

Entrevistas
Graciela Aletti: “Narrar es como abrir una ventana y hacer que el otro vea lo que hay detrás”
Por Walter Omar Buffarini //
Se adueña de la palabra y la expresa. Necesita hacerlo para ser ella misma. Lo necesita para alcanzar su meta, esa de contar historias y despertar sensaciones, emocionar.
La psicóloga platense Graciela Aletti es narradora, o tal vez sea narradora antes de ser psicóloga, y ella misma logra poner en duda ese orden, porque afirma que siempre le gustó contar, pero no solo como una enumeración de sucesos, sino poniendo en cada relato el color de lo que cuenta.
En diálogo con ContArte Cultura, en una cálida entrevista en el Centro Cultural Islas Malvinas de La Plata, Aletti contó, narró y se emocionó al mostrarse en esa actividad que abraza íntimamente desde toda la vida y que hace más de una década se animó a compartir con todos.
—¿Cuándo fue la primera vez que sentiste la necesidad de narrar?
—Creo que soy narradora desde que nací. Desde que era muy pequeña, siempre conté. Me gusta mucho hablar. Hablo y hablo, aunque sé que a veces lo hago demasiado. Pero para mí es un verdadero placer. Si encuentro a alguien y le quiero decir “que lindo este patio”, lo que hago es describirlo: “¡Y vos no sabés que lindo que es! Tiene plantas de naranja y allí estaba un regimiento militar…”. Yo necesito hacer la historia, tengo que pintarlo. Siempre lo hice así.
—¿Pero creés que algo en particular lo despertó?
—Tiene que ver con algo que quiero compartir porque es muy emotivo para mí. Yo vivía con mis tías y me cuidaba una viejecita, Doña María. Yo era muy chiquita, y cuando mis tías se iban a trabajar Doña María me leía las postales que le mandaban a ella desde Italia. A mí me encantaba, aunque no entendía nada. A pesar de ello me disparaba la imaginación. Creo que ahí nació esto de imaginar la historia. Siempre estaba imaginando y le decía: “Leeme, pero no me leas ni de muertes, ni de brujas, ni de miedo”, y ella siempre me contaba una historia. Después, yo lo hice con mis hijos también.
—Y en algún momento lo empezaste a hacer en público…
—Eso vino después. Fui muchos años a un taller literario y llegado un momento publicamos una antología de cuentos y la presentamos en un lugar muy lindo. Habíamos hecho un evento y yo fui la encargada de hacer la presentación y oralizar para vender el libro. Entonces fue que vino una señora y me dijo “vos no tenés que escribir, tenés que ser narradora”. Aquello fue alrededor de 2005, y yo no tenía ni idea de cómo se hacía. Ahora hace más de 10 años que lo hago, y ya me considero una narradora profesional.
“No me interesa que me aplaudan,
sí que se emocionen a través de lo que les cuento.
Eso es lo lindo de la narración.“
—¿Recordás los primeros pasos en esta actividad?
—Esa misma persona que me sugirió ser narradora me presentó a Carolina
Espinoza, que es una narradora colombiana, muy buena. Y ahí empecé como
jugando, y después me contacté con los narradores sociales de la Provincia, un
grupo hermosísimo con el que íbamos a narrar gratis a las escuelas, a los
hogares de menores, al Hospital de Niños. Eso me posibilitó conocer a un montón
de profesionales de esta actividad, entre los que estaba Haydeé Guzmán, con
quién conformamos un lindo dúo.
—¿Narrar en ese grupo y para ese tipo de público debe haber sido muy enriquecedor?
—Sin dudas que sí, pero finalmente dejé de participar porque resultaba una exigencia a la que se me hacía muy difícil responder. Debíamos viajar mucho a lugares muy remotos. Me había retirado hacía muy poco de mi actividad como psicóloga en el Hospital de Melchor Romero y ya había trabajado muchos años con el dolor humano, y no quería seguir yendo a hospitales y hogares donde se ven realidades muy duras. En ese momento decidí hacer de la narración algo más placentero, me abrí de los narradores sociales y me largué sola. Comencé a estudiar, a hacer talleres, entre los que destaco uno que realicé con una gran narradora como es Ana María Bovo.

