

Entrevistas
Lautaro Schachmann, líder de Blau: “Nuestros shows están aceitados y cada vez se arman movidas más piolas”
Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Soplan vientos, las melodías resbalan, tropiezan con los bronces. Cada sonido se fusiona con el otro, atraviesan las barreras, como dedos de miel llegan al lugar donde todo se ve, al centro de la música que los contiene.
El compositor, trombonista y productor Lautaro Schachmann es quien lidera el proyecto musical Blau, una banda donde se ensamblan los bronces con los sintetizadores, en la que ritmos y sonidos dialogan hasta fusionarse en cada tema y atraviesan las barreras para llegar al lugar de los encuentros.
En diálogo con Contarte Cultura, el músico presenta su EP “Vivo en el CCK” y anuncia sus próximos shows.
—Para comenzar vamos a presentar al mundo sonoro de Blau, el proyecto instrumental que liderás. Si pudieras elegir uno o dos instrumentos que representen el espíritu del grupo, ¿cuál o cuáles serían y por qué?
—Eligiría el trombón y el sintetizador, aunque un sólo sintetizador sería acotado: usamos sintetizadores de distintos tipos. En sí el trombón representa un poco a los brasses, que son la voz cantante de los temas. Las melodías que cantan los temas, a diferencia de aquellos grupos que cuentan con cantante, son de los cuatro vientos que empujan la banda: saxo baritono, saxo alto, trombón y trompeta. Y yo, al componer los temas lo hago desde el trombón. Quizás después, al armar las armonizaciones, el trombón termina “cantando”una voz que no es la melodía y sí una armonización, pero la génesis de los temas surge de ahí. Y el sintetizador porque los temas tienen varios sonidos electrónicos provenientes de sintetizadores, tanto monofónicos, como polifónicos e incluso secuencias de eurorack. Un poco también la identidad de Blau se gesta desde la fusión de elementos acústicos con electrónicos, y el trombón y el sinte representan esa identidad.
—Con esos instrumentos viajemos al pasado, al momento en el que Blau comenzó a gestarse, ¿cómo fueron esos comienzos? ¿Qué podríamos ver en la foto que los reunió por primera vez?
—Blau surge de mi necesidad de plasmar música escrita por mí en un grupo. Desde hace varios años me desempeño como sesionista de distintos proyectos, y me surgió la necesidad de cambiar de rol y llevar adelante un grupo con mi música, donde tenga un rol más activo que el tangencial que suelo tener como sesionista. Empecé mis estudios de trombón hace unos 15 años, y ya culminando la carrera del conservatorio comencé a interiorizarme en los instrumentos electrónicos, más precisamente en sintetizadores de toda índole. Si tuviera una foto de la primera reunión de Blau como tal, sería la primera sesión de estudio que tuvimos en la Siesta del Fauno en 2018 para grabar los sintetizadores de Capricho, el primer disco. En esa primera reunión, junto a Leo Fucci (ex guitarrista de Blau), Martín Adler (tecladista desde aquel momento y que sigue hoy) y Niko Rizzo (ingeniero de sonido a cargo de grabar, mezclar y masterizar toda la discografía), reemplazamos las maquetas que había armado con sintetizadores virtuales que emulaban otros sintetizadores analógicos y ochentosos por los instrumentos reales (Minimoog, CS80, Moog Modular, drum machines TR808 y TR909, Prophet 5, etc.). Y también en esa primera reunión grabé un solo de trombón sobre lo que Fucci y Marto tocaban en minimoog y rhodes. Esa podría ser la foto de la primera reunión de Blau, que si bien en ese momento no existía el grupo como tal ni era un ensayo en sí, también generaba una marca identitaria de lo que antes definí como los dos instrumentos característicos del grupo.
—Contanos quiénes forman parte de la banda.
—Dan Hakim en batería; Rodrigo Monte, bajo; Luciana Torfano, guitarra; Martín Adler, teclados y sintetizadores; Rosa Nolly, saxo barítono; Paloma Schachmann, saxo alto; Shirly Pinsky, trompeta; y yo en trombón, dirección y composición.
—¿De qué manera se organizan para ensamblar instrumentalmente sus temas?
—Uff, ¡el difícil arte de combinar agendas! En general, cuando tengo un tema nuevo suelo grabar al menos un acercamiento de cada instrumento. Grabo algunos bajos, guitarras, teclas, alguna batería (muy básica) y escribo los vientos, y al momento de llevarlo al ensayo, llevo partes para todes. A partir de ahí, todo toma otro color y la música que maquetié toma vuelo en serio. Puedo grabar maquetas de los instrumentos que conforman Blau, pero cada cual tiene una magia en su instrumento, que aunque quisiera no podría reproducirla o copiarla. Y esa magia marca la diferencia. De la maqueta a lo que la banda arma hay un abismo, y la música se eleva a otro nivel. Es un flash.
—¿Qué hilos temáticos o compositivos hilvanan a “Supersónico”, su segundo álbum, y qué lo diferencia de “Capricho”, el primer disco que editaron?
