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Artes Plásticas

Leo Frino: “No hay que forzar, sino simplemente hacer y estar atento a cómo todo se va desencadenando”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

No hay límites. Las páginas se abren en los márgenes de todas las posibilidades. Cada mirada se detiene en los detalles, atraviesa formas y colores, toca las diferencias que nos unen. Ahí, en ese punto de contacto, “si mirás con atención”, nacen las palabras.

“Si mirás con atención” (Editorial El Ateneo), el nuevo libro del diseñador e ilustrador Leo Frino, llegó a nuestras manos y queremos compartirlo con nuestros lectores.

Con ilustraciones que ayudan a contar una historia de semejanzas y diferencias, de diversidades que nos hacen humanos, este proyecto integral atraviesa distintos escenarios y temáticas para hacer foco en los recursos que cada quien tiene a su alcance durante el proceso de la vida.

Contarte Cultura charló con el autor para conocer los detalles de su trabajo en la producción y diseño de esta obra.

—Mirar con atención es detenerse en los detalles, en las similitudes y en las diferencias que hacen al mundo abundante y diverso. Para comenzar esta charla hagamos foco en los protagonistas del libro “Si mirás con atención”, tu nuevo proyecto integral. ¿Qué hilos invisibles creés que conectan a todos tus personajes?

—La forma geométrica del triángulo debe ser el hilo que va conectando un poco todo. Luego, el hecho de que todos los personajes habitan y todas las situaciones (o casi todas) trascurren en este planeta.

—¿Cuál fue el disparador de la historia que reúne a estos “seres ilustrados” que se vinculan entre sí a través de las páginas de tu libro?
—El texto se fue dando un poco pensando y reflexionando sobre esta idea, que se puso de moda en el último tiempo, de la “meritocracia”. Esta falsa creencia de que si hacés mérito obtenés lo que te corresponde. Idea que no comparto pues, como trato de visualizar en el libro, no todas las personas parten desde el mismo lugar, ni tienen las mismas opciones o recursos. La vida es muy azarosa a veces y poco otras tantas, es decir, en muchas ocasiones damos por sentado cosas, pero es solo porque las vemos desde nuestra mirada. Deberíamos detenernos un poco y darnos cuenta de que, por ejemplo, alguien inventó la luz eléctrica y gracias a eso tenemos luz de noche apretando un botón que nos permite estudiar o trabajar cuando afuera hay oscuridad, o que tenemos fuego fácil con fósforos o en una hornalla y podemos cocinar más rápidamente. Son cosas que están desde que nacemos, pero que no siempre estuvieron ahí. Incluso, hoy en día hay lugares donde se dan situaciones o condiciones poco dignas. Y yendo un poco más, si visualizamos desde un lado económico o financiero, hoy en día una persona en Argentina tiene que hacer mucho más esfuerzo o dedicar más tiempo para obtener la misma plata (o recurso) que otra persona en, por ejemplo, Francia, Alemania o Canadá. Eso no parece pero condiciona, y ahí es donde critico esta idea de hacer mérito y ya, pues depende de donde hayas nacido, cómo, en qué condiciones te desarrollaste y que oportunidades te esperan. A veces no alcanza más allá del esfuerzo hecho y su posterior mérito correspondido. Ejemplos de esas distintas desigualdades invisibles hay miles, entonces, en torno a eso, fue saliendo la historia.

—¿Cómo fue el proceso de darles vida a esos personajes en los que se destacan los rasgos geométricos? 

—El proceso fue divertido porque inició como un juego. Tenía unos pájaros hechos con triángulos hace un tiempo, y un día volví a verlos y me dije “¿y si armo más?¿Cuántos podré armar?”, y así fui creando varios, cambiando un poco las formas, combinando colores, pero siempre como algo experimental, es decir, estaba en una búsqueda sin mayor ambición más que divertirme y jugar un poco. En un momento decidí que ya tenía muchas aves y empecé a armar personajes basados en animales terrestres. El desafío siempre fue el mismo, saliendo de un triángulo, hasta donde podía llegar con pocas formas, limitando un poco ese recurso y mayormente combinando colores. En un momento sentí que ya tenía bastantes y el proceso fue terminando en su primera instancia, que era la de explorar, abrir y recopilar.

