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Ana Cejas: “Me enamoran los aromas y las palabras; son magia pura que acaricia por dentro”

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Por Andrea Viveca Sanz

Las mágicas gotas que la rodean son verdaderos tesoros, de esos que abren los caminos del alma y transportan mensajes secretos, de esos que permiten tejer historias y pintar la vida.

Inmersa en un universo perfumado, Ana Cejas camina sus días con una libretita en la que registra la esencia de las cosas. Observa, olfatea y se detiene en la pequeñez, en lo trascendente y como una hechicera logra traducir a cada persona en aromas vitales.

Con palabras sabias, entrega recetas e historias a todo aquel que se cruza en su camino, bendice a la Madre Tierra por su abundancia y se nutre de ella para crear, como una verdadera alquimista, fórmulas únicas que transfoman e iluminan.

En diálogo con ContArte Cultura, la aromaterapeuta y artista de los aromas, abre la ventana de su vida y comparte con nosotros sus palabras, sus dibujos y sus vivencias en el mundo de los aceites esenciales.

—Presentate, en aromas.
—Es una tarea sensible la que se propone: llevar la intimidad más profunda de la esencia a una presentación pública. Confío en la capacidad coqueta de los aceites esenciales que muestran, sensuales, lo que ha de lucir.
Los perfumes y las personas se construyen en capas, las primeras saltan a la vista, en mi caso el aceite esencial de Caléndula me define. Tengo la característica de mirar donde otros no miran, como un rayo láser que ilumina eso que está llamado a ser. Esto me lleva a hacer observaciones profundas y preguntas incómodas por igual.
En el hacer soy Lavanda, práctica, tengo los pies en la tierra y me muevo tan ligero como una ardilla. Hago varias cosas al mismo tiempo y en diferentes niveles. Ando por la vida con una libretita para anotar ideas. Puedo prescindir de cualquier cosa menos de ella. Y si alguien se atreviera a abrirla, cosa poco probable, encontraría dibujos, listas de compras, planes de trabajo propios y ajenos, fechas de cumpleaños, recordatorios, poemas y hojas arrancadas, porque algunas palabras van quedando por ahí, hechas carta de amor que me inspiran las personas con las que me cruzo.
En el sentir soy Gardenia. Creo en el gozo como fuerza pulsante para cambiar el mundo, creo en el poder de regar las flores en las personas, marcar lo valioso que tienen, estimularlas a ser más allá de las fronteras aburridas del deber. Los aceites esenciales, medicina poderosa, son pura belleza, remedios exquisitos que deleitan, sanan y señalan caminos de verdad y bienestar. Propongo una ética gardeniosa del disfrute, que es regordete y generoso, que se multiplica cuando se entrega.
Las notas bajas están escondidas en el perfume y en las personas. Son el sustento, la raíz, lo invisible que alimenta el resto. En mi caso, escondo en mis huesos un Palosanto de independencia y movimiento seguro. Una Gran Madre interior que abraza y un Gran Padre que señala el rumbo. Un “vos podés” firme que invita a caminar la vida con ojos curiosos.
Soy, y somos, bouquet de construcción autogestiva en proceso…

