hacen en él. En esta pared imaginaria pondría colores plenos, tramas y viñetas, proponiendo distintas escenas de alguna historia que tenga para contar en ese momento.

—Y mirando hacia atrás, si pudieras contarnos en pocas palabras cómo sería la “foto” que sintetiza tu comienzo en el camino del arte, ¿qué elementos veríamos y quiénes formarían parte de ese instante?

—Me es difícil resumir todo en una foto, ni yo soy consciente de cuando empezó mi camino por el arte realmente. Sólo tengo historias contadas por las personas que me acompañaban en la niñez. Podría ser más una peli, donde los escenarios cambian, las personas van y vienen. Podría ir desde pintar con crayones en el jardín de infantes, pasar por exponer por primera vez, sacar fotos, hacer esculturas, dibujar comics, pintar realismo, después murales y ganas de volver a pintar con crayones en el jardín.

—¿Cómo llevás adelante el proceso creativo de tus obras?

—Creo que el proceso creativo de una obra empieza mientras estoy haciendo la anterior. Siempre estoy en movimiento, pensando cosas nuevas, probando técnicas y buscando el error, ahí es donde aparecen las cosas que me divierten. Después, ya es cuestión de encontrar qué es lo que sirve de toda esa investigación y buscar la manera de integrarlo a una obra, a una idea o a una materialidad. La mayoría de las veces mis imágenes proponen frames aislados entre sí, de una historia. Ya sea personal o algo que vivió alguna persona cercana. 

—En esta etapa de tu carrera lograste atravesar las puertas y ventanas de la creación dentro de un taller hacia la calle. ¿Qué es lo primero que te sedujo del arte callejero?

PH Victoria Villordo

—Desde chico me interesa el arte callejero, y si bien hice varias pruebas de pintar en la calle, siempre lo vi más como un espectador. Hasta que en un momento, hace aproximadamente 5 años, con el proyecto MILLES decidí no solo pertenecer al mundo de las galerías y las exposiciones, sino también poder llegar a las personas que no tienen el hábito de asistir a estos lugares. Es decir, me interesaba que mi trabajo le llegue a personas sin que estas lo tengan que ir a buscar, que se lo topen mientras están de paso. 

—Y si hablamos de Street Art, hablamos de un lenguaje, una manera de narrar la vida en el mundo de afuera. ¿De qué forma lográs introducir esas “palabras dibujadas” en cada obra para dar un mensaje?

—Si bien hacer una imagen en el espacio público tiene otras connotaciones que una obra de caballete y hay que tener algunos recaudos, mi forma de producir es la misma. Aunque me parece más oportuno sostener el concepto de que ese espacio es de todos, y que el espectador sea quien termine la imagen, según su visión, sus creencias y vivencias. Me gusta verme como alguien que propone historias a armar, como rompecabezas.

—Claramente esos mensajes luego serán leídos por la mirada de los caminantes. ¿Cómo vivís esa interacción con la gente que se detiene a “leer” tus creaciones? 

—Realmente me divierte mucho. Si bien uno no se entera de la interpretación de cada persona que vio el trabajo, aprecio mucho cuando me manifiestan sus visiones y resignifican la imagen que propuse. Hay mucha gente que escribe, dibuja o saca fotos a raíz de mi trabajo. Eso es algo que valoro un montón y hace que la rueda siga.

—¿Qué elementos serían los más representativos de tu trabajo?

—Podrían ser la figuración, el formato del comic, el uso de tramas y colores plenos. 

—¿Con qué materiales y técnicas trabajás habitualmente?

—Depende mucho del proyecto. En los murales suelo trabajar con stencil, aerosoles y látex. Pero después, en obras de interior o intervenciones, pueden aparecer materiales como óleo, crayones, fibrones, esmalte, acrílico… Y técnicas cómo aerógrafo, dibujo a lápiz, stencil, serigrafía, fotografía, etc.

—¿En qué proyectos estás trabajando por estos días?

—Ahora tengo algunos murales por pintar, estoy preparando una muestra. También voy a estar pintando en vivo en algunos eventos y festivales. En las redes se van a estar enterando de todo, va a haber varias cosas interesantes.

—¿Dónde se pueden encontrar tus murales y obras? —Te podés encontrar con murales por varios lugares y países, pero principalmente los vas a ver en La Plata. Y después se puede ver todo en mis redes sociales y página web, ahí tienen registro de todo lo que voy haciendo, desde murales hasta obras de interior.

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Artes Plásticas

Juan Lorenzo: “Siempre soñé con integrar en una sola expresión mis sonidos plásticos con mis imágenes musicales”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

La ciudad despierta. Varias líneas recorren el paisaje, suenan sobre las veredas, se curvan en una esquina. Crecen. Son una mancha, la gota de aceite que flota el sonido del agua, el tren que se acerca. Azul, un garabato en el vacío. Rojo, dos pies en movimiento. Negro, la danza y el silencio. Un silencio periférico que, a pesar de todo, brota como si fuera una línea nueva.