—Los colores, las texturas y los tamaños también son protagonistas en esta historia, ¿creés que te ayudaron a contar?

—Sí, claro. Durante el proceso de crear fui armando varios personajes y casi sin darme cuenta tenía muchos, parecidos pero diferentes, y una historia para contar. Creo que debe haber habido un momento donde ambas cosas se cruzaron, es decir, tenía una historia sobre similitudes y diferencias y personajes parecidos, pero distintos entre sí. Me pareció que ambas cosas se potenciaban recíprocamente, desde el lenguaje, desde el concepto. Porque aparece esto que decía, a veces parece que tenemos ciertas libertades, pero también tenemos límites, parece que somos iguales, pero ves que somos distintos. Y esto lo veía en las ilustraciones y en el texto, era inevitable que se junten.

—Y en ese proceso también había que hacer espacio a las palabras, ¿de qué manera lograste esa fusión?

—La fusión se dio de forma natural. Cuando visualicé que esas ilustraciones encajaban en el texto, todo se fue abriendo para que la historia tome forma de libro. Ahí apareció la parte de diseño y editorial, que fue ir partiendo el texto en el formato libro y, en base a eso, revisar las ilustraciones que tenía, ver si había que generar nuevas, ajustar o modificar alguna, etc. En esta etapa el juego es menos, porque aparece la parte del oficio, de ponerse el overol y trabajar y trabajar, aunque, esto es lo lindo que tiene esta profesión, siempre nos da la opción de que el trabajo se haga de una manera divertida, todo el tiempo da lugar, en alguna parte, a jugar. Así que las cosas van apareciendo en el hacer, es como que no hay que forzar sino simplemente hacer y estar atento a cómo todo se va desencadenando y hacia dónde va yendo o decantando todo lo logrado.

—¿Con qué técnicas trabajaste para llevar adelante este libro álbum?

—Trabajé con ilustraciones geométricas, y de forma vectorial. Soy fan del Illustrator.

—La mirada y la atención son los ejes que sostienen el libro, hay que “mirar con atención” para ver los detalles que nos rodean. ¿En qué escenarios de la vida cotidiana te inspiraste para recrear tus escenas de ficción?
—En situaciones de la vida diaria, o personas y sus vidas diarias. Pero traté de no personalizar tanto, sino pensar en figuras colectivas: la gente que trabaja, que estudia, la que hace deportes, la que no, etc. Me gusta escalar, veo que es un deporte que aprovecha mucho las capacidades de cada persona: si sos flaco, está bueno porque sos liviano; si sos grandote, tal vez tenés más fuerza o resistencia; si sos alta, llegás alto o lejos sin tanto esfuerzo, pero movimientos cortos te complican; y si sos más petisa, al revés. Es como que no hay un ideal para practicarlo, sino conocer tu cuerpo, con qué recursos contás, y luego cómo los usas. En base a eso, vas a ir moviéndote de una u otra forma. Eso lo tenía presente todo el tiempo. Ese concepto de que todas las formas están bien y te van a llevar a destino si te conocés y sabés moverte.

—¿Quiénes colaboraron en el nacimiento de este libro una vez que tuviste la idea terminada?

—Cuando armo algo, siempre se lo muestro a Luli, mi pareja, que es el primer filtro fuera de mis ojos. Luego, el texto lo compartí con mis amigas Bar, Maricel, Martina y Vero, que fueron aportando correcciones de redacción y opiniones o pareceres. Todo eso fue súper útil y bienvenido, y me ayudó para pulir y ajustar el texto. Por último, el toque final se lo dio Marina, editora de El Ateneo, que hizo los últimos ajustes junto a la gente de la editorial. También, no menor y en el medio entre tener la propuesta terminada y la publicación con la editorial, apareció ADA (Asociación Argentina de Dibujantes) que generó un catálogo de propuestas editoriales para mostrar a editoriales en la Feria del Libro de Buenos Aires. Gracias a eso, pude dar a conocer la propuesta que finalmente se editó.

—Si pudieras elegir una palabra que resuma el espíritu del libro, ¿cuál sería y por qué?

—Supongo que sería “respeto”, por todas las otras personas con quienes convivimos. Respeto por quienes son distintas a cada quien, por sus historias de vida, por sus devenires. Conocer distintas realidades nos va a permitir tener mayor empatía.