—¿Cómo te iniciaste en el arte de curar con aromas?
—Crecí en Buenos Aires, en un cuarto piso, unos 20 metros de hormigón arriba de cualquier forma de naturaleza salvaje. Las frutas salían del supermercado y las flores del puesto de la otra cuadra. Tengo el recuerdo, tan perpetuo como mentiroso, de que mi abuela tenía siempre jazmines en un fuentón azul de porcelana inglesa. Tiene que ser mentiroso porque sólo hay jazmines dos meses al año, pero su mágico aroma, optimista hasta límites mucho más allá de la realidad, debe de haberme convencido. Robaba pétalos para frotarlos en mi cara, en mis sienes, en mi cuello, en mi nariz. Quería esa fragancia a toda costa.
A los ocho años me fui con mi familia a Córdoba.
Los Cocos tenía unos árboles increíbles llamados higueras que ofrecían al caminante curioso los mismos frutos que el supermercado, pero más ricos.
También había jardines en los que las flores brotaban de la tierra y arroyos que cantaban. Me sentía en el país de las maravillas. Encontré una planta soberbia de flores carnosas que me enseñó respeto con sus espinas. Comprendí que los seres que vivían en las plantas merecían mi admiración. Intenté hacerme amiga de ellos con una botella repleta de agua de arroyo, pura como las flores, que completé con los pétalos más deliciosos y coloridos. Quería hacer perfume.
La botella quedó preciosa. Dos días más tarde estaba podrido mi perfume y en el proceso había llenado toda mi ropa de olor nauseabundo. De vuelta casa la cosa hubiera quedado en anécdota de no ser por mi abuela. Ella siempre tuvo la capacidad de regar las semillas del anhelo ajeno. En pocos segundos puso en mi mano alcohol y flores y me dijo “probá de nuevo”.
Así, transforme en laboratorio la bañadera y comencé a experimentar con todo lo que pudiera tener olor. Mi abuela guardó para mi frascos y frasquitos, restos de colonia, talcos perfumados y hierbas. Yo no era una niña demasiado sociable, vivía levitando entre espíritus y cuentos. Los aromas me dieron sustancia y un nuevo lenguaje: el que vuela por los aires.
Cuando la adolescencia me tomó de pronto, me olvidé de hacer perfumes y me dediqué a comprarlos, buscando el mismo olor a esa abuela que ya no estaba. Deseaba el aroma del jazmín en mi piel. Busqué por todos lados, pero nada. Ningún perfume conocido se le acercaba siquiera. Eran épocas de perfumes orientales exóticos y supongo que la simplicidad de las hierbas no tenía mercado. La frustración debe haber alimentado mi voluntad.
La pasión me llevó a los 19 años a Londres con un cargamento de sueños y un presupuesto de estudiante. Esa fue la primera vez que escuché la palabra aromaterapia, que habría de cambiar mi vida. En ese viaje también encontré el perfume tan amado, que no se llamaba perfume, era un aceite esencial.
Hoy me defino como una loca de los aromas más allá de otros títulos. Pura pasión fue lo que me llevó a acercarme al perfume de las plantas como pude, primero jugando, luego estudiando y hoy puedo decir que cada vez estoy más enamorada de ellos.
Así, en algún lugar del camino, la vida me sorprendió un día trabajando a tiempo completo.

—¿Qué se oculta detrás de una gota de aceite esencial?
—Los aceites esenciales viven en las plantas. Nadie sabe por qué. Hay plantas que los ubican en las raíces, otras en las hojas, otras en la madera o en la corteza, algunos aceites esenciales habitan las cáscaras de las frutas. El aroma, ese mensaje invisible que hace trascender a la planta más allá de su cuerpo físico, es un delicado mensaje, una carta de amor.
Desde el punto de vista científico, un aceite esencial puede llegar a tener más de 600 componentes. Una fórmula sofisticada de lo que los alquimistas encontraron buscando la piedra filosofal. El mensaje de la vida eterna del reino vegetal son los aceites esenciales. No estoy siendo exagerada. A través de la destilación se obtiene la parte eterna de esa porción que ella misma quiere trascender.
Pero eso no es todo. Para que los aceites esenciales lleguen a la botella, se requiere la mano humana en el proceso de la destilación. Para esto, la planta muere a su forma física y se preserva en una botella color caramelo, lejos de la luz del sol, pura esencia, en sí misma.

—¿Se puede lograr una mejor conexión con la Madre Tierra a través del olfato?
—Los antiguos celtas creían que los maestros debían ser siempre poetas. Porque el conocimiento, a menos que pase por el corazón, puede ser peligroso. Oler a conciencia es una invitación a sentir, a conectar con ese interior que está dispuesto hacer el esfuerzo que requiere acceder al conocimiento teórico, y la valentía de pasar ese conocimiento por el propio cuerpo. Los aceites esenciales me enseñan ciencia y poesía todos los días. Los veo curar piojos y quemaduras, cambiar formas de trabajos, transformar relaciones y vidas, todos los días. Me enamoran y me sorprenden a cada paso. Igual que los celtas, creo que más allá de mi propia apreciación, cada persona que sienta un llamado en la nariz puede invitarse a sí mismo a hacer un recorrido en el que ella te guíe. Dejarse guiar por ese pequeño apéndice puede ser iniciático, un nuevo vínculo con la naturaleza en todas sus formas. Ojalá…