Malena
“Malena es mi nombre de narradora y tiene un porqué. Hace mucho tiempo, cuando recién empezaba con esta actividad, yo reflexionaba “¿qué voy a contar? Con esta voz que tengo de cantante de tango. Porque yo tengo voz de Adriana Varela y muy bien no voy a poder contar, porque parezco Malena, la del tango”, y así fue como me quedó el seudónimo. Cuando me presentan no soy Graciela Aletti, sino Malena.”
—Nos comentabas que todo se inició en un taller de escritura, ¿finalmente la narradora le quitó su espacio a la escritora?
—A mí también me gusta mucho escribir y contar mis cuentos. Tengo varios que algún día, y creo que será dentro de poco, me animaré a publicarlos. Me tengo que animar, pero lo voy a hacer. Me gustaría que en el futuro mis nietos puedan leer el libro de su abuela, ese es mi sueño.
—¿Y cómo conviven en vos la psicología con la literatura?
—Soy una mujer grande, hace 46 años que soy psicóloga y entrar en este
mundo de la narración y de la escritura es algo que pensé que nunca iba a
lograr. Así que cuando alcanzo meterme en ese mundo de la literatura para mí es
una enorme emoción. Lo disfruto como un adolescente, y les digo a mis hijos
“ven que cuando uno quiere puede lograr las cosas”, ese el mensaje
que a mí me gusta dar.
—¿Tu profesión de psicóloga te sirvió o te sirve para tu actividad de narradora?
—Seguramente que sí. Me sirve para conocer al otro a la hora de narrar,
porque tenés que tener empatía con ese otro para poder llegar a emocionarlo. Y
también me sirve para manejar precisamente esas emociones y saber cómo
acercarme a ese otro, al espectador. Por otra parte, me encanta mi profesión de
psicóloga infanto-juvenil, adoro los niños, pero no me gusta narrar para
chicos.
—¿Qué te produce subir a un escenario?
—Es un sueño. Cuando subo dejo de ser Graciela Aletti y soy otra persona. Yo narro con el corazón. Narrar es como abrir una ventana y hacer que el otro vea lo que hay detrás. Pero que no vea las palabras que le cuento, sino que sea algo propio, que en definitiva vea a través de mi narración.
“No sé si lo hago bien o mal,
sólo sé que narro desde el corazón.
Lo vivo.“
—¿Cómo es eso?
—Sería así: yo narro un cuento sobre el patio de la casa de Doña María, lo describo,
y también describo a Doña María que está allí, bordando. Lo que busco es que el
que me está oyendo construya su propia Doña María bordando, eso es lo que tiene
que lograr el narrador. No contar, porque contar es otra cosa. Narrar es abrir
esa ventana, es sacar a bailar a quien escucha y llevarlo con uno, y que se
emocione.
—¿Tenés algún secreto para lograr ese efecto?
—Creo que cuando un narrador toma el cuento de determinado autor, se tiene que “apropiar” de ese texto, tiene que metérselo dentro, hacerlo propio, desarmarlo y armarlo.
—Necesito volver a preguntar cómo.
—Bueno, el ejemplo sería este: en un espectáculo en La Plata narro un
cuento de Eduardo Sacheri, que se llama “Geografía de Tercero”. Trata
de un tipo que se encuentra con una profesora que era re-jodida, que lo había
hecho sufrir mucho. Esa es la historia, la esencia del mensaje es del autor, de
Sacheri, pero yo me adueño y hago una historia para la gente que me esta
escuchando. No lo cuento en la escuela de Avellaneda donde iba Saccheri, lo
hago en la Escuela Normal Nacional Mixta Nº 3 de La Plata, en el “Glorioso
Normal 3”, donde venía la “Pocha” Núñez (histórica jefa de preceptores de
ese colegio platense) y nos hacía temblar, entonces a la gente que escucha le
pasan cosas, se emociona de otra manera. Eso es narrar, y
no se está traicionando al autor, porque se utiliza su esencia y se lo respeta,
aunque a muchos de ellos no les guste.
—¿Antes de dedicarte a la narración como lo hacés en la actualidad, la practicabas para algún público más íntimo?
—Yo empecé a narrar hace más de diez años, pero antes siempre lo hacía para mis hijos en casa. Y hoy, más allá de los escenarios, lo sigo haciendo para mis nietos. Vivo cerca de la República de los Niños y voy con mis nietas, pero no las llevo a los juegos, las llevo a inventar, y ellas mismas me terminan pidiendo: “Abuela, hacé una historia”. Creo que eso lo heredé de mi mamá. A ella también le gustaba narrar. Mamá era muy de contarte.