—Para terminar, contanos qué caminos te gustaría que tome tu libro. —Sería buenísimo que pueda ser bien recibido y trabajado en escuelas. La intención del libro es que sirva para eso, para generar reflexión, debate, empatía. También, al tenerme como autor integral, me gusta que pueda circular por la mayor cantidad de lugares posibles, ya que así me permite mostrar no sólo mi ilustración, sino cómo pienso y veo el mundo.

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María Julia Tagliero: “Si hay un texto, la imagen es interesante cuando muestra algo más”

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Por Andrea Viveca Sanz (@andreaviveca) /
Edición: Walter Omar Buffarini //

Es una línea que busca otra línea, la convergencia, una pincelada expuesta, el impulso de saltar al vacío, a la nada donde habitan todas las posibilidades.

Es el trazo que se atreve más allá de las palabras, el punto de encuentro, las letras y el pincel.

Es algo nuevo, inevitable, un grito de colores, el silencio de formas inciertas.

Es el arte que fluye, como si no existiera un principio ni un final.

María Julia Tagliero es diseñadora en comunicación visual e ilustradora, una carrera que se manifestó como un juego en sus años de infancia. Las líneas marcaron el camino. Una encima de la otra, fueron desenrollando el gusto por el arte que en la actualidad llena sus horas.

Contarte Cultura charló con ella para conocer su historia y los proyectos que forman parte de su vida.

—Porque creemos que toda manifestación artística es un punto de encuentro, vamos a comenzar esta charla con unas pinceladas imaginarias que acerquen nuestras voces. Un pincel va y viene sobre la tela de tu mente, se deja llevar por el paisaje que lo convoca, un paisaje que te representa, que te atrapa en las manchas que lo definen. A modo de presentación, ¿cuál sería el paisaje que te da vida? ¿Qué elementos o sensaciones que nos cuenten algo de vos aparecerían en esa imagen?

—Plantas, árboles, cielo, agua, caminatas, manchas de color, música, crayones, textura, tacto, luz.

—Y partiendo de ese territorio imaginario que fue descubriendo parte de vos, ¿recordás en qué lugares de tu infancia comenzó tu conexión con el arte?

—Sí, más que nada con mi abuela, pero también en el jardín de infantes y en la escuela. Mi abuela pintaba, hacía más que nada pintura decorativa, en cajas y en casi cualquier otro objeto de madera. También pintaba cuadros. Me encantaba compartir esto con ella. Yo tenía 5 años, 9, 14. Fueron muchos años de charlas compartidas y momentos de pintar. Lo disfrutaba, disfrutábamos mucho. Teníamos un juego. Ella hacía una línea en una hoja. Después yo hacía otra. Luego ella, luego yo. Y así íbamos haciendo un dibujo entre las dos. Salían dibujos raros y nos solíamos reír con esto. En el jardín de infantes un día hubo un concurso de arte que supuestamente yo gané y me dieron un reloj, aunque yo hoy en día supongo que nos deben haber dicho a todos que ganamos (risas). De cualquier manera, en ese momento se guardó en mí una conexión entre hacer algo que me gustaba y el sentimiento de haber hecho algo bueno. Me gustaba mucho dibujar, como a cualquier peque, pero como lo realizaba mucho con mi abuela lo fui haciendo cada vez más parte de mi vida. También en la escuela teníamos plástica, y la maestra nos hacía hacer cosas interesantes. Siempre me gustaron las manualidades. Eso de que a partir de la nada, o casi, se forma algo nuevo. Creo que por eso también me gusta restaurar cosas, como un mueble o agarrar algún objeto, limpiarlo, arreglarlo y utilizarlo para otra cosa. Mi novio dice que soy “croto-chic” (risas).