—¿Cómo traducís personas en aromas?
—Me enamoran los aromas y las palabras. Son magia pura que acaricia por dentro. Estos dos amores, fuerzas poderosas que empujan a crecer, me han llevado a leer mucho y a oler mucho, a aprender idiomas y a tejer metáforas.
Cuando estudio tomo apuntes donde mezclo lenguajes, signos, marcas, dibujos y hasta letras de otros alfabetos. Es que hay conceptos que se llevan mejor con un idioma que con otro.
Los aromas son nada más y nada menos que eso, un idioma. Ahí están, flotando en el aire como los sonidos de las palabras, esperando a ser escuchados con la nariz.
Cada persona tiene su aroma. Un perfume que va cambiando con el tiempo, con los días, con la salud y los estados de ánimo. Mi trabajo es acompañar el aroma de cada uno con ese aceite esencial que el alma está llamando. A veces es parecido a la propia esencia, a veces es complementario, a veces es un dulce mensaje que recuerda el latir de la vida.

Foto: Claudia Quiroga

—¿En qué consiste un círculo de aromas?
—Es un espacio sanador para quienes participan en él. Un lugar sagrado que permite aprender el arte de curar con aromas empezando por una misma. La formación en círculos es un espacio de aprendizaje pensado en base a la comunicación de las experiencias de un grupo tamizada con el conocimiento teórico sobre la aromaterapia.
Los procesos en la vida no son lineales. Están llenos de interrupciones, cambios, idas y vueltas, así, la estructura libre de la formación orgánica de los círculos implica un estudio de temas puntuales que van construyendo dentro de cada participante una sabiduría que supera el conocimiento.
Además, los círculos de aromas son una formación abierta y perpetua. Abierta, porque es un espacio en el que se puede ingresar y salir libremente. Los módulos temáticos no son constructivistas ni correlativos, sino que se basan en espacios de conocimiento interior que se van profundizando con el tiempo, con la práctica, y con la vivencia. Y perpetua, porque la formación tendrá una fecha de comienzo que depende de cada participante, pero no tiene una fecha estipulada de finalización.

—¿Cómo fue la experiencia de escribir “Aromas del Alma”?
—Hace 18 años, mientras esperaba a mi segunda hija, escribí lo que sabía de aromas porque no pude hacer otra cosa. Me explotaba el alma de conocimiento que quería plasmar de alguna manera. En ese momento, un montón de papeles de descarga que nunca creí que fueran a ver la luz. Publiqué Aromas del Alma cinco años más tarde, con la ilusión secreta de que pudiera estar en alguna mesa de luz como libro de consulta. Me imaginaba tener algún amigo invisible que pudiera recibir mis palabras sobre este extraño arte de sanar con aromas. Mis expectativas fueron muy superadas. Cientos de personas, sin saberlo, me escribieron diciéndome exactamente eso, tenían Aromas del Alma en la mesa de luz. El libro tenía vida propia y estaba contando historias en mesas, bibliotecas, en cocinas, en escritorios escondidos y en tiendas enormes.
Lo solté con alegría y seguí mi vida trabajando en este empleo inverosímil que tanto placer me da.
Pero Aromas del Alma no se dio por vencido conmigo, y las personas me siguieron pidiendo esta edición largamente agotada por dónde iba. Los que lo tenían no querían soltarlo y los que se iniciaban en los pasos con estos seres de luz que son los aceites esenciales me reclamaban su derecho a estas palabras enhebradas tan lejanas para mí. Entonces decidí volver a publicar Aromas del alma.
Pensé en escribirlo de nuevo, en publicarlo exactamente igual, en darlo vuelta completamente, y entonces lo leí. Y con la lejanía del tiempo y la distancia me enamoré de él como si no fuera mío. Trabajé con mis propios originales, los que descansaron en el cajón cinco años, lo enriquecí con mi experiencia ganada y hoy me encuentro frente a un hijo nuevo, maduro, listo para dar pasos firmes en terrenos extraordinarios.