La Gracie de Rosa
“Durante mi niñez, en el barrio de La Plata en donde nací y me crié, a las chicas las llamaban asociando su nombre al de sus madres. Mi mamá, Rosa, era la portera de la escuela, y la portera en esa época era todo, y lógicamente un personaje muy importante. Así resulta que con el paso de los años, junto a mi esposo nos fuimos a un hotel de Bariloche y, al momento de hospedarnos, cuando nos piden los datos y yo digo mi nombre, el señor que nos atendía me miró y me dijo “pero vos sos la Gracie de Rosa”. Después de la sorpresa y lo gracioso del momento, finalmente resultó que se trataba de un vecino del barrio.“

Entrevistas
En primera persona: Nair Libonatti, escritora
La artista uruguaya habla de ella misma, de cómo llegó a la escritura y de su obra

Sobre sí misma y su arte
Soy Nair Libonatti, mujer uruguaya de 69 años. Toda mi vida supe que podía escribir, sin embargo, al plasmar mis ideas en una hoja, el resultado no me era grato y terminaba rompiendo.
En el año 2019 una amiga me invitó a “algo” literario y fui. Resultó ser un taller y fue ahí donde comencé a escribir.
Pocos meses después llegó la pandemia, entonces, buscando recursos para mi nuevo despertar, entré en un grupo argentino de Facebook. En él compartíamos textos y comentábamos.
Un buen día me invitaron a participar en el Mundial de Escritura, al principio me parecía inalcanzable hasta que me animé y la experiencia resultó maravillosa.
Sobre su obra
He escrito algunos libros: “Historias del Caldero”, en conjunto con dos amigas, “Constelaciones”, libro que va por su segunda edición y “El Pata de Bolsa y otros relatos”. Estos dos últimos están presentes en la 49a Feria del Libro de Buenos Aires, en el stand de Uruguay.



Sobre “Constelaciones” puedo decir que es un libro fuerte, con historias bastante movilizadoras, es un intento de visibilizar algunas circunstancias. “El Pata de Bolsa” es en tono más humorístico, un poco más distendido y coloquial.
Son libros de cuentos cortos, escritos individualmente y luego seleccionados para cada uno de los libros.
Su actualidad

Actualmente integro el taller “Ratones de biblioteca”, que funciona en la Casa de la Cultura de Minas, Uruguay, y algunas compañeras me acompañaron a la Feria del Libro de Buenos Aires.
Nair Libonatti junto a Andrea Viveca Sanz, de Contarte Cultura, en la 49º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Entrevistas
Aguirre–Rodríguez: “El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Es un viaje dentro de otros, un movimiento sutil, la música desperezándose en gotas de rocío, notas evaporadas sobre las aves del campo, es el vuelo hacia el espacio urbano, un recorrido temporal. Es antes y después. Es ahora y siempre, una melodía que llega desde lejos, de otras patrias, del mismo viento que corre y desparrama en el lugar justo y en el instante oportuno.
“Del Buen Ayre”, el próximo espectáculo y disco del dúo platense Aguirre–Rodríguez es un viaje por el tiempo y por distintos espacios, una relectura en modo actual de la música rural bonaerense.
Contarte Cultura charló con sus integrantes, Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez para que nos cuenten acerca de ese caminar que la canción propone.
—Porque los espacios y las cosas que forman parte de ellos suelen hablar de quienes los habitan, nos gustaría comenzar esta charla deteniéndonos en su lugar de trabajo, en el espacio creativo de su música y en los objetos que los rodean en este momento. Si pudieran elegir un rincón o un objeto, el que mejor los represente como dúo y nos cuente algo de ustedes, ¿Cuál sería?
—El lugar, nuestra casa, y el rincón nuestra sala, en la que se va gestando todo el resultado final de lo que hacemos como músicos. Creo que estos espacios hablan de nosotros y de nuestra manera de entender la realidad y el arte.
—Y desde ese espacio viajamos en el tiempo, ¿cómo y cuándo se encuentran Cynthia Aguirre y Alejandro Rodríguez en el camino de la música para dar comienzo al dúo Aguirre–Rodríguez?
—Nos encontramos en la escuela de arte de la ciudad de Berisso, hace muchísimos años, en situación de alumna y profesor, pero rápidamente comenzamos a compartir producciones por fuera de la escuela. Con los años volvimos a encontrarnos, ya específicamente en el terreno del tango con la orquesta Los inmigrantes en el año 2005. Cuando el tiempo de la orquesta se terminó, continuamos en dúo.