Me gusta mucho la decoración. Hacer que un espacio se sienta agradable para estar. Luz, plantas -vida- y pensar en los colores que hay en el espacio. Creo que es un poco como ilustrar en la tridimensión. En fin, en la escuela, en la clase de plástica, un día hicimos un ejercicio que constaba en replicar un dibujo de una mujer, pero… mirándolo al revés (patas para arriba), y al ver el resultado me sorprendí (eso es porque haciendo esto burlás el lado izquierdo del cerebro que busca formas que conocemos y en su lugar te limitás a copiar las líneas que ves) y eso me hizo sentir que podía crecer. Todo eso metido en un bowl, junto con que de adolescente salí unos cuantos años con un dibujante, mantuvo siempre mi atención y mi disfrute en pintar y dibujar. Estar con él me inhibía bastante. Evidentemente yo me comparaba. Pero cuando decidimos separarnos hubo una explosión en mí. Pasé el verano entero dibujando. Todos los días. Estaba totalmente metida. Y eso me ayudó a crecer. Hacer algo todos los días, aunque sea un ratito y con ganas, es muy poderoso. Ese mismo año, en abril empecé la carrera de Diseño en Comunicación Visual. Pasé unos años hermosos. Aprendí e hice amistades que valoro mucho. Por esos años mis papás me regalaron mi primera tableta gráfica, y también murió mi abuela, pero siempre la tengo muy presente. Así que más que un lugar o momento, yo creo que fue una serie de vivencias.

—Si nos situáramos frente a tu mesa de trabajo, ¿qué veríamos en lo cotidiano?

—En mi mesa siempre hay plantas. Son algo que me transmite mucha vida. Siempre me asombro con sus formas y colores y lo que emanan. Me hacen bien. En cuanto a los materiales, van cambiando. Tengo épocas. Durante mucho tiempo usé témperas y lápices, pero hoy en día estoy en una larga racha de crayones acuarelables. No los acuarelo, pero me encanta porque dejan mucha materia. Apoyás la punta del crayón y eso mismo es lo que ves en la hoja. Los descubrí hará 2 años y sigo un poco obsesionada. Antes de eso, para mí, decir crayones era sinónimo de los crayones escolares, ni siquiera sabía que este material se producía para el trabajo profesional (son similares a los óleo pasteles). Trabajo en un estudio de animación, así que el dibujo y pintura digital son necesarias, además de que brindan muchas herramientas. También tengo un scanner. Después de tantos años, recién el mes pasado me cayó la ficha de que lo necesitaba, así que ahí está también, junto a la computadora. A veces, porque soy muy de cambiar todo de lugar.

—¿De qué manera llevás adelante el proceso creativo de tus obras?

—Soy bastante desordenada. No es algo que me enorgullezca, porque no me ayuda mucho, así que estoy en lucha con eso, tratando de ordenar un poco mi proceso creativo. Para ser honesta, a veces empiezo directamente a pintar. Otras veces, cuando necesito algo más de planeamiento, hago algunos bocetos y luego pinto. Para mí lo más importante es el color, así que normalmente empiezo armando pruebitas de posibles paletas. Combino colores y cantidades y cuando encuentro algo que me gusta lo uso de base. Suelo ver referencias, aunque últimamente intento no hacerlo demasiado, porque hay tanto para ver que a veces caigo en la trampa de pasar mucho tiempo mirando y al final me queda poco para dibujar. Algo que disfruto mucho es salir a pasear y ponerme a pintar algún paisaje. Me concentro mucho así, porque la naturaleza me provoca eso. Usualmente vamos con Adri, mi novio, a algún pueblito no necesariamente turístico. Nos sentamos en alguna laguna o paisaje que nos guste, él toca la guitarra y yo pinto con los crayones en mi sketchbook. Siempre con mate.

—¿Con qué materiales y técnicas te sentís más a gusto a la hora de trabajar?

—Lo que más me ha gustado siempre (hasta ahora) es lo que se siente bien cargado de materia y de color, que deja expuesta la pincelada o el trazo a la vista, como el óleo, o la témpera casi sin agua, los óleo pasteles y los crayones acuarelables. Tuve mi momento con todos esos materiales, pero hasta ahora no se me dio mucho por medios más sutiles como la acuarela. He hecho alguna cosa, pero no es lo que más me llama. Cuando he visto cuadros de Van Gogh, Sorolla o Cezanne me he tenido que poner un babero. Creo que me llama mucho eso de que se vea el rastro de quien lo hizo. Cómo fue esa pincelada. Se siente la energía, el impulso, o lo que sea.

—Contanos de tus obras, ¿cómo llegaron los libros álbum a tu vida y cuáles son las claves para que tus ilustraciones dialoguen con los diferentes textos?