—¿Qué encierran los Perfumes Brujos?
—Me gusta enseñar a las personas a usar los aceites esenciales en estado puro. Me parece presuntuoso pensar que puedan ser mejorados en la perfección que logra cada planta en su individualidad. Pero hay algunos tan delicados, tan exquisitos y tan costosos que se vuelven inaccesibles.
Los perfumes brujos conjuran su esencia en el nombre y me dan el inmenso placer de acercar estos tesoros esquivos a narices amorosas. Están listos para usar, llevar, combinar entre ellos y con otros aceites esenciales. Son una propuesta de juego y salud.


Ana Cejas

Es aromaterapeuta certificada. Se especializa en el estudio de los aromas naturales, sus historias y aplicaciones terapéuticas. Desde 2001 dirige Aromatelier, un emprendimiento de distribución de aceites esenciales que tiene como clientes el Alvear Palace Hotel, el Park Hyatt, el Park Tower y la escuela argentina de masaje californiano, entre otros.
Diseña perfumes y caminos aromáticos para centros terapéuticos y clientes corporativos. Brinda cursos y talleres de aromaterapia avanzada, ciclicidad lunar y espiritualidad femenina. También asesora a profesionales de la salud sobre estos temas. Brinda consultas individuales, una forma de acompañamiento terapéutico transpersonal destinado a descubrir y proyectar el propio talento en todo su brillo. Desde el consultorio, traza puentes entre los aceites esenciales, los remedios florales y el trabajo femenino sagrado.
Es autora de los libros Aromas del Alma, y Cosmética esencial.

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Marcha atrás con el cierre del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro

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El Gobierno envió al Congreso el texto reformado del proyecto de “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” donde da marcha atrás a la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), entre otros puntos incluidos en el capítulo dedicado a la cultura, que se “rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva”, según se explicó en los fundamentos de la iniciativa.

Tras el plenario de comisiones de Diputados, donde expusieron referentes de la cultura, enmarcados por protestas y manifestaciones en las calles de trabajadores del arte y la cultura, la Ley Bases ingresó al Congreso con varias reformas: una “nueva versión” que “ha sabido recoger muchos de los puntos de la discusión”, donde “la diferencia no es solo cuantitativa (se pasa de un proyecto con 664 artículos a uno de 523) sino cualitativa”, aclara la introducción del texto.

El nuevo texto -que incorpora gran parte del debate público” pero “mantiene las bases fundamentales de ampliación de libertades, libertad económica, reorganización administrativa, equilibrio presupuestario” y “fortalecimiento de la educación y la cultura”- plantea que el FNA pase a funcionar con directores ad-honorem y un límite de gastos del 20% de sus ingresos; que se reforme la categorización de filmes nacionales, restricciones financieras para el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Biblioteca Populares (Conabip).

“Es sano exponer los privilegios de unos pocos, es sano mover nuestro marco normativo hacia adelante modificando cosas que el tiempo había enquistado (…) es sano escuchar, corregir, aprender”, dice el documento que incorpora medidas específicas para garantizar que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) promocione al cine nacional y mantenga intactos los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

En cuanto al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares CONABIP, “en pos de una gestión más eficiente”, se establecen restricciones de gastos para el INAMU y la CONABIP. Limitar también los egresos al 20% de los ingresos de estas instituciones busca garantizar una utilización eficaz de los recursos disponibles, evitando excesos administrativos y priorizando el respaldo directo a la música y las bibliotecas populares.

Sobre el Instituto Nacional del Teatro, el proyecto propone la absorción de las funciones del INT por la Secretaría de Cultura, señalando un enfoque en la eficiencia administrativa. Sin embargo, esta decisión también abre la posibilidad de que el Instituto quede más supeditado a los vaivenes políticos, planteando desafíos adicionales para su funcionamiento futuro.

Las nuevas modificaciones al proyecto de ley reflejan una estrategia más cautelosa, donde se buscan reformas significativas sin descuidar la protección de instituciones fundamentales, pero que mantiene el espíritu de achicar el Estado. La propuesta se adapta a la complejidad del sector cultural argentino, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no comprometan la estabilidad y la misión esencial de las instituciones culturales del país.