—¿Cómo fueron esos comienzos?
—Fue un muy hermoso comienzo, pero rápidamente el dúo se fundió dentro de un cuarteto que con el tiempo se convirtió en sexteto de tango. Me refiero a Tangor. Con esa agrupación trabajamos durante más de 10 años. Por otro lado, Cynthia participaba como invitada permanente en el grupo La Sonora, proyecto que venía caminando desde el año 1989.
—Como decías, con el correr de los años el tango se instaló entre ustedes, ¿qué cosas los llevaron a explorar en este género que nos representa?
—El tango siempre estuvo como lengua principal en nosotros. Como una especie de lengua madre. Rastrear el porqué de esto es complicado, creo que tiene que ver con nuestras historias personales y la idiosincrasia de nuestras familias de origen. Lo que es claro es que ha sido fundacional en nuestro vínculo con la música. Nuestra mirada como habitantes de este tiempo siempre nos llevó a buscar puentes entre el tango, otras músicas y otros conceptos artísticos.
—¿De qué manera llega el primer disco “Mundo Tango”, grabado en 2011?
—Ganamos un premio a la Producción Fonográfica del FNA (Fondo Nacional de las Artes) y generamos nuestro primer CD. En ese entonces, si bien el CD se llamó Mundo Tango, abarcamos otros lenguajes musicales, algunas cosas del folclore y canciones provenientes de la cantera del rock.
—Por estos días están en proceso de grabación de su segundo disco “Del Buen Ayre”, ¿qué recorridos espacio-temporales tuvieron que hacer para dar vida a los temas que forman parte de esta obra?
En Mundo Tango nos referimos a una idea acerca del tango, como un estado del ser que no solo aparece en esta región del mundo (por algo el tango impacta como impacta en todo el globo). Aquí nos referimos más a la génesis de este género y la música de la provincia de Buenos Aires. Este nuevo trabajo propone un recorrido desde la música campera de principio de siglo XX (El Gardel Gaucho, pasando por compositores icónicos de ese lenguaje como Omar Moreno Palacios) para adentrarse en el tango clásico de la época de oro y llegar hasta composiciones actuales que revitalizan el género. También este trabajo, a diferencia del otro, está estructurado por un material que fue ampliamente mostrado y fogueado. Es música que hemos tocado mucho en vivo y está planteado desde esa impronta. Los arreglos, si es que los hay, fueron construyéndose a lo largo del tiempo y de las distintas actuaciones. Los músicos invitados jugaron en ese mismo tono también. Se les envió un cifrado y una grabación como referencia, pero el armado de los distintos temas se resolvió en el estudio, mientras Manzana Ibarrart (gran amigo y comandante del Estudio Sonosfera) montaba los mics y seteaba todo. Luego se eligieron las mejores tres tomas de cada tema. El resultado tiene un aroma a “trazos sueltos” que nos encanta en lo particular.
—Sin dudas se trata de un viaje a través de la música, ¿cuál es el aroma que elegirían para simbolizar a este álbum?
—El múltiple aroma de los viajes…si bien es un CD local en cuanto al repertorio, es bastante global en tanto a que lo que suena proviene de muchísimas fuentes y no solo de la tanguera. Lo hemos tocado tanto en tantos países diferentes, que para nosotros tendría ese olor a viaje, a aeropuerto, a trenes.
—El 3 de agosto estarán presentando este disco en La Salamanca, un reconocido espacio cultural platense, ¿qué podrán disfrutar esa noche quienes se acerquen a compartir su música?
—Haremos algunos de los temas de nuestro espectáculo Del Buen Ayre, como antesala al espectáculo Filogenia de Victoria Moran y el Dúo Puentes Reyes.
—Mencionás que ese día estarán acompañados por la cantante Victoria Morán, entonces la pregunta va para ella. Victoria, ¿Cómo nace “Filogenia”, ese recopilatorio de obras de música popular argentina? Contanos quiénes serán parte de ese recorrido el 3 de agosto y qué sentís al compartir noche con el Dúo Aguirre-Rodríguez.