—Capricho y Supersónico son muy disímiles entre sí. En Capricho me era más importante generar un material con el que armar el grupo, salir a tocar, presentar en lugares para armar fechas, etc.. Fue una especie de experimento en donde la necesidad de armar música y editarla era la prioridad. Es por eso que hay sólo dos temas instrumentales en todo el disco, en el resto hay cantantes invitados e incluso canto yo, algo que no volvió a suceder (ni creo que vuelva). En cambio en Supersónico, al ya tener una banda afianzada y haber empezado a recorrer un camino, la música está mucho más relacionada con la identidad de Blau. Supersónico es un disco de 8 canciones, de las cuales 7 son instrumentales y una cuenta con un cantante invitado. Se caracteriza por ser bailable, psicodélico, fusionando grooves electrónicos con ensambles más rockeros. Los shows en vivo tienen más que ver con Supersónico que con Capricho, y el camino que estamos recorriendo va más por ahí también. De hecho, de Capricho hacemos en vivo, como mucho, dos temas, incluso a veces solamente uno.
—Además del proceso creativo de dar vida a cada disco, han recorrido el mundo audiovisual para mostrar el otro lado de sus producciones y completar el camino del disco. ¿Cómo vivieron la experiencia de llevar sus temas a imagen o de documentar la “alquimia” de un disco?
—Hoy vivimos en una era que, entre otras cosas, se caracteriza por la inmediatez, la exposición de cada momento de manera pública y del exceso de contenido audiovisual. Un poco siguiendo esa línea es que decidí registrar la grabación de Supersónico y editar una especie de mini documental. Lo tomamos como un juego. Lo planificamos con Ezequiel Sambresqui (realizador audiovisual y fotógrafo, encargado de prácticamente todo el contenido de imagen de Blau) y la idea era la experimentación. El objetivo era mostrar el proceso de grabación pero sin que eso implique mostrar la sesión grabando, sino lo que sucede alrededor del proceso. De alguna forma, en todo el documental está implícito que estamos grabando un disco, pero un poco queríamos mostrar lo tangencial al momento de grabar. Obviamente que el ámbito donde grabamos se prestaba también a mostrar esto. Sonorámica es un estudio en medio de la sierra cordobesa, en un paisaje paradisíaco y un espacio ideal para hacer un disco. A su vez, en pos de la experimentación, grabamos el video con cuatro formatos de imagen distintos en forma de collage.
—Por estos días están presentando el EP “Vivo en el CCK”, ¿qué te gustaría destacar de esa obra?
—Sacar un EP en vivo es un poco volver el tiempo a décadas pasadas, donde se editaban discos en vivo (aunque en la mayoría de los casos de forma pirata). De pendejo me encantaba entrar a disqueras no convencionales y buscar discos en vivo de las bandas que me gustaban (¿acaso no es ese el rumor del motivo por el que se separaron los Redondos?). En general sonaban mal, estaban grabados sin autorización pero transmitían un calor y una energía que no tenía comparación con los discos de estudio. Amo los discos de estudio, amo producirlos, grabarlos, editar, mezclar y demás, pero el calor y la espontaneidad del vivo no tiene comparación. Y en esta era que estamos en la que se “democratizó” la producción musical de discos (es más accesible y no hace falta ir a un estudio, podés hacerlo desde tu casa, pero está claro que depende de los privilegios con los que nacemos y las oportunidades siempre están ligadas a la clase social, nada de meritocracia), creo que los grupos que marcan la diferencia lo hacen a través del show en vivo. Y nuestros shows están aceitados y cada vez se arman movidas más piolas. La banda suena cada vez mejor y encontramos una forma de hacer versiones de los temas que están buenísimas, que la gozamos mucho más y vemos que la respuesta del público también es genial. Se arma una movida festiva en conjunto, una comunión bailable que está bárbara. Y poder registrarlo y editarlo un poco va en pos de eso.
—Y en breve, shows de Blau para que la música siga sonando, ¿dónde y cuándo se podrá disfrutar de la banda y sus temas?
—Este jueves 6 de octubre tocamos en Niceto Humboldt y vamos a presentar el EP en vivo. Vamos a dar un show largo, bailable, psicodélico e introspectivo. Vamos a presentar nueva música y tocar algún tema de otro grupo, en formato versión Blau.

Entrevistas
En primera persona: Nair Libonatti, escritora
La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Sobre sí misma y su arte
Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.
En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.
Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.
Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.
Sobre su obra
He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.



Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias. “El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.
Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.
Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.
Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Entrevistas
Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.


—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
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Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
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