Entrando más en el orden preciso de los cambios, el proyecto redefine la categorización de películas nacionales. Ahora, se considerarán aquellas producidas por ciudadanos argentinos o con domicilio legal en el país, con participación predominante de equipos locales. Se introducen definiciones específicas para películas de corto y largo metraje, proporcionando claridad a la industria.

Además, se impone la obligatoriedad de obtener un certificado de exhibición del INCAA para todas las películas que deseen proyectarse, independientemente de su origen. Esta medida, acompañada por la exigencia de un certificado de libre deuda, refuerza los controles administrativos.

El cambio significativo de derogar un inciso en particular busca promover apertura y diversidad en la producción cinematográfica. Se establece un límite del 20% para los gastos internos del INCAA, equilibrando la eficiencia administrativa con la necesidad de recursos para el desarrollo del sector.

El compromiso del INCAA de subsidiar tanto películas de largometraje nacional como coproducciones se detalla con lineamientos específicos. Se incorpora un artículo que establece normas para reconocer la inversión al coproductor argentino en coproducciones internacionales, fomentando la colaboración global.

Numerosos artículos de la Ley N° 17.741 (Texto ordenado 2001) son derogados, marcando un cambio profundo en la regulación de la cinematografía argentina.

Se incorpora también un artículo que limita los egresos de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) al 20% de los recursos recibidos. Múltiples leyes y artículos de la Ley N° 26.522 son derogados, marcando un enfoque más restrictivo en los gastos de CONABIP y una transformación significativa en la regulación de los medios audiovisuales.

Adicionalmente, el proyecto incorpora ajustes para salvaguardar recursos y adaptarse a la realidad política. Se reducen las modificaciones propuestas para el INCAA, manteniendo la asignación específica y preservando los alcances del Fondo de Fomento Cinematográfico.

Las restricciones financieras se aplican al INAMU y la CONABIP, limitando sus gastos al 20% de los ingresos. El Instituto Nacional del Teatro experimenta una fusión de funciones con la Secretaría de Cultura, buscando eficiencia, aunque planteando desafíos políticos.

Estos cambios en el proyecto mantienen el espíritu inicial de la propuesta, con algunas concesiones a raíz de las resistencias de los sectores de la cultura. La propuesta intenta tranquilizar al sector, reconociendo la necesidad de cambios, pero asegurando que estos no afecten la misión esencial de la Ley de Bases, conocida como Ley Ómnibus. El impacto real dependerá de la implementación eficaz y la adaptación de los diversos sectores involucrados en la cultura argentina.

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Lo más amplio de la escena artística se pronunció en defensa de la cultura

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Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20.000 figuras que firmaron una solicitada publicada este lunes por el Frente de Soberanía Cultural “en defensa de nuestra identidad”.

La carta se titula “Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro” y está dirigida a los diputados y senadores.

En rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei, la solicitada cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

“El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país”, dice uno de los fragmentos del texto.

Otros de los referentes de la quienes dejaron su firma son Palito Ortega, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.

Acerca del paquete legislativo, la carta señala: “No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional”.

En el final, el texto advierte: “La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural”.

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un “Musicazo” el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. Se trata de instancias previas de cara al Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

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Marvel incluye en sus comics un Capitán América de la comunidad LGBTQ+

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La editorial de cómics de superhéroes Marvel anunció que este próximo de 2 de junio se publicará la primera serie del Capitán América protagonizada por Aaron Fischer, uno de los últimos personajes incluidos en ese universo que pertenece a la comunidad LGBTQ+ y lucha contra la opresión de ese colectivo.

Se trata de “Los Estados Unidos del Capitán América”, en la que el histórico Steve Rogers, el primer Capitán América, pierde su escudo en un robo y se reúne con otros héroes conocidos para iniciar un viaje a través de ese país y encontrar su característica arma.

Durante la travesía, el grupo conoce a distintas personas con variados trasfondos que en algún momento utilizaron el símbolo del superhéroe para defender sus comunidades, entre las que se encuentra Fischer, un adolescente inspirado por referentes y activistas del colectivo queer.

La historia del cómic fue escrita por el guionista Joshua Trujillo e ilustrado por la artista trans Jan Bazaldua, bajo la dirección de Christopher Cantwell y el dibujante Dale Eaglesham, los directores a cargo del proyecto.

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