9- Filogenia surge de la necesidad de contar nuestro ADN musical a través de las canciones que nos definen. Es una suerte de viaje musical hacia la fuente, hacia la memoria imperecedera que une un recuerdo con otro. Este espectáculo viene a despertarnos la fibra sensible con canciones que nos nombran, enlazando a Homero Manzi con Víctor Heredia, al Cuchi con Fito, a los que fuimos con los que somos. El compartir con compañeros y compañeras músicos y músicas siempre es una alegría, y en este caso será además una sorpresa para el dúo Puentes-Reyes y yo, porque jamás nos hemos cruzado en un escenario y esperamos anhelantes ese ida y vuelta mágico que siempre augura la música compartida.
—Para terminar, ¿cuál es el próximo destino de la música que los mueve?
—Tenemos por delante algunas fechas en nuestra ciudad, como el próximo 29 de agosto, día en el que estaremos compartiendo escenario junto al cantor Carlos Cabrera en el Café Metro. Octubre nos encuentra realizando nuestra segunda gira europea, con conciertos en países como Italia, Francia, España y Portugal. A nuestro regreso estaremos presentando oficialmente nuestro álbum Del Buen Ayre, con la participación de los músicos que fueron parte de la grabación.
Entrevistas
Celina Cocimano y ‘El juego de las emociones de Uma’: “Un libro que pide gran compromiso de los adultos”

Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //
Todo gira, se mueve en una circularidad compartida. Las emociones suben y bajan, cuelgan de nuestros cuerpos, se desprenden como hojas secas. Regresan, son brotes, transformados en otra cosa.
Celina Cocimano es terapeuta emocional y a partir de sus vivencias y de su trabajo de muchos años necesitó dejar huellas, sembrar palabras para que germinen a través de sus libros.
“El juego de las emociones de Uma”, su último libro, está dedicado a las infancias. A través del juego logra acercarse a los territorios del miedo, de la ansiedad o de la frustración para atravesarlos.
ContArte Cultura charló con ella para conocer las rutas que la llevaron a indagar en ese universo.
—Las emociones forman parte de nuestras vidas, van y vienen, se mueven y nos movemos con ellas. Por eso, para comenzar y a modo de presentación, nos gustaría que elijas al menos tres emociones que te atravesaron al momento de escribir tu último libro y que a cada una de ellas les otorgues un sabor o un aroma.
- Frustración, sabor a cebolla
- Ansiedad, aroma a menta
- Alegría, aroma a vainilla
—Y ya instalados en esa imagen, vayamos a tus comienzos, ¿qué vivencias te llevaron a transitar el camino de la terapia emocional?
—La insatisfacción personal, haberme descubierto cómo estafadora de mi propia vida, creando personalidades adquiridas para moldearme al gusto de la mirada ajena, siempre con esa sed emocional de ser alguien para los demás, ser aceptada, reconocida, querida y encantar a todos. Mientras estudiaba para contadora, sentí un apagón emocional, la apatía era mi única compañera en esos tiempos, hasta que mi cuerpo también “habló” con un síntoma muy sentido. Empezaba a hacerme pis por las noches siendo ya grande, más adelante entendí que eso sucedía en cada hogar o lugar donde me sentía a gusto, de esa manera, “intentaba” aferrarme a algún territorio, sentirlo al menos, por momentos, un lugar donde era yo. Como los animales que marcan su territorio orinando sobre él. Eso era lo que faltaba para que mi vida se vistiera de insatisfacción y cambie totalmente de rumbo, mejor dicho, empiece a vivir y dejar de aparentar lo que mis vacíos necesitaban cubrir.
—Seguramente al ir recorriendo ese camino fue necesario dejar huellas y de esa manera llegaron los libros, ¿cómo vivís la experiencia de escribir para que las palabras sean instrumento de sanación?
—Mi primer libro, “Despierta”, nació como algo catártico de la etapa que comenté anteriormente. Aún no sabía qué era lo que estaba viviendo y, sinceramente, pensaba que me moría por esos tiempos, entonces empecé a escribir cómo fue ese tránsito a mí destrucción de las corazas hacia mi reconstrucción emocional. Después, al compartir mi vivencia con muchas personas, me di cuenta que varios pasamos por ciertos procesos similares, por lo que se me ocurrió darle forma de libro y agregar reflexiones y ejercicios terapéuticos y de autogestión emocional. Los otros 3 -“Diamantes”, “Rotas”, y “El juego de las emociones de Uma”-, fueron pensados basándose en las historias que atiendo y buscando dejarle una “biblioteca” de recursos emocionales a mi hija para cuando sea más grande y, a las personas, que encuentren en estos libros, escrito en palabras, el propio sentir descarnado y sin filtro de las emociones que abordo en cada uno de ellos y luego, ofrecerles dinámicas, reflexiones, ejercicios para que encuentren en ellos formas de transitar el campo emocional sin tanto dolor y con valentía.