—Llegaron cuando tenía 19 años, en el 2009. En enero. Estaba en Plaza Italia, en mi ciudad (La Plata). Me iba a encontrar con un chico para intercambiar clases de piano por pintura. Nunca fue, así que crucé la calle, fui a la librería que estaba enfrente y caí en el sector infantil que estaba en la entrada. “¡¿Qué es todo esto?!”, me dije. Encontré un libro que se llama Princesas olvidadas o desconocidas, de la ilustradora Rebecca Dautremer. Ahí se abrió un universo para mí, (recordemos que en el 2009 no estábamos como ahora con Tik Tok en los celulares). Lo descubrí. Era un libro que costaba $49, algo caro. Seguro no me alcanzaba, pero igual metí la mano en el bolsillo y conté lo que tenía: $49. Todavía lo tengo. Ese verano me la pasé mirándolo. Me fui de vacaciones con mi familia y a la noche me quedaba despierta mirando detalladamente todo. No lo podía creer. Respecto del diálogo entre texto e imagen, para mí lo más importante es el color. La sensación que te da la paleta. Voy a decir algo que creo que cualquier ilustrador o ilustradora diría, pero creo que es la clave: que el texto y la imagen no digan lo mismo. Si hay un texto, la imagen es interesante cuando muestra algo más. Dejar que quien lo vea descubra cosas que no están dichas literalmente en el texto es lo que hace que quieras quedarte mirando. A veces no es cuestión de agregar información, sino tal vez de cambiar el punto de vista desde donde se ve la escena. O quizás sea mostrar un detalle de todo lo que dice el texto.

—¿Cómo vivís la oportunidad de haber sido seleccionada para participar de la 29° Bienal de Bratislavia 2023?

—La verdad es que cuando vi mi nombre en la web de ADA me vi las manos y tenía los dedos blancos (risas). Estoy muy contenta. Me parece que este tipo de oportunidades son muy significativas, no sólo por lo que podés aprender, sino por toda la experiencia en general: el viaje, un lugar nuevo, las personas que te cruzás, y encima todo dispuesto para dedicar nueve días a aprender y hacer. En el 2018 hice algo similar en Albania. Fui a desarrollar habilidades en pintura de paisajes con un pintor de allá.

—¿En qué otros proyectos estás trabajando por estos días?

—Dentro del estudio en el que trabajo hace más de 8 años, siempre estamos haciendo el desarrollo visual para alguna animación. Desde “explainer videos” hasta cortos animados. A mí me toca el diseño de personajes y fondos y la dirección de arte de algunos de esos proyectos. Puntualmente, ahora estoy trabajando en el tercer libro de la colección Yoga para Peques y en el desarrollo de una app que se desprende de estos libros. Dejo el Instagram y web para quien quiera ver algo de esto: www.instagram.com/amblagar  www.amblagar.com.

Y en mi modo freelance, estoy preparando ilustraciones en crayón que pienso vender en la web que me está haciendo uno de mis hermanos. La idea es que haya cuadros y láminas para elegir. Nunca fui de vender lo que hago de esta forma, pero varias personas me han preguntado si vendía cuadros, así que decidí probar. También estoy metiéndome  en el diseño de patterns. Me tiene algo obsesionada desde hace un tiempo, así que todos los días miro alguna clase y hago algún pattern. Siento que es muy importante ver clases, porque ayuda mucho a nutrirse y entusiasmarse con algo nuevo o a profundizar lo ya conocido. Al que quiera, también pueden visitar mi web personal: www.mariajuliatagliero.com.

—Para terminar te invitamos a soltar un deseo en nuestro paisaje del comienzo. 9- —”Lindas sorpresas” es mi deseo. Aclaro “lindas” porque pedir solo “sorpresas” me da un poco de miedo (risas).

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A cincuenta años de su muerte, celebran la vida y la obra de Pablo Picasso

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Desde lo biográfico, la impronta que dejó en la historia del arte o las acusaciones por misógino, los diversos aspectos de la obra y de la vida de Pablo Picasso serán modales en los festejos, muestras y proyectos que distintas instituciones de Europa y Estados Unidos encaran este año para celebrar el 50 aniversario de la muerte del artista español.