El poeta, compositor, músico y artista plástico Juan Lorenzo se encuentra presentando su segunda obra como solista, “Alto ruido”, una creación donde convergen temas instrumentales y canciones que recorren los rincones urbanos de nuestros días a través de la guitarra y la voz.

En diálogo con Contarte Cultura el artista cuenta acerca de su carrera y de los procesos que lo llevaron a dar vida a este nuevo álbum.

PH: Nicolás Foong

—Hay un paisaje sonoro que constantemente flota y se mimetiza con los espacios que habitamos. Ese paisaje muta, se expande y se contrae en los tiempos sucesivos. Para presentarte, si pudieras elegir algún elemento del paisaje sonoro actual que te represente para convertirlo en una imagen, ¿qué veríamos en ese cuadro imaginario?

—La imagen más representativa puede ser, entre otras, la tapa de Alto ruido, en donde pueden sentirse la velocidad, la sinergia entre los sonidos, los ruidos y las imágenes gráficas, el gesto, el ruido y el sonido humano de la urbe como signo de estos tiempos. Cuando dibujamos o pintamos lo que nos sale de adentro estamos dejando ver el paisaje que llevamos en nuestro interior, y por supuesto ese paisaje está en constante cambio, por eso nuestro arte cambia constantemente. Muchas veces ocurre que no nos explicamos lo que hacemos artísticamente. Primero hacemos, luego pensamos. A veces tardamos años en comprendernos y comprender lo que hicimos y por qué lo hicimos. 

—Y hablamos de sonidos y de imágenes. Sin dudas tu vida está atravesada por el arte. ¿De qué manera se manifiestan en vos las pinceladas de música o los sonidos dibujados?

—Siempre soñé con integrar en una sola expresión mis sonidos plásticos con mis imágenes musicales. Varios colegas músicos me han dicho que mis pinturas eran muy musicales y artistas plásticos entendían que mi música y mis letras tenían imágenes muy vívidas. La materia desde la cual creamos arte parte de un sentimiento profundo de decir algo al mundo, los medios pueden ser varios aunque hay elementos comunes a todas las artes. En mi caso, aprendí que hay cosas que sólo son posibles de ser expresadas desde el lenguaje de la plástica, otras desde el lenguaje de las palabras y otras desde los sonidos musicales. Hay que aprender a decir estas cosas teniendo en cuenta que hay que perfeccionarse en cada disciplina artística para lograr una mayor profundidad en comunicar lo que queremos expresar.

—También la escritura forma parte de tus creaciones. ¿Qué nos podés contar de “sonidos humanos” donde las palabras suenan?

—Este libro nació durante una conversación con mi amiga Vanina Steiner, quien es diseñadora, editora y dueña de Tinta Roja Ediciones Del Sur XXI. Ella ha venido realizando una valiosa tarea editando numerosos libros sobre letristas y compositores y compositoras del tango actual, haciendo visible obras y artistas del llamado Tango Nuevo. Me propuso en un principio hacer un libro con mis poemas y letras de mis canciones y acompañarlos con algunas imágenes de mis dibujos y pinturas. Con el entusiasmo que empezó a generarse al ver la cantidad y calidad de obras que había disponibles, este proyecto fue creciendo y se terminó convirtiendo en un verdadero catálogo de pinturas y dibujos de varias etapas de mi carrera como artista plástico, con todas mis canciones, alguna de ellas inéditas hasta la edición del libro, con un código QR para que lectoras y lectores pudieran acceder a las diferentes versiones grabadas por varios intérpretes. Este libro es una forma de dar testimonio del trabajo de una buena parte de mi vida dedicada al arte, en todas las formas en las que he podido expresarme: la música, la palabra, el dibujo y la pintura.

—Por estos días estás presentando tu segunda obra como solista, “Alto ruido”, un disco que vibra desde el arte de tapa. Contanos cómo fue el trabajo de ese diseño en el que las líneas parecieran trazar melodías, como un adelanto de lo que suena dentro.

—El diseño de la tapa de Alto ruido está realizado Vanina Steiner, desde un dibujo abstracto de mi autoría que lleva el mismo nombre, realizado especialmente y pensado en lo que me dicen esas dos palabras y su relación con la música de este trabajo, la velocidad, el vértigo y la superposición de sonidos y ruidos que se da en la ciudad. Realizado con la técnica de marcadores y tinta sobre un papel de 60 x 56 cm.  

—Si vamos a los distintos temas que forman parte de este álbum, la guitarra y la voz dibujan los sonidos actuales, se meten en las calles de estos tiempos para que resuenen. ¿Qué te gustaría destacar del nuevo tango argentino?