—Si pudieras resumir en una palabra el espíritu de cada uno de tus libros, ¿cuáles serían?
- Despierta: Integridad
- Diamantes: Osadía
- Rotas: Coraje
- El juego de las emociones de Uma: Autenticidad
—Tu último libro, “El juego de las emociones de Uma”, transita los paisajes de la infancia con todas sus gamas de colores, ¿cuál o cuáles fueron los disparadores de esta historia?
—Mi hija, a los 8 años, comenzó a transitar por un tiempo la conocida “Crisis de ansiedad y angustia”. Yo me opuse a que esté medicada siendo tan pequeña, y desde mi saber en el campo emocional de los adultos, junto a una gran observación sobre ella y sus crisis, se me ocurrió trabajar juntas para buscar soluciones a su sentir. Buscamos opciones en el juego infantil, en la creatividad, desarrollando distintos escenarios, armando una rutina de ejercicios y, sobre todo, busqué acercarla a la autogestión emocional. Así fue que se me ocurrió compartir cada ejercicio que funcionó en ella en este cuento, que no solo tiene el fin de que los niños empiecen a desarrollar desde pequeña edad sus propias respuestas emocionales ante cierta situaciones, sino que es un libro que pide gran compromiso de los adultos que acompañan al niño, y esa compañía, con el estar, el hablar su idioma, mejorar la calidad del vínculo, validar sus emociones, respetarlos y comunicarse con ellos, es lo que hace casi la mayor magia del trabajo de fortalecimiento emocional.
—Y justamente, a partir de tus propias vivencias decidiste contar desde el juego y desde las imágenes. Explicanos cómo fue el proceso de elegir esas duplas emocionales sobre las que querías hablar.
—Busqué las que a su edad son dentro de todo fáciles de interpretar, como decimos los adultos: de “etiquetar”. Son parte de las emociones primarias y la dupla fue pensada para dejarles el mensaje de que no son ni buenas ni malas, simplemente son y cada una es mensajera de un sentir, una acción a llevar a cabo y una particular respuesta emocional. También al ponerlas en duplas, cuando ellos/as sientan, por ejemplo, tristeza además de procesarla en todo su ser, sepan que pueden aprender a transportarla en alegría, ir de la ansiedad a la calma. Es decir, que conozcan cuál es la emoción que se necesita para equilibrar una con otra.
—Las semillas del libro fueron plantadas, ¿creés que tus palabras ya comenzaron a germinar y son brotes en los lectores?
—Sorprendentemente sí. Como comenté, yo me dedico a adultos no a infanto, y este libro que se publicó en abril del 2024 ya se está imprimiendo la segunda edición. Lo han comprado mucho abuelas y abuelos para compartirlo con sus nietos, en colegios para abordar ciertas emociones en el aula ya que también hay un capítulo sobre el bullying. Y muchas madres me compartieron que sus hijos o hijas mientras que se les leía el cuento ya comenzaban a incorporar los ejercicios sugeridos, o que empezaban a identificar sus propias emociones, tenían armados sectores en su cuarto como se encuentran en algunos capítulos. Incluso los que son más grandes, según cómo se sentían, buscaban en la biblioteca el libro y se encerraban en su cuarto a leer exclusivamente el capítulo que contiene la emoción que estaban sintiendo en ese día o ese tiempo. También compartió nota de Revista junto a Unicef en el día internacional contra el Bullying de 2024.
—¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
—Tengo dos libros más en camino, uno para adultos sobre la depresión, y otro para infanto, más expansivo aún, con un viaje al campo emocional que sea para ellos y para sus padres o tutores también, digamos que será un libro revelador en muchos aspectos.
—Para terminar, te invitamos a elegir la textura que represente a tu libro “Las emociones de Uma”.
—La textura sería cálida, pomposa, con colores desde pasteles a fuertes, con ganas de descubrirla y sentirla, y con distintos aromas que vayan cambiando según cada paso de la mano o de los pies sobre ella.
Silvia Pascari
26/09/2019 a 12:26
Excelente entrevista, a esta narradora, psicóloga,madre,amiga y muchísimas cosas más. Felicitaciones!!!