Bajo el lema “Celebración Picasso 1973-2023”, un programa que cuenta con el apoyo con el apoyo de los ministerios de cultura de España y Francia, se han organizado más de 50 muestras en todo el mundo.

Una de las más resonantes será en el Musée Picasso de París, donde Paul Smith, el diseñador de moda británico, se convertirá en el curador una exposición de obras del maestro español mezcladas con piezas de artistas contemporáneos como Mickalene Thomas y Chéri Samba. Será del 7 de marzo al 6 de agosto.

El Museo Picasso de Málaga, por su parte, celebrará al artista y, a la vez, su propio 20 aniversario. Exhibirá “Picasso: Materia y Cuerpo” del 8 de mayo al 10 de septiembre, una muestra que viajará posteriormente al Guggenheim Bilbao.

La escultura, que suele verse como un medio secundario en la carrera de Picasso, será protagonista de una muestra curada por Carmen Giménez, que apunta a mostrar que las esculturas que realizó a lo largo de su vida en diversos materiales son parte integral de su obra.

Muestras más pequeñas tendrán lugar en los franceses Musée Magnelli y Musée de la céramique-Vallauris (entre el 6 de mayo y el 30 de octubre) y en el Museu del Disseny de Barcelona (junio a septiembre) mostrarán otro lado poco apreciado de la carrera de Picasso: su trabajo en cerámica.

El momento en el que el artista dejó atrás su Período Rosa para tomar una dirección más experimental será tomada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid para “Picasso 1906: The Turning Point”, entre el 14 noviembre y el 4 marzo 2024.

El Museo de Arte Moderno de Nueva York también retomará esta etapa con “Picasso en Fontainebleau” (del 1 de octubre al 2 de febrero de 2024), centrándose en solo en aquellos tres meses de explosión creativa en la carrera del artista. La exposición incluirá pinturas preparatorias, dibujos, grabados y fotografías inéditas de aquel fructífero verano.

Otros museos han organizado varias exposiciones vinculando a Picasso con otros artistas. Ya sea con aquellos que lo influenciaron, como El Greco (Museo Nacional del Prado, Madrid, 13 de junio-17 de septiembre) y Nicolas Poussin (Musée des Beaux-Arts de Lyon, hasta 5 de marzo), o contemporáneos como Joan Miró (Museu Picasso, Barcelona, 19 de octubre-25 de febrero de 2024) y Max Beckmann (Von der Heydt-Museum Wuppertal, 17 de septiembre-

7 de enero de 2024). El Musée du Luxembourg de París también profundizará en la amistad que Picasso tuvo con la escritora estadounidense Gertrude Stein (13 de septiembre-28 de enero de 2024).

Las polémicas relaciones que Picasso mantuvo con las mujeres también será el eje de algunos proyectos por el aniversario. “Fernande and Françoise” en el Kunstmuseum Pablo Picasso Münster (hasta el 21 de enero) retoma la historia de las relaciones del artista con Fernande Olivier y Françoise Gilot, quienes publicaron memorias sobre su paso por el artista. Ambas mujeres aparecen en algunas de las obras más conocidas, pero las relaciones fueron tumultuosas y, en ocasiones, abusivas.

La Fondation Beyeler en Suiza, por su parte, examinará las pinturas de Picasso de su carrera tardía (19 de febrero al 1 de mayo), que también “plantean preguntas sobre la representación de las mujeres en el arte actual”, según advierte el comunicado de prensa del museo.

El Museo de Brooklyn de Nueva York (del 2 de junio al 24 de septiembre) retomará el tema en una muestra curada por la comediante australiana Hannah Gadsby, que analizará la obra de Picasso a través de una lente feminista y profundizará en “la interconexión temas de misoginia, masculinidad, creatividad y ‘genialidad’, particularmente en torno a una figura compleja y mitificada como Picasso“, según el Museo define el proyecto. En ese marco, combinará el trabajo de Picasso con el de artistas femeninas contemporáneas como Cindy Sherman, Kiki Smith y Ana Mendieta.