—Lo más destacable es la gran variedad y cantidad de expresiones que han estado surgiendo en estos últimos años, sobre todo de gente muy joven. También la gran cantidad de mujeres compositoras, poetas e intérpretes que hoy son referentes en el género. Todo esto se acrecienta al ver que no contamos con la visibilidad de los grandes medios, y los espacios que hay sobreviven gracias a la solidaridad de la comunidad artística, lo cual habla de un verdadero movimiento cultural con capacidad de resistencia.

—¿Quiénes colaboraron en la producción y realización de “Alto ruido”?

—Todos los temas fueron grabados y mezclados en noviembre de 2021 en Estudio Casa por el técnico Edgardo González, excepto Despacito, que fue producido y grabado en BSP Producciones, entre febrero de 2020 y mayo de 2023, por los técnicos Nicolás López, Belbeatz y Juan Morales también como productor. La masterización de todos los temas fue realizada en BSP en junio de 2023 por Nicolás López. Todos los arreglos, guitarras y voces son de Juan Lorenzo, también con la excepción de Despacito, donde la voz es de Lautaro Lorenzo. Como comentaba, la tapa es en base a un dibujo de mi autoría especialmente realizado para este trabajo y el diseño gráfico fue hecho por Vanina Steiner. Las fotografías para prensa la realizó Nicolás Foong, y las que me encuentro tocando en vivo son de Camila Verón. El trabajo lo editó y distribuye Acqua Records y la prensa y comunicación está a cargo de Alicia Gubitsch. Luego hay una gran cantidad de colegas que de alguna forma u otra han aportado valiosas opiniones, consejos y críticas que terminaron por influenciar el armado total de este trabajo.

PH: Camila Verón

—Hay un tema muy especial para vos, el trap de Lautaro Lorenzo, tu hijo. ¿Cómo fue el proceso personal y musical para darle la forma final a “Despacito”?

—Es un “bonus track” muy especial, que obviamente no estaba entre la selección inicial del repertorio. Un trap cuya autoría es de mi hijo Lautaro, que él había grabado en 2019 originalmente con su voz y una pista bajada de las redes, gracias a haber sido seleccionado de entre muchos chicos para grabar sus primeras canciones por BSP Producciones. Luego de superar parcialmente una difícil situación anímica estuve en condiciones y preparado para encarar entre fines del 2022 y mediados del 2023 el trabajo de limpiar y procesar la grabación original, para luego intervenir con mi guitarra sobre esa pista. Gracias al amoroso trabajo del productor Juan Morales y el técnico Nicolás López, fue posible cumplir el sueño que seguramente tiene todo músico: compartir y tocar música con sus hijos e hijas. Lauti me había comentado que estaba realizando esta grabación pero que aún no quería que yo la escuche y respeté su decisión hasta muy luego del final inesperado de su partida. Después de dos años de su viaje final estuve en condiciones anímicas de ir a la productora y conocer Juan, quien atesoró y guardó su voz. Fue como descubrir un lugar antiguo en donde alguien tenía guardada su voz y su música, un tesoro, un testimonio póstumo. Pese a esta tragedia había quedado algo de él, un mensaje, el legado artístico de sus 15 años de vida. Pude escuchar esa letra que habla de la muerte, de su muerte, de sus días que no tienen horas y otras tantas frases premonitorias. Siempre respeté su música y junto con él traté de entenderla, de aprender. Son nuevas formas de expresar las cosas de los pibes y pibas, que buscan lugares y sonidos nuevos, así como yo escuchaba a Los Ramones frente a mi viejo que nunca me dijo una palabra negativa sobre mis gustos musicales tan diferentes a los de él. Haber podido grabar e intervenir con mi guitarra sobre su música es un extraño privilegio que me tocó, en donde pudimos dialogar sobre nuestros mundos y nuestras cosas y hacer una confluencia artística de dos generaciones alejadas por el tiempo y sobre todo por la muerte, a la que derrotamos en esos 4 minutos eternos.

—¿Dónde y cuándo será la presentación de “Alto ruido”?

—La presentación en vivo tendrá lugar en el Club Social Cambalache, en Defensa al 1179 de San Telmo, en CABA, el sábado 16 de septiembre a las 21. Contará con la participación especial de las cantantes Bárbara Grabinsky, Bárbara Aguirre y el joven virtuoso bandoneonista de chamamé Santy Santa Cruz.

PH: Nicolás Foong

—Además del disco, ese día se podrá disfrutar de una muestra de artes plásticas donde se exhibirán algunas de tus obras, ¿de qué se trata?

—Se trata de una muestra de la serie de obras Monte Salvaje y la serie de dibujos Alto ruido que componen el diseño de la tapa del disco.

—Para terminar y a modo de síntesis, ¿podrías elegir un aroma que logre fundir a los temas de tu disco con los cuadros que formarán parte de tu muestra de arte el 16 de septiembre?

—Pues creo que serían varios los aromas, una mezcla del perfume que exhala mi patio en primavera, a glicinas y madreselvas, con ese olor que emana del asfalto en verano.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
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