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Un espacio cultural mendocino estará dedicado a la obra y legado de Quino

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Mendoza, provincia natal del humorista gráfico Quino, creador de la emblemática y contestataria tira “Mafalda”, construirá un museo que llevará su nombre en el antiguo hospital Emilio Civit del parque General San Martín, en la capital mendocina, que exhibirá parte importante del legado de Joaquín Salvador Lavado Tejón, parte ineludible del patrimonio artístico y cultural de la Argentina.

La obra tendrá una inversión total de 700 millones de pesos para la recuperación de un predio histórico de la provincia, donde se encontraba el edificio inaugurado en 1907 como el primer hospital público de Mendoza.

El proyecto ya fue llamado a licitación pública y el lunes 26 de diciembre se recibirán las ofertas, mientras que está previsto que la obra empiece a principios de 2023, informaron desde el Gobierno mendocino.

El gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez, junto a los familiares de Quino, firmo el viernes último un convenio para concretar el espacio cultural que llevará su nombre.

“Agradezco la predisposición de los familiares para llevar a cabo este proyecto que honra a nuestro querido Quino. Mendoza está trabajando para generar y recuperar espacios que resguarden los valores culturales y permitan exponer la obra de artistas que pusieron a nuestra provincia en lo alto, como él lo hizo”, dijo Suárez tras firmar el acuerdo.

En el ex Hospital Emilio Civit – Parque General San Martín se realizó la Conferencia de prensa del convenio con Flia Quino.

Desde la cartera de Cultura y Turismo de la provincia, informaron que la ministra Nora Vicario; el ministro de Planificación e Infraestructura Pública, Mario Isgro, integrantes de la familia de Quino y miembros de los equipos de ambos ministerios recorrieron el predio donde se emplazará el espacio cultural.

Vicario destacó que “es fundamental el aporte realizado por la familia y su iniciativa de participar en este proyecto, que es la puesta en valor y recuperación de todo este predio y que va a contener el Espacio Quino”.

“Para los mendocinos es una enorme alegría y un orgullo” añadió tras el recorrido realizado en compañía de Julieta Colombo, sobrina y curadora de la obra de Quino por los edificios que componen la zona a recuperar; en tanto destacó que quienes visiten el espacio “podrán encontrarse con el estudio en el cual el maestro Quino trabajó e ideó una obra que traspasó fronteras”.

“Este proyecto abarca la recuperación de un predio histórico” que será recuperado “con la incorporación de espacio verde” en diálogo con “una parte muy importante de la obra de Quino, que es la sustentabilidad y la sostenibilidad”, dijo Isgro sobre el proyecto que llevan a acabo ambos ministerios con la participación del Conicet.

En tanto, Colombo destacó que “traer el estudio donde Quino realizó parte de su obra es una alegría porque es una manera de seguir estando un poco con él, además de tener la posibilidad de crear un espacio que dialogue con su obra y la de otros artistas nacionales”.

Horacio Chiavazza, director de Patrimonio Cultural y Museos del Ministerio de Cultura y Turismo, destacó que “esto es el resultado de investigaciones muy profundas” que involucran a “edificios del siglo XX” que, a su vez, “representan 80 años de historia mendocina”, como “el Federico Moreno, el más antiguo”.

Uno de esos edificios, agregó Chiavazza, “estará destinado a la Unidad de Operaciones Científicas, que va a mantener el parque y se relacionará a un botánico que, elaborado como proyecto por investigadores del Conicet, nos posicionará dentro de la red de jardines botánicos del mundo. Esto mismo va a permitir vincular a Quino con esa mirada ecológica que tuvo tempranamente”.

Joaquín Salvador Lavado Tejón, humorista gráfico e historietista argentino, nació un 17 de julio de 1932 en la ciudad mendocina de Guaymallén y falleció el 30 de septiembre del 2020 en Chacras de Coria, también en Mendoza, a los 88 años. Su obra más conocida fue la tira cómica “Mafalda”, publicada entre 1964 y 1973 y traducida a más de 30 idiomas.

El año pasado, al cumplirse un año de su muerte, fue homenajeado en Mendoza y la Radio Nacional de esa provincia fue renombrada con el pseudónimo con el que firmó su obra.

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Propietaria/Directora: Andrea Viveca Sanz
Domicilio Legal: 135 nº 1472 Dto 2, La Plata, Provincia de Buenos Aires
Registro DNDA Nº 2022-106